Con la participación de más de 100 representantes de gremios provinciales, Oscar Cuartango y Raúl Ferrara brindaron una charla en la que reflexionaron sobre los desafíos que plantean las transformaciones tecnológicas para el mundo del trabajo. El encuentro tuvo lugar en el Partido Justicialista, en donde el debate giró en torno al “Futuro del Trabajo con Justicia Social”. Al respecto, el ex Ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires consideró “relevante, debatir el futuro de la legislación laboral”, en tanto que remarcó que se debe “revertir la prevalencia del trabajo informal” y puntualizó en “la necesidad de revertir la inflación, que licua los salarios de los trabajadores”.
Previo al encuentro en el PJ riojano, Oscar Cuartango accedió al diálogo con NUEVA RIOJA para dejar conceptos claros respecto de su visión en torno al trabajo en Argentina, muy especialmente a partir de la fuerte ingerencia de los avances tecnológicos que mostraron, además, una fuerte aceleración durante el proceso de pandemia por el que atravesó el país y el mundo. En este marco, y al ser consultado por los principales desafíos a los que se enfrenta hoy el mundo del trabajo, Cuartango señaló que “hay dos posiciones, como en casi todas las cosas: la de los neoliberales, que quieren hacer ‘florecer la libertad de mercado’ entre comillas y la ley de la selva en materia laboral, y la de quienes pretendemos defender los derechos de los trabajadores y que los beneficios de las nuevas tecnologías, de la informática, de la robótica, de la inteligencia artificial, sean en beneficio del conjunto de la sociedad y no en beneficio de unos pocos; creo que el eje de la cuestión pasa por ahí”. Por otra parte, y en lo que hace referencia específicamente al avance de la tecnología, muy especialmente a raíz de la pandemia de Coronavirus que aceleró los procesos, el ex Ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires explicó que “la Organización Internacional del Trabajo, en el año 2017, creó una comisión para estudiar los efectos de la tecnología, que según se preveía iban a impactar plenamente a partir del 2025. Vino la pandemia y aceleró ese proceso, es decir tanto en los aspectos que hacen al teletrabajo, por ejemplo, que si bien preexistía no se había practicado con tanta intensidad, y por otro lado en la aplicación de las plataformas en materia de delivery, de ventas, de compras, de formas de pagos. Estaban vigentes, existían, pero eran poco explotadas. Ese crecimiento de la tecnología llevó a la pérdida de puestos de trabajo y ese desplazamiento se ha agudizado exponencialmente”.
Más adelante, y consultado sobre si es necesario debatir en el país el futuro de la legislación laboral, Cuartango fue taxativo al afirmar: “Si, pero en la medida en que no sea para quitarles derechos a los trabajadores, porque bajo la forma de una reforma que se adecúe a nuevas necesidades de las modalidades de trabajo se esconde una flexibilización o una postura flexibilizadora. Yo creo que es lo que no debemos admitir ni aceptar. Sí creo que es bueno regular el teletrabajo, porque a esa modalidad de trabajo se la pretendía colocar como monotributistas o como cuentapropistas, cuando en realidad son trabajadores en relación de dependencia, porque más allá del lugar donde ejerzan sus tareas existe una supervisión, una subordinación económica, una subordinación disciplinaria y una subordinación estratégica en la planificación, de manera que hay quien manda y hay quien obedece, hay quien paga y hay quien recibe la paga, y hay quien recibe los beneficios del trabajo de un tercero, que un poco es el paradigma de la plusvalía que inició Marx en El Capital”.
Por otra parte, y respecto de su punto de vista en cuanto a que no se perdió la cultura del trabajo, sino que se perdió la cultura del trabajo registrado, Cuartango señaló: “Bueno, yo incluso a esto lo incorporé no hace mucho tiempo escuchando a compañeros y compañeras de los movimientos sociales, respondiendo a la acusación de planeros y que se perdió la cultura del trabajo. A los trabajadores que reciben planes, los planes no les alcanzan para vivir, entonces tienen que recurrir a trabajar bajo la modalidad de un trabajo no registrado, un trabajo en negro, o bajo la modalidad de cuentapropismos. Eso lleva aparejado la creación de una economía en negro; no se si primero la economía en negro y después el trabajo en negro, o primero el trabajo en negro y después la economía en negro, pero lo cierto es que nos encontramos en una situación donde está prácticamente la mitad de la economía del sector privado en negro y la mitad de los trabajadores del sector privado no registrados. Eso implica economía en negro y un desmamejo de la situación económica porque la mitad del trabajo registrado y la mitad de la economía en blanco es la que está solventando todo el aparato estatal y las necesidades de la gente, y la otra mitad de la economía es la que lucra intensamente”. En este sentido, el ex funcionario bonaerense profundizó al afirmar que “esta es una de las encrucijadas en las que se encuentra el país en materia laboral y la otra es la inflación. En la Argentina los indicadores macroeconómicos no son tan desfavorables. El desempleo se ha reducido considerablemente y en algunos lugares tenemos 5 o 6 puntos de desempleo, lo que técnicamente es como pleno empleo, porque se justifica por la rotación y por la estacionalidad. Pero lo que sucede es que hay trabajo no registrado y, por ende, hay también economía en negro y una pérdida de poder adquisitivo en los salarios, una pérdida en la participación de los trabajadores en el producto bruto interno. Es decir, el capital se queda con la mayor parte del producto bruto interno en detrimento de los salarios de los trabajadores que se han visto reducidos exponencialmente. Por eso yo digo que el tema pasa un poco por la distribución de las riquezas”.
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