Nuevamente, este viernes volvieron las lluvias a Porto Alegre y por ello se duplicó el número de evacuados en la región. Las autoridades anticiparon un fin de semana con precipitaciones intensas, con lo cual, el número de víctimas podría aumentar mientras se lleva adelante un operativo de búsqueda de 143 personas desaparecidas por la causa climática.
Se trata de un fenómeno que se viene desarrollando desde finales de abril, cuya principal consecuencia fueron las crecidas de ríos al sur de Brasil que afectaron a casi dos millones de personas, entre las cuales se registraron casi 800 heridos y más de 100 fallecidos.
Actualmente, la cifra de personas que debieron abandonar sus casas por la extrema situación climática se incrementó gravemente en cuestión de 24 horas alcanzando un total de 408.000 aproximadamente. De esa cantidad, 70.000 fueron enviados a refugios bajo control de autoridades.
Recientemente, en Porto Alegre se había retomado la actividad comercial, aunque se vio paralizada una vez más a causa de las fuertes lluvias y el estado de emergencia.
En este sentido, esta mañana el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) a través de una alerta naranja advirtió a los habitantes de la región que la tormenta podría incluir vientos intensos con probabilidad de llegar a los 100 km/h, e incluso granizo.
En sintonía, anunció alerta amarilla por "riesgo potencial" de fuertes lluvias en todo el estado brasilero. Los efectos irían desde cortes eléctricos hasta caída de ramas e inundaciones en varios puntos del país.
Por otro lado, una de las consecuencias de mayor gravedad sería la confirmación de lluvias al borde del rio Guaíba con vientos del sur. Esto podría desatar un incremento de hasta 20 centrímetros del agua que el domingo podría elevarse a 5,35 metros, es decir, un panorama más que delicado para la región ya que atrasaría el proceso de rescate y de restauración de los hogares y zonas públicas.
De esta manera, establecimientos gastronómicos, de indumentaria, farmacias y comercios de diversa índole permanecerán cerrados hasta que el organismo climático pueda asegurar el descenso fluvial.
Asimismo, las zonas de cultivo se ven obstaculizada por el nivel del agua, que no permite a los trabajadores agrícolas acceder a las plantaciones. En tanto, el arroz es uno de los productos que podría salir más afectado, ya que las inundaciones en las tierras arroceras paralizaron la producción y la distribución del alimento, esencial en la mesa de los brasileros.
En este sentido, un importante empresario del sector agrícola Daniel Dalbosco, aseguró que los vecinos "perdieron entre 40 y 50 hectáreas", por lo cual, será "muy complicado" apuntalar la industria.
El fenómeno que sacude desde abril a Rio Grande do Sul se debe al impacto del cambio climático, sumado al evento climático de El Niño, de acuerdo a lo que confirmó Naciones Unidas (OMM). Este dejará "efectos a largo plazo", y en conjunto al desastre climático que se está transitando a nivel global, el clima "se hará más extremo", detalló el organismo.
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