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Política ECONOMIAS REGIONALES

Estiman una fuerte caída de la producción vitivinícola nacional

De acuerdo a las proyecciones del INV, caería un 9% en La Rioja. El presidente de COVIAR Mario González, admitió que las pérdidas impactarán, pero aclaró que el valor de la uva no representa un porcentaje tan grande en producto final.

El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), por tercer año consecutivo incluye en su metodología para prever la producción de uva 2023, la incorporación de datos aportados por organismos públicos y entidades privadas, de todas las regiones vitivinícolas del país. En ese marco, la entidad pronosticó una fuerte caída de la producción en la provincia de La Rioja.

Considerando que la localización de las principales regiones productivas, determinan distintos momentos de madurez de la uva, se presentan dos informes de estimación de producción. El primero de ellos, publicado la primera semana de febrero 2023, para las provincias de San Juan, La Rioja, Catamarca y Salta, es decir la zona norte y el segundo, correspondiente a la zona centro, sur y demás regiones del país.

Los datos se completaron e informan luego del trabajo a campo realizado hasta el 15 de febrero.

Se ha verificado una gran variabilidad de resultados en cada provincia, con datos muy dispares según el impacto de las contingencias climáticas sufridas por heladas y granizo.

A modo de ejemplo y en particular la provincia de Mendoza presenta oasis que van desde -1% a -60% en la estimación de la producción con relación a 2022. Esto demuestra lo complejo que ha resultado el trabajo de evaluación en el territorio este año.

La estimación para La Rioja

De acuerdo a las proyecciones del INV, la producción vitivinícola en La Rioja caería un 9%. Es que la entidad toma el dato de la producción total del año pasado que fue de 723.318 qq; y estima una caída para 2023 de 658.200 qq.

La producción en todo el país se prevé en 15.352.900 qq, lo que implica una disminución del 21% respecto de la cosecha 2022, que fuera de 19.368.030 qq.

El promedio cosechado de los últimos 12 años, que abarca desde el año 2011 a 2022, es de 23.410.759 qq. Se puede apreciar un desvío porcentual sobre el mencionado promedio de -34% respecto del estimado 2023, lo que representa 8.057.000 qq menos.

El presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Martín Hinojosa, mencionó: “Las contingencias climáticas, la disminución de la superficie implantada de viñedos y la carencia de agua para irrigar nos llevará a tener una de las vendimias más bajas de los últimos años. El clima nos está castigando cada vez con más frecuencia y frente a ello deberemos comenzar a trabajar en defensas efectivas y modernas que nos permitan darle lucha y seguir produciendo”.

“Nuestros productores han hecho, como siempre, todos los esfuerzos para sostener la actividad. La realidad de cosecha 2023 nos compromete, hoy más que nunca, a estar cerca y acompañando a toda la vitivinicultura argentina”, expresó el presidente del INV.

Desde el INV, agradecemos la valiosa colaboración de las entidades participantes que permitieron duplicar el total de las parcelas evaluadas por los técnicos del Organismo.

La posición del riojano Mario Gonzalez

“Hay que lograr equilibrio entre insumos y precios al productor, al que hay que cuidarlo”

El productor riojano y flamante presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) Mario González, admitió que las pérdidas productivas en el sector por las contingencias climáticas impactarán en los valores, pero aclaró que el valor de la uva no representa un porcentaje tan grande en el del producto final y advirtió sobre los incrementos de otros costos. Entrevistado por TELAM, brindó detalles de este escenario.

¿Cuáles cree que serán las consecuencias de las contingencias climáticas en lo productivo?

Mario González: Recién vamos a tener la realidad pos vendimia; a priori, sabemos que los daños han sido fuertes y que la merma de producción obviamente que va a estar.

T: ¿Cree que se va a recomponer el precio para el productor por esta menor producción?

M.G.: No tengo dudas; el productor también tiene costos altísimos que hay que ir soportando durante todo un año, y creo que un año donde quizás el precio equilibre esa situación y se logren buenos resultados.

T: ¿Y aumentará el precio para el consumidor?

M.G. El peso del precio de la uva en el producto final no es tan fuerte como para pensar que haya un salto muy grande, pero si hay que lograr equilibrio entre insumos y precios al productor, al que hay que cuidarlo, lograr que cubra sus costos y tenga rentabilidad porque es mucho esfuerzo, mucha gente la que trabaja, mucha mano de obra.

T: ¿Cómo influyen los insumos?

M.G. Un gran componente del precio de una botella de vino está dado por los insumos; el traslado de costos de insumos es el que termina afectando al consumidor; como industria quisiéramos mantenernos con un valor de producto más alto y uno menor de insumos; es una ecuación que hay que seguir trabajando y tratar de que sea más equilibrada.

T: En los últimos tiempos se sumó la falta de botellas, el aumento de los fletes marítimos...

M.G.: Venimos de años complicados, complejo de todo punto de vista; desde la pandemia, que a la vitivinicultura benefició por el mayor consumo en el mercado interno, pero a la vez hizo que la logística se complicará más, que los fletes marítimos aumentaran de manera exponencial; a eso se sumó la guerra, inflación en otros países y cuestiones climáticas; se acumula una serie de cosas que hacen difícil la situación, pero lo importante es que la vitivinicultura hace muchos años trazó un plan a largo plazo; con optimismo queremos ir avanzando hacia lograr parte de esos objetivos y aspiramos a que esto se va se va a acomodar en algún momento.

T: Uno de los temas que preocupa al sector es el de los costos.

M. G.: Los costos -tanto a nivel de campo como de industria- han ido creciendo en la misma magnitud que fueron subiendo la mayoría de los de cualquier producto en la Argentina y eso lógicamente es una preocupación porque el traslado a precio tiene un límite, el del poder adquisitivo de la gente; estamos siempre con un techo, tanto en el mercado interno como el externo, donde se compite con los principales productores de vino del mundo.

T: ¿Qué haría falta para mejorar los costos?

M.G.: Los costos van de la mano del mismo proceso inflacionario que vive el país; esperemos que se solucione rápidamente para que tanto en nuestra actividad como el resto de los argentinos tengamos un equilibrio.

T: ¿En algún momento se habló de importar materia prima y desde el Gobierno se afirmó que no lo iban a permitir...

M. G.: Es importante que se haya planteado a nivel nacional; es un tema que hay que tocarlo con mucho cuidado; es muy apresurado pensar en que va a faltar vino como para que sea necesaria una importación y la vitivinicultura no es un negocio de compra y venta, sino que detrás hay un entramado social y productivo muy grande, desde pequeños productores, bodegueros, empresarios, comerciantes y demás; hay que cuidar a esa cadena y que tengan resultados positivos todos, tratar de ir equilibrando; ahora, llegado el caso que haya problemas y no haya abastecimiento para el mercado interno, será el momento de sentarse a analizarlo, pero creo que estamos lejos de esa situación.

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