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Opinión VOCES

Ser feliz incrementa nuestra productividad

Las personas felices son más exitosas en distintas áreas de su vida. Quien se siente feliz tiene una mejor vida de pareja, tiene más amigos, mejor salud y es más productivo en su trabajo.
Gabriela González Alemán

Por Gabriela González Alemán

Muchas veces nos preguntamos si el dinero nos conduce a la felicidad. De hecho, numerosos estudios científicos analizaron la relación entre el dinero y la felicidad concluyendo que, una vez alcanzadas las necesidades básicas, el dinero no aporta demasiado a nuestra percepción de una experiencia feliz.

Según la ciencia, encontramos la dicha en nuestros vínculos, en la vida familiar, los amigos, los afectos o un propósito genuino. Tuvo que pasar el tiempo para que la comunidad científica se preguntara por la relación entre la felicidad y el dinero haciendo un planteo inverso: ¿Ser feliz nos puede ayudar a ganar más? Esto no es del todo claro, pero lo que sí sabemos, es que ser feliz incrementa nuestra productividad.

Las personas felices son más exitosas en distintas áreas de su vida. Quien se siente feliz tiene una mejor vida de pareja, tiene más amigos, mejor salud y es más productivo en su trabajo. Los estudios científicos avalan un incremento de entre el 12 y el 31% en la productividad cuando las personas se sienten felices en su entorno laboral. Pero si el bienestar y la felicidad descienden, la productividad también tiende a decaer. La relación entre ser feliz y producir es siempre simétrica.

Si en el balance que hacemos de nuestra experiencia laboral cotidiana sentimos que predominan las emociones agradables y positivas, se incrementa nuestro deseo por hacer y colaborar con los demás para que las cosas se hagan de la mejor manera posible.

Si fluye un buen ambiente laboral, las personas desarrollan formas de comunicación más abiertas que las disponen a afrontar desafíos con optimismo y de manera colaborativa. El bienestar aumenta la empatía y el respeto mutuo y hace que el entorno laboral se transforme en un espacio que invita a compartir ideas, conocimientos y a dar apoyo cuando alguien lo necesita.

Tanto la resiliencia como el optimismo son cualidades psicológicas que desempeñan un papel central en la capacidad productiva. Contribuyen al bienestar individual pero además, en el entorno laboral, potencian la capacidad de adaptación, la flexibilidad y la creatividad para resolver problemas.

La resiliencia ayuda a superar las adversidades y los desafíos con menos estrés, disminuyendo la fatiga y los temores a la hora de superar obstáculos. Cuando reina el bienestar en el ambiente laboral, las personas tienden a demostrar mayor capacidad de adaptarse a situaciones nuevas y a asumirlas como parte de su crecimiento personal. Si además contamos con un clima optimista en el ambiente de trabajo, garantizamos que se sientan más motivadas, con buen ánimo y abiertas a la innovación.

El clima favorable en los espacios de trabajo tiene mucho que ver con la medida en la cual las personas se sienten valoradas por lo que hacen, saben y aportan. Por eso, es importante el reconocimiento desde el liderazgo. Los equipos que trabajan en entornos en los que se reconoce su aporte suelen sentirse más comprometidos con sus tareas y se sienten impulsados a cumplir con sus objetivos y a contribuir al éxito del equipo.

Lograr la felicidad en una organización es un trabajo de hormiga. Se trata de poner en práctica pequeñas acciones que a lo largo del tiempo se vayan sumando y de a poco, vayan logrando el ambiente deseado.

Abrir espacios de diálogo que incluyan conversaciones sobre temas que no atañen al trabajo, es una alternativa para promover el respeto mutuo y el sentimiento de pertenencia. Cuando hay apertura en el diálogo, las personas tienden a percibir un clima positivo y a sentirse más cómodas y seguras en su entorno. Si le sumamos el reconocimiento por lo que hacen y por su esfuerzo, obtendremos como resultado un aumento visible de la motivación y del afán de superación.

La flexibilidad en el horario y en la manera de trabajar es otra forma de contribuir al bienestar. Lo que se pone en juego no es solamente la facilidad que implica para el que trabaja, sino que supone un gesto de confianza por parte de la organización. Es una excelente manera de entablar una relación más íntima con el equipo de trabajo y de lograr un compromiso que tienda a fortalecerse cada vez más.

Otras iniciativas como generar espacios de descanso que realmente permitan un momento de desconexión, ofrecer oportunidades de crecimiento profesional, o simplemente, sumar al repertorio de gestos alguno que denote gratitud y reconocimiento, son formas de modificar el clima laboral de manera paulatina y con eso, incrementar los sentimientos de felicidad y como consecuencia, los niveles de productividad.

*Dra. en Genética del Comportamiento

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