El horrendo hallazgo se produjo cerca de las 10.30 cuando una persona, de forma anónima, llamó a una fiscalía sobre una situación extraña en una vivienda ubicada en Claudio Wieland 7000.
Al llegar, los policías tocaron la puerta. Los atendió una mujer mayor que les dijo que no podía abrirles. Le respondieron que si no abría, entrarían de todas formas por la fuerza.
El panorama era lúgubre y pavoroso: en una de las habitaciones yacía el cadáver de un hombre de unos 70 años, mientras que en una segunda pieza, hallaron el cuerpo de una mujer de unos 71. El lugar estaba sumido en una dejadez ostensible.
“Tenían la boca encintada, para que no largaran olor. De acuerdo con los dichos de la mujer, serían sus hermanos y el hombre llevaría muerto entre cuatro y cinco meses. Y la hermana, unos 10 días”, indicó una fuente a La Voz.
Al respecto, un vecino informó que, en realidad, habrían fallecido hace más tiempo porque hace nueve meses que los vio por última vez. “El hombre salía al banco con una valijita y un sombrerito. Después, nunca más los vimos”, dijo a La Voz.
Al parecer, la mujer y los fallecidos habrían tramado un “pacto entre hermanos” para morir en esa casa y la moradora sería la última en “cumplirlo”.
El caso de Argüello evoca, rápidamente, a otro horrendo descubrimiento. En abril, la Policía encontró los cuerpos de dos hermanos, tapados con bolsas de plástico, en su casa de Alta Gracia.
La madre, con graves trastornos mentales, fue declarada inimputable.
Tampoco fue el único caso de características sombrías. En 2022, Sara Castro (39) y Esther Castro (41) fueron “asesinadas, descuartizadas y arrojadas” en un profundo pozo en barrio Autódromo.
Ismael Castro (20) y Esteban Castro (24), y una adolescente de 17 años, familiar de ellos, fueron acusados por los crímenes de su madre y tía de dos de ellos.
Ambas mujeres fueron ultimadas a golpes. Sus cuerpos fueron hallados finalmente en el interior del pozo de 60 metros construido en el patio de la casa. Luego, los tres fueron declarados inimputables.
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