Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido

Click aquí para activar las notificaciones y recibir las noticias directamente en su escritorio.

Opinión

La fuga de cerebros y el abrumador contraste entre ambas Alemanias

El 9 de noviembre de 1989 miles de personas treparon sobre el muro que había dividido a Berlín en dos durante 28 años y lo redujeron a escombros. La euforia y felicidad vivida esa jornada cuyas imágenes dieron vuelta al mundo.
Gabriela Cicero

Por Gabriela Cicero

E l grito de libertad de los habitantes de la zona oriental, que había quedado atrapados dentro de un brutal régimen comunista después de la Segunda Guerra Mundial. Las reformas impulsadas por Mijaíl Gorbachov que hicieron posible la apertura.

El 9 de noviembre de 1989, una multitud se congregaba junto al Muro de Berlín en una noche cargada de euforia, que sería recordada como el símbolo del fin de una era. Con martillos, cinceles y sus propias manos, los habitantes de Berlín Oriental y Occidental empezaron a derribar la barrera que los había mantenido separados durante casi tres décadas. Las imágenes de personas abrazándose, llorando y pasando hacia el otro lado de la ciudad contagiaron su emoción al mundo. Los habitantes de la zona este recuperaban la libertad después de quedar rehenes de una brutal dictadura. Finalmente, podían volver a pisar la zona prohibida sin perder la vida, volver a caminar por una ciudad que había sido propia y recuperar a sus familiares y amigos. La caída del muro marcaba esa noche un punto de inflexión en la Guerra Fría y anticipaba la reunificación de Alemania. Hoy se cumplen 35 años de aquel día en el que la democracia se impuso por sobre la dictadura.

Este acontecimiento histórico no sucedió de la noche a la mañana. Las reformas impulsadas por Mijaíl Gorbachov en la Unión Soviética, como la “Glasnost” (apertura) y la “Perestroika” (reconstrucción), habían iniciado un movimiento de cambio en el bloque comunista. Ambos conceptos fueron los que removieron los cimientos de la Unión Soviética, que finalmente acabó disuelta el 26 de diciembre de 1991.

Esa noche histórica de ciudadanos de Berlín Oriental, que hasta ese entonces vivían bajo el férreo control del gobierno de la República Democrática Alemana (RDA), tomaron las calles y se dirigieron al Muro de Berlín. El anuncio de un alto funcionario de la RDA, Guenter Schabowski, quien en una conferencia de prensa afirmó que las restricciones de viaje hacia Occidente se levantarían “de inmediato”, fue la chispa que desencadenó la caída. La intención inicial era llevar adelante esos cambios de forma ordenada al día siguiente, pero la errónea interpretación de sus palabras llevó a la multitud a marchar por las calles en busca de libertad.

Poco después del anuncio, la presión se hizo insostenible y los guardias, desbordados y confundidos, abrieron las puertas en los puntos de control. A las 21:20 horas, en el cruce de Bornholmer Strasse, los primeros ciudadanos del este comenzaron a cruzar hacia Berlín Occidental. Las barreras, que durante casi tres décadas simbolizaron la división de dos mundos, finalmente se abrieron ante la oleada de personas que reclamaban su derecho de volver a reunirse con familiares y amigos. A lo largo de esa noche, escenas de euforia y emoción dominaron la ciudad entera ante los ojos del mundo: los berlineses se abrazaban sobre el muro, que fue reducido a escombros esa misma noche, después de casi tres décadas de represión.

VOCES OPINION
Seguí a Nueva Rioja en google news

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso