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Opinión ARTE

De la visión mística al arte

El dibujo de San Juan de la Cruz y el Cristo de Dalí se exponen por primera vez cara a cara en la iglesia de San Marcello al Corso, Roma.

El inconfundible Cristo de Portlligat de Salvador Dalí (1904-1989) se expone por primera vez junto con el dibujo de San Juan de la Cruz en el que se inspiró el pintor surrealista español para crearlo, en una muestra en Roma con motivo de los actos de preparación del Jubileo de 2025.

La exposición El Cristo de Dalí en Roma fue inaugurada esta semana en la iglesia de San Marcello al Corso, en Roma, organizada por el Vaticano. Está incluida en el itinerario cultural hacia el Año Santo y podrá visitarse gratuitamente hasta el 23 de junio de 2024.

El icónico cuadro del artista español, el Cristo de San Juan de la Cruz, conocido también como El Cristo de Portlligat (1951), pintado en óleo sobre tela, en grandes dimensiones, es expuesto gracias a un préstamo excepcional del museo Kelvingrove Art Gallery de Glasgow, en Escocia.

Junto a él es exhibido el dibujo reliquia de Cristo Crucificado (1542-1591) que fue realizado por San Juan de la Cruz en tinta sobre papel tras una experiencia mística. Ese boceto del fraile, poeta y teólogo, canonizado en 1726 y proclamado doctor de la Iglesia, cuyas dimensiones son 57 x 47 centímetros, hoy se conserva en el relicario del santo en el Monasterio de la Encarnación de Ávila.

En ese dibujo se inspiró para su cuadro de Cristo el artista español de cuyo nacimiento se cumplieron 120 años el 11 de mayo.

“Las dos obras expuestas en esta iglesia del centro de Roma nunca han estado una al lado de la otra en la historia y por primera vez se pueden admirar juntas”, señalaron los organizadores en un comunicado.

Es una ocasión única para contemplar dos obras que proponen un diálogo profundo entre fe y arte. El Cristo de Dalí, flotando en la oscuridad y ofrecido desde lo alto, representa la esperanza de la redención, mientras que el dibujo de San Juan de la Cruz, da testimonio de su profunda experiencia mística.

“Si bien Cristo visto desde arriba -en ambas obras- aparece aún más aplastado por el dolor, sabemos que lo estamos mirando tal como el Padre lo vio desde el cielo en el momento en que el Hijo volvió a poner su espíritu en sus manos, así sumergiéndonos en su misericordia, sintiendo que también nosotros somos mirados”, según la página de la Santa Sede, Vatican News.

La efigie original, dibujada por San Juan de la Cruz en un trozo de papel, se conserva hoy en un relicario expuesto a la adoración de quien desee admirarlo en el Santo Monasterio de la Encarnación de Ávila.

La excepcional posibilidad de exponerlo estuvo dada por la generosidad del monasterio donde se conserva, y del obispo de Ávila, monseñor Jesús Rico García, precisaron los organizadores.

Según la tradición, como queda dicho, San Juan de la Cruz dibujó el boceto tras una revelación mística. Cuando Dalí conoció el dibujo quedó impactado por la perspectiva tan moderna que se había dado al tema de la crucifixión en el siglo XVI.

“Además de su extraordinaria belleza artística, el tema de la esperanza cristiana, que transmite el cuadro de Salvador Dalí, lo hace especialmente adecuado para el contexto del Jubileo”, se indica en la nota.

“La esperanza surge ante todo de Cristo, flotando en las tinieblas, que se ofrece desde arriba por la redención de un mundo que, inmediatamente abajo, parece haber encontrado un refugio luminoso de salvación”, se agrega.

