El último presupuesto aprobado por el Congreso Nacional fue el correspondiente a 2023, discutido durante 2022 y sancionado a finales de ese año, cuando todavía gobernaba Alberto Fernández.
El Poder Ejecutivo ya encabezado por Javier Milei lo prorrogó en 2025 por segundo año consecutivo, lo que implica un serio deterioro institucional, y en apenas una semana debe presentar el Presupuesto 2026.
Las Provincias piden que esta vez se apruebe para tener una previsión mínima de gastos, obras y política cambiaria, pero el Gobierno podría buscar nuevas dilaciones para seguir administrando a discreción.
Tras diversos cachetazos parlamentarios que sufrió Javier Milei en los últimos meses, la oposición ahora apunta al Presupuesto 2026.
El Gobierno buscará tratarlo luego del 10 de diciembre, cuando se efectúe el recambio de bancas. Sin embargo, gobernadores y diputados peronistas tienen otro plan en mente.
El país se maneja sin un presupuesto actualizado hace dos años, lo que tensa la relación entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo al momento de sancionar leyes que impacten en el gasto público.
La última gran pelea se vio este jueves, cuando el Senado tiró abajo el veto a la Ley de Emergencia en Discapacidad, obligando a Nación a ponerla en marcha.
El Gobierno, por lo tanto, quiere pactar el próximo presupuesto con un Palacio Legislativo que contemple más presencia libertaria y/o de dialoguistas.
De ahí su idea por aguardar a que las elecciones de octubre los favorezcan y sus nuevos “soldados” ocupen más bancas a fin de año.
El próximo presupuesto será la principal carta política de Milei en el Congreso.
El objetivo es que ese texto absorba las tensiones y sirva como paraguas para fijar una línea de gobierno clara. “Una ley que condense todo y que no deje margen para interpretaciones dudosas”, describió una fuente al tanto de las negociaciones dentro de la Casa Rosada semanas atrás.
El Gobierno de Milei envió a principios de julio el adelanto de su Presupuesto 2026 al Congreso de la Nación.
El anticipo de su proyecto detalló que se espera para el cierre de 2025 un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 5,5%, impulsado por: una suba del 22,7% en la inversión, del 7,2% en el consumo privado, del 3,7% en las exportaciones y del 25,2% de las importaciones.
En detalle, las exportaciones alcanzarían los 100.604 millones de dólares y las importaciones llegarían a los 95.691 millones.
El saldo comercial proyectado para 2025 es un superávit de 4.913 millones de dólares. En cuanto a la presión tributaria, pasaría del 22,23% del PIB en 2025 a 22,74% en 2026.
También estimó que la inflación interanual será del 22,7% en diciembre de este año, mientras que el tipo de cambio nominal se colocaría en 1.229 pesos por dólar.
Pero los gobernadores quieren más precisiones, y también poner un límite a los manejos de fondos dirigidos a placer de Casa Rosada, que al no contar con una ley madre de administración dispone libremente del dinero.
La administración actual modificó de hecho las asignaciones para los diferentes sectores. Los fondos destinados a Educación, Cultura, Promoción y Asistencia Social sufrieron una reducción de un 30% mientras que Inteligencia incrementó su asignación en un 67% según detalla el análisis de ACIJ.
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