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Policiales

A un mes del crimen de Paloma y Josué en Varela, hay un sospechoso detenido y las familias piden justicia

Hay más dudas que certezas en la investigación por el doble asesinato de los adolescentes de 14 y 16 años.

El único detenido es un hombre de General Roca, pero parece no estar involucrado. Los seres queridos de las víctimas convocaron a una actividad para pedir por el esclarecimiento del caso.

La lluvia canceló lo que iba a ser un encuentro emotivo este domingo en Florencio Varela, al cumplirse un mes del brutal asesinato de Paloma Gallardo, de 16 años, y Josué Salvatierra, de 14. Sus familiares y seres queridos los iban a recordar con una suelta de globos, que se postergó para el próximo martes.

La causa por el doble crimen que conmocionó a todo el país no tuvo avances significantes. Hasta el momento, hay un solo sospechoso detenido, de quien todavía no pudo comprobarse una relación con los adolescentes, más allá de un celular que habría sido clonado. Mientras tanto, el pedido de justicia sigue vigente y se espera que en la investigación llegue a encontrar a los responsables del doble crimen.

Los chicos eran amigos del barrio Santa Ana, en la localidad de Bosques. También iban al mismo colegio. Con el tiempo, esa amistad se convirtió en un noviazgo. Los padres de la adolescente sabían de la relación, o al menos eso declararon ante la Justicia. De todos modos, los chicos se veían a escondidas o incluso simulaban ir al gimnasio o a la plaza para estar a solas. En uno de esos encuentros, fueron asesinados.

El 30 de enero, ambos salieron de sus casas a las 18 y caminaron hacia un descampado ubicado debajo del puente de la ruta 36, que por debajo cruzan las vías del Tren Roca. Las cámaras de seguridad filmaron que los dos caminaron de la mano hasta ese lugar desolado, donde solo hay pastizales y basura.

“Vamos al campito”, le escribió Josué a Paloma a través de Instagram, apenas minutos antes del crimen. Ella, como un mensaje premonitorio, le contestó: “No sé, a ver si nos roban y nos matan”. Fueron igual, porque jamás imaginaron que iban a tener ese final.

Pero el último dispositivo de grabación que los filmó antes de desaparecer fue el que está en la puerta de una fábrica de baterías, a las 18.14. Minutos después, sus celulares dejaron de emitir señal. El de Josué lo hizo cerca de las 18.30. El de Paloma se apagó casi al mismo horario, se volvió a encender a las 19, y se apagó definitivamente al rato.

La búsqueda

Los primeros en advertir la ausencia fueron los padres de Salvatierra que, alarmados por la ausencia prolongada del chicp, realizaron la denuncia ante el 911. Después, fueron hasta la casa de Omar Gallardo, padre de Paloma, para preguntar si había estado con ella.

El hombre afirmó que ese mismo día la habían visto y les dijo que iba a ir al gimnasio, ubicado a unas siete cuadras de la plaza, alrededor de las 18, pero la adolescente no regresó a su casa. Por eso, ambos padres empezaron a preocuparse y pensar que algo malo pudo haber ocurrido. Gallardo también hizo una denuncia telefónica por medio de la línea 145.

La sospecha del papá de Paloma era que la había secuestrado una red de trata. Fueron hasta la comisaría y, según contó el hombre en su canal de streaming por Youtube, “se le rieron en la cara” los policías que le tomaron la denuncia y les dijeron que “se habían ido por un capricho adolescente”.

Ante la insistencia de los familiares, al día siguiente empezó una causa por averiguación de paradero y se asignó a la fiscalía de Hernán Bustos Rivas para empezar la investigación. Sin embargo, el 1 de febrero pasó lo que más temían: los cuerpos de los chicos fueron encontrados en el descampado al cual, hasta ese momento, nadie sabía que habían ido.

