El Dinero desde la mirada sistémica

Por Lic. Amanda Carrara*

El dinero sin lugar a dudas es una energía de intercambio. Toda moneda acuñada en el mundo tiene dos caras, una con una imagen alusiva a personalidades relevantes, a flora y fauna que caracteriza y/o identifica al país, y del lado opuesto el valor que se le asigna, el costo para adquirirlo como para gastarlo. Sigue como en tiempos de la antigüedad de la humanidad como un trueque, solo que en la actualidad existe una diversidad de modos y maneras en que el dinero circula, incluso hay uno que no lo vemos, no lo palpamos, por tratarse de tarjetas plásticas emitidas por ciertas agencias bancarias que habilitan al poseedor gastar hasta una determinada cantidad, convirtiéndose en un dinero virtual, que viaja de una cuenta a otra sin siquiera tocarlo, solo apretando teclas o utilizando aplicaciones, y aún así genera intranquilidad e inquietud a la hora de hacer las cancelaciones o refinanciar las deudas generadas.

La intranquilidad que en muchas personas genera el dinero, suele estar relacionado frecuentemente a la falta de éste, a los que suelen sumarse el temor asociado a la inseguridad en la estabilidad laboral, a los riesgos que implican ciertos negocios, en fin, muchos son los factores en los que el dinero está implicado y de cierta manera determina y en algunos casos condiciona el diario vivir de muchas personas.

También podemos aseverar que existe una cantidad desproporcionada de dinero que circula tanto en las redes como en el mercado que según muchas personas lo perciben como que unos tienen más derechos que otros a recibirlo y poseerlo, lo que evita de que sea compensado de manera adecuada, lo cual se vivencia como una injusticia.

Todas las personas tienen el derecho legítimo de acceder al dinero, pero para ello existen condiciones, porque el dinero es una recompensa por algo que se hace a cambio del mismo, de un monto preestablecido, existe un trabajo, por lo que ese dinero está al servicio de quien lo reciba como de quien lo genera. En otras palabras, sería: si una persona hace un trabajo solicitado por otra y ésta última se beneficia, deberá ser recompensado económicamente con lo que le corresponda, porque de otra manera no podrá mantenerse lo que se ha obtenido del esfuerzo y el trabajo de otros.

Esta es una de las razones por las cuales muchos trabajadores necesitan agruparse en defensa de sus derechos de trabajar y ser remunerados equitativamente, de aquí surgen los sindicatos, asociaciones, agrupaciones, etc.

Por consiguiente, el equilibrio entre el trabajo y la remuneración, va a estar en directa relación a uno de los principios de las leyes para la vida o las leyes del amor desarrolladas por Bert Hellinger que son pilares fundamentales en las Constelaciones Familiares, y es el equilibrio entre dar y recibir.

En otra polaridad, tenemos aquel que no sabe como ni el modo de la negociación previa a la contratación, por lo tanto está despreciando su trabajo y su esfuerzo, entonces, ¿Qué sucede en este caso?, ¿se siente verdaderamente recompensado?, ¿tendrá la posibilidad de ampliar su oferta para captar más clientes?, ¿se sentirá motivado para crecer?

El dinero siempre está presente en la vida de todos, está al servicio de todos, está disponible para todos y cada uno de nosotros, es la recompensa que recibimos por el trabajo que realizamos y que pagamos por lo que otros hacen de manera apropiada, y este hecho no deja de ser un acto motivacional a continuar el servicio a quien lo requiera, creándose así un círculo virtuoso donde el equilibrio en la compensación entre el dar y recibir mantienen una relación dinámica de agradecimiento y reconocimiento mutuo.

Cuando el equilibrio no está presente las pérdidas son inevitables, porque el dinero tiene en si una energía y como tal también un movimiento, que es la que lo hace circular, moverse, de mano en mano, de una dirección a otra, de una cuenta a otra.

Retomando el párrafo inicial en el que hiciera referencia a que el dinero tenía dos caras, en el enfoque sistémico también la tiene, y está representado en nuestro inconsciente familiar por nuestros padres, y todas aquellas implicaciones que de cada uno de sus clanes de orígenes nos hayan transmitido, y nosotros fieles a ellos cometemos muchas veces las mismas acciones, con los mismos errores en contextos similares en tiempos sociales diferentes.

El padre representa desde épocas remotas al proveedor, al trabajo, a aquello que nos permite generar dinero, por eso muchas personas que han tomado a su padre no tienen dificultades de conseguir empleo, mientras que aquellos que no han tomado a su padre, aún teniendo muy buenas capacidades no consiguen empleo o tienen serias dificultades para conseguirlo y siempre terminan en aquel donde no se sienten cómodos, valorados ni compensados.

La madre también representa el dinero, ya que madre y vida son energías que se asemejan, que son equivalentes, la madre equilibra y administra el dinero de manera equitativa, por eso muchas personas que no toman a la madre no tienen capacidad de ahorro, con la misma rapidez que llega el dinero, así también se va. Mientras que aquellas personas que toman a su madre tal y como es, logran un equilibrio entre lo que reciben, lo que gastan y lo que pueden ahorrar. Incluso hay una frase muy popular entre consteladores que dice “así como tratamos a nuestra madre, así nos trata la vida y el dinero” y esto hace referencia a que en el vientre de nuestra madre, mientras nos estábamos gestando, estuvimos en un estado de completa plenitud y abundancia, porque todo nos era proporcionado sin necesidad de pedir nada, ahí no teníamos que pedir comida ni pagar por ella, solo que ninguno tenemos consciencia de ello, porque en aquel momento todo, incluido nosotros estábamos al servicio de la vida, de nada más ni nada menos, que de nuestra propia vida.

Son tan grandes y de tal magnitud esos movimientos que nuestra vida forma parte de ellos, no se pueden desvincular uno de otro porque ahí se establece ese equilibrio entre dar y recibir.

En un primer momento el ser humano aprende a tomar, a recibir, y lo primero que toma es la vida y con ella muchas otras cosas más como los cuidados, alimentación, protección, abrigo, atención y sobre todo el amor de sus padres, y a medida que va creciendo, de todo eso que se ha recibido, se comienza a dar, la comienza como niños a través del juego, cuando se cuida los juguetes, a una mascota a la cual se le da amor, atención, alimento, protección, y a medida que crece lo hace también con sus pares, los compañeros, amigos, primos, recibiendo de ellos lo que necesita para su crecimiento y retribuyéndoles también.

A la edad indicada, se aprende que el dinero que se recibe es una compensación que se corresponde a algo que se dio o se hizo, por ejemplo, cortar el césped al vecino, lavar el auto a algún pariente, recibir una propina por algún mandado, incluso en algunas familias se estila otorgar una mensualidad a los hijos para aquellos gastos considerados personales ¡en fin!, así se comienza un “entrenamiento” a lo que serán las futuras negociaciones y compensaciones.

El dinero, al ser un símbolo de vida, una energía, precisa ser reconocido, respetado, mirado y aceptado como lo que es, con la función para la cual fue creado. También necesita ser valorado y recibido con agradecimiento para poder así ser entregado a otros a cambio de algo que sume mejoras en nuestras vidas y nos sintamos gratificados y compensados.

En el próximo articulo continuaré con el tema del dinero ya que es muy amplio para un solo artículo.

*Mtra. en Psicología Sistémica