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Interior

La austeridad se hace presente en carnavales del departamento

“Este año, no hay colaboración oficial para topamientos, comparsas y carrozas”, anunció el intendente Rodrigo Brizuela y Doria. Es tiempo de colaborar entre todos.

Durante años, todos los gobiernos municipales colaboraron de alguna manera con cada evento, iluminando nuestras noches con la chispa de la cultura, para que la alegría fluyera sin preocupaciones. Ahora, nos piden a nosotros, los ciudadanos, que colaboremos, que aportemos un granito de sueños para mantener viva la llama de nuestra cultura.

Con relación a los topamientos y en el marco de la seguridad, el intendente afirmó: “Creo que deben coordinar los organizadores y la policía. Me parece que es el momento adecuado para afirmar que hace falta la colaboración de todos”.

El mandatario, trajo a la memoria de todos los periodistas que “ésta gestión de gobierno municipal, vino colaborando con todos los eventos públicos y privados y pagó todos los adicionales a la policía. Este es un momento en el que me parece que todos debemos colaborar para que no se pierdan todo este tipo de realizaciones que son culturales y que son tan importantes para Chilecito”.

Desde el comienzo de su gestión, Brizuela Y Doria abogó por una política austera, priorizando a nuestros artistas y canalizando recursos hacia otras necesidades. La ambulancia adquirida con los fondos de “Navidad en los cerros” es un testimonio de ese compromiso. Sin embargo, ¿es suficiente ante la magnitud de nuestras tradiciones y raíces?

Mientras miramos a nuestro alrededor, vemos cómo otros lugares como Ulapes, Sanagasta, Villa Unión y La Rioja mantienen encendida la llama de la cultura, trayendo artistas nacionales y contribuyendo al auge económico regional. No es solo un espectáculo; es el rescate de nuestra esencia. Es demostrar al mundo el crecimiento económico inspirado en la magia de nuestros vinos y reactivar el latido interno de nuestra economía. La identidad cultural es el tesoro que enriquece a los pueblos, y es hora de que el Estado invierta en preservar nuestras tradiciones, gastronomía y raíces.

La Chaya del Oeste Riojano no es solo una fiesta; es un abrazo colectivo, un puente entre amigos, una paleta de emociones compartidas. Febrero en Chilecito debería ser un reencuentro con nuestras raíces, una celebración bajo el manto blanco de la harina, donde la Chaya nos iguala y nos hace uno. Recordemos que el interior late con fuerza. A pesar de ser postergados en temas como presupuesto y autonomía, nuestra esencia persiste. Alcemos la voz y hagamos que nuestras emociones y sueños resuenen más allá de las montañas.

La colaboración de todos es la melodía que puede salvar nuestras tradiciones y reavivar la llama de la cultura que nos hace ser quienes somos en el territorio nacional. No perdamos la oportunidad de ser parte de esta sinfonía, de contribuir a la riqueza que nos define como chileciteños.

FESTIVALES CHILECITO

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