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En los 90 y con el auge de la ficción nacional, algunos artistas eran parte de la familia. Es que a fuerza de protagonizar éxitos y ocupar horas de pantalla, su imagen era muy conocida. Entre esos rostros familiares, estaba el de Millie Stegman. El primer papel de la hermosa morocha fue en Clave de sol, llegó simplemente porque dejó una foto suya en la producción. Esa foto papel le abrió la puerta a su primer actuación. Los autores, Maestro y Vainmann, la convocaron para una prueba de cámaras y la contrataron. Si su debut fue sencillo, la continuidad, no. Después de seis meses en la tira juvenil, por dos años no la llamó nadie. Hasta que la convocaron para un rol secundario en la tira Inolvidable. "Tenía una escena cada quince días. No me quejo pero lo que digo es que no vino un tipo y me invitó con un 'Millie vení, te llevo directo a la gloria", reflexionaba sobre esos comienzos.
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A los diecisiete años Millie Stegman comenzó a tomar clases de actuación con Agustín Alezzo,
El rol más importante le llegó en Soy Gina. La morocha que jamás abría un libreto en el estudio porque "es trabajo del actor saber perfectamente la letra, por lo tanto yo la estudio en mi casa" comenzó a ganarse un lugar. Se destacó como Malvina en Perla Negra y junto a Andrea del Boca. Admiradora de pequeña de la que ella llamaba la reina de las telenovelas, cuando la convocaron "asombrada me preguntaba ¿Qué me pasó? ¿Cómo fue? ¿Por qué pasé del living de mi casa al de la telenovela? Soy una convencida de que la cosas en algún momento llegan y me llegaron cuando me pude hacer cargo."
Millie Stegman nació en Buenos Aires pero hasta los cuatro años vivió en un campo en Coronel Pringles
Fue en Naranja y media, esa historia de un simpático bígamo protagonizada por Guillermo Francella y Verónica Vieyra que alcanzó popularidad y reconocimiento. Fue ternada para los Martín Fierro. "Siempre me he sentido muy querida por la gente. Con Naranja pasó que muchas personas lloraron conmigo y me lo han hecho saber. Es que, además del personaje, la gente se da cuenta de que existe la persona", declaraba en una entrevista en el suplemento Última hora en 1998.
Millie Stegman brillo en ficciones exitosas como “Chiquititas”, “Naranja y Media”, “Perla Negra” y “Luna Salvaje”
El trabajo seguía. Coprotagonizó la segunda temporada de Ricos y famosos en el 9 y luego fue la mala de Chiquititas, y parte de Luna salvaje, en Telefe. El 2002 fue un año bisagra en su vida. Dejó "el canal de las pelotas" tras cinco años consecutivos y se pasó al Trece, cambió rol de contrafigura por el de figura y novela por telecomedia. Se puso en la piel de Lola en Son amores, tira que con Miguel Ángel Rodríguez, Mariano Martínez y Nico Cabré, alcanzaba 26 puntos de rating.
Millie Stegman, nació el 2 de mayo de 1968
La vida profesional le sonreía pero entonces sucedió algo impensado. Son amores siguió pero su personaje no. "Sentí mucha tristeza pero no me dolió ni me enojé. Esa pausa fue necesaria. A mí personalmente, me hizo muy bien. Me reacomodé. Me reencontré", afirmaba. Volvió a la novela y a Telefe en Se dice amor, una historia junto a Juan Darthés y Eugenia Tobal.
"Yo me enamoro profundamente. Y si estoy libre para darle a ese hombre todo, quiero lo mismo de él", afirmaba en el 2002
Comenzó siendo la tercera en discordia pero con la salida de Tobal quedó como única heroína. En ese momento se dijo que la rubia se había marchado por la mala relación con la morocha. "Soy una persona muy segura de mi misma y sé que no le quito el lugar a nadie. No esto en la carrerra de al lado. Me concentro en mi andarivel", aseguraba en PRONTO en el 2007.
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Aunque con mucho tiempo en pantalla, Millie intentaba preservar su intimidad. Durante dos años tuvo un noviazgo lleno de idas y vueltas con el productor Luis Scalella, actual pareja de Flavia Palmiero. Su siguiente amor fue Víctor Tevah, productor ejecutivo de Pol Ka y mano derecha de Adrián Suar. Compartieron vacaciones pero en 2007 se separaron. Hace dos años el periodista Bebe Contepomi también contó un dato desconocido del pasado amoroso de la actriz. Juampi el hermano mayor de Contepomi que es sacerdote estaba de novio con Millie pero un día dijo ‘entro al seminario’ y dejó todo", le contó al periodista Diego Leuco.
Se dice amor fue su última novela, antes se probó como conductora en Las Millie una. En 2008 participó en Bailando por un sueño y en 2010 fue conductora de Bricolage en Utilísima. Después de esos proyectos no se supo más de ella. ¿Qué había sucedido con la heroína de tantas novelas?¿Dónde estaba la morocha que había brillado en tantas tiras? En el 2012, PRONTO reveló que la actriz había cambiado por completo su vida. "Mi alma estaba cansada, muy triste, sentía que tenía que parar. No me alcanzaban ni los diez kilómetros que corría, ni ir al gimnasio, ni otro trabajo. Había llegado el momento de desandar, volver a empezar", contaba.
En un viaje a Salta, Millie Stegman aseguró haber recibido el “llamado de Jesús y de María”
Bautizada y católica, Millie no practicaba su fe, pero en el 2004 fue a visitar a la Virgen del Cerro, en Salta y su vida cambió. "En mi caso digo conversión porque sucedió cuando se me reveló el amor de Dios, Jesús y María. Es algo que me pasó a mí. Pude escuchar ese llamado", revelaba en una charla con PRONTO. "Para mí fue el espíritu que se manifestó. Sentí que desperté. Tenemos un cuerpo, una mente y un alma y siento que a partir de ese día, mi alma despertó".
Millie Stegman reza ante la image de la Virgen de la Medalla Milagrosa en el Hospital Rivadavia
Ese despertar incluyó un cambio radical en la vida de la actriz. Comenzó a colaborar con el Hospital Rivadavia. Iba casi a diario a visitar a los chicos internados, también se hizo cargo del cuidado del Jardín de la Virgen, donde gracias a su buena mano para la jardinería convirtió lo que era un matorral en un hermoso espacio verde. Luego de su tarea era frecuente verla rezar delante de la imagen de la Virgen. "Mi práctica tiene que ver con el amor. Lo que me vino a enseñar Dios es el amor. Por primera vez en mi vida me sentí amada y a partir de ese sentimiento que me transformó a mí y me está enseñando a amar desde el momento en que trato de ser mejor o sacándome cosas mías que no me hacían bien".
Millie no volvió a trabajar en la televisión, ni en el teatro ni en el cine. No le interesaba. "Quisiera hacer un programa donde se pueda contagiar el bien, la alegría y la fe. Donde se pueda decir a la gente que vale la pena hacer el bien, que está bueno y que tenemos un montón para dar. Eso me daría felicidad", declaraba en 2012. Más de una década después, ese programa no llegó, pero no parece importarle. "Hay un terreno en la televisión donde no puedo, ni siento, ni quiero entrar a jugar. No puedo jugarlo porque si no puedo salir muy lastimada. Por eso renuncié a muchas cosas en esta etapa de mi vida porque no eran coherentes con lo que yo quería".
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