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Sociedad ESTAFA

Bacchiani: Un año preso y el dinero no aparece

Se cumple hoy exactamente un año de la detención de Edgar Adhemar Bacchiani, titular de la financiera Adhemar Capital

Se cumple hoy exactamente un año desde aquella convulsionada mañana del 22 de abril de 2022, en la que se ordenó y concretó la detención de Edgar Adhemar Bacchiani, titular de la financiera Adhemar Capita.

Bacchiani había montado en tiempo record un gigantesco pero invisible imperio, bajo la promesa de multiplicar billetes casi milagrosamente, como hacía Jessús con el pan y los peces.

Su explicación era que conocía los secretos de las criptomonedas, particularmente el Bitcoin, y se ofrecía a compartir su sabiduría con beneficios para todos los creyentes.

Bacchiani prometía intereses hasta siete y ocho veces superiores a los que brindaban los bancos, y durante un buen tiempo cumplió.

De esa forma, primero cientos y luego miles de personas, entregaban