Nostalgia de Dios

La elección del excéntrico y subversivo Dalí, indiscutido protagonista de la vanguardia surrealista, se debe sobre todo a que fue un “artista espiritualmente inquieto, seguro de la existencia de Dios y fascinado por la belleza de Cristo. Aunque ciertamente no puede ser considerado un prototipo de catolicidad lineal, sigue siendo una figura emblemática de un hombre del siglo XX, casi contemporáneo, habitado por una poderosa nostalgia de Dios”, subraya el Dicasterio para la Nueva Evangelización.

Para la época en que pintó su icónico cuadro, en plena posguerra, se lee a su vez en el diario católico la Nuova Bussola Quotidiana, “el pintor se estaba acercando, no sin un cierto tormento, al catolicismo y a una fe que nunca sintió realmente, pero cuya razonabilidad Dalí llegó a reconocer”.

“Es una Crucifixión que sorprende por el punto de vista desde el que el pintor observa y registra la escena: no frontal y no, como es habitual, de abajo arriba, sino desde arriba, desde el cielo, ese cielo que su ‘alma embriagada de absoluto ha buscado a lo largo de toda una vida’”, prosigue el cotidiano católico.

Como se ha dicho, “es el punto de vista de Dios Padre, cuya presencia ilumina la Cruz y no sólo eso porque, desde la oscuridad sobre la que está el Hijo, los rayos caen sobre la tierra de abajo, o mejor dicho, sobre la extensión de agua donde una simple barca y dos pescadores se refieren probablemente a la Iglesia y a su misión”, añade el artículo firmado por Margherita del Castillo.

San Juan de la Cruz, antiguo confesor en el convento carmelita del Monasterio de la Encarnación de Ávila, habría realizado su boceto a petición de Santa Teresa de Jesús tras su visión de Cristo Crucificado, indica Del Castillo.

Contra lo que podría suponerse, sin embargo, “el tema no es el dolor -como bien señala Del Castillo-, sino la mirada vigilante del Padre, que podemos sentir sobre cada uno de nosotros, en el momento mismo en que Cristo, hecho hombre, pone en sus manos su Espíritu, prefigurando un destino de resurrección para la humanidad. Y de esta fundada esperanza da testimonio también el arte en Roma en estos días”.

Cruz milagrosa

La elección de la iglesia de San Marcello al Corso como lugar de celebración de la exposición está ligada a la historia y al significado de un importante crucifijo de madera que en ella se conserva y que fue considerado milagroso durante la epidemia de peste que afectó a la capital en el siglo XVI.

La iglesia dedicada al papa y mártir Marcelo tiene orígenes muy antiguos: se menciona por primera vez en un documento oficial del año 418, con motivo de la elección de Bonifacio I al trono pontificio, recuerda el artículo de La Nuova Bussola Quotidiana.

Un incendio en 1519 destruyó el primitivo edificio y su reconstrucción se confió, a lo largo de los años, a arquitectos de la talla de Jacopo Sansovino, Antonio da Sangallo el Joven y Carlo Fontana. Su tarea consistió en repensar, recrear y definir las formas de la arqueta que contenía la Cruz milagrosa, único objeto que sobrevivió a la furia de la hoguera con la que el pueblo romano erradicó la Gran Peste en el siglo XVI, llevando la misma Cruz en procesión por las calles de la ciudad a pesar de las disposiciones adversas de las autoridades de la época.

Hasta esa iglesia acudió a rezar hace pocos años el papa Francisco para pedir el fin de la última pandemia.

La conexión entre la obra de Dalí y el Crucifijo histórico ofrece una oportunidad única para la reflexión y la oración.

El Cristo de Dalí en Roma es la tercera muestra de la exposición Los cielos abiertos, que a través de la belleza tiene el cometido de conducir hacia el Año Santo.

Las anteriores muestras fueron El Greco en Roma, que se exhibió entre septiembre y octubre de 2023 en Sant’ Agnese in Agone, y que con más de 288.000 visitantes en un mes tuvo un enorme éxito, y la exposición 100 Belenes en el Vaticano, que tuvo lugar entre diciembre de 2023 y enero de 2024, y que registró una afluencia de más de 280.000 visitantes.

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