La hipótesis que investiga la Justicia

Los días siguientes al hallazgo fueron claves. Con el resultado de la autopsia, la hipótesis principal que arrojó la investigación es que los mataron para robarles y que el o los asesinos los tomaron por sorpresa. El fiscal Bustos Rivas avanzó, en ese sentido, hacia una carátula de homicidio criminis causa (matar para ocultar otro delito).

“Tenían entre dos y tres traumatismos de cráneo cada uno, no había señales de que los hubieran atado ni tampoco de un ataque sexual”, confiaron las fuentes que accedieron al informe preliminar de los forenses. La necropsia también confirmó que fueron asesinados el mismo día de la desaparición.

De acuerdo a las mismas fuentes, la adolescente estaba boca abajo. A su lado, el cuerpo del chico estaba boca arriba. Además de la piedra, en el lugar del hecho, la Policía Científica encontró una botella con manchas de sangre. El autor o los autores robaron las pocas pertenencias que llevaban: una mochila con un poco de dinero, sus celulares y una tarjeta SUBE.

“Me preocupa que detrás de la desaparición de estos jóvenes pueda haber un caso de trata de personas”, aseguraba en su momento el padre, aunque esta hipótesis fue descartada por las autoridades luego del hallazgo de los cuerpos en un lugar que había elegido las víctimas para verse en privado. También dijo sospechar que su hija había sido abusada sexualmente, pero eso también se desechó con el resultado de la autopsia.

El cambio de fiscal, un único detenido y un celular clonado

Después de dos semanas sin avances, el fiscal del caso decidió apartarse al sentirse amenazado por el abogado Guillermo Dieguez, que asiste a los padres de Josué. Bustos Rivas presentó un escrito ante el Juzgado de Garantías en el que dijo que el letrado fue hasta su despacho y lo amedrentó para desistir de la investigación.

Así, la Justicia tuvo que sortear una nueva fiscalía. Entonces, la causa recayó en el fiscal Darío Provisionato. A los dos días de agarrar el expediente, recibió un dato que desvió la investigación hacia la provincia de Río Negro: un hombre de General Roca tenía en su poder un celular de las mismas características y con el mismo IMEI (Identidad Internacional de Equipo Móvil) que el de Josué.

El IMEI es un número único que tiene cada celular, como si fuera su DNI. Este código es clave para bloquearlo si te lo roban o lo perdés. Tiene unos 15 dígitos y hasta este momento, se creía que era imposible que haya dos aparatos con el mismo IMEI.

La división de Cibercrimen detectó que el aparato se prendió el 10 de febrero en esa localidad del sur del país. Después de un trabajo en conjunto con la Policía provincial, hubo un allanamiento en la casa del sospechoso y se secuestró el Samsung A2 que tenía guardado en un cajón, al igual que distintas tarjetas SIMs que serán peritadas en los próximos días.

El hombre quedó detenido y tuvo que ser trasladado a una comisaría de Florencio Varela, donde fue indagado por el fiscal. El funcionario busca saber cuál es el vínculo que lo une con la víctima, aunque los familiares anticiparon que no lo conocen.

A pesar del dato que parecía ser una pieza clave en el caso, según confirmaron las mismas fuentes a este medio, no sería el mismo celular que le robaron a Josué. Luego de dos días de investigación exhaustiva, la compañía de teléfono del adolescente aseguró que el dispositivo había sido clonado.

Ahora, la Justicia sospecha que el acusado podría dedicarse a “fisurar” teléfonos robados que adquiere por Market Place, para luego duplicar el sistema y usarlo como “muleto”. En una causa conexa, buscan determinar si este hombre se dedicaba a cometer estafas, o es una simple casualidad.

Mientras tanto, el fiscal Provisionato indagó a los familiares y amigos de las víctimas, aunque todavía no declaró el papá de Paloma, un hombre que fue cuestionado públicamente por sus testimonios sobre el caso, y que -según confió la misma fuente a TN- también está en la mira de la Justicia.

CRIMEN PALOMA JOSUE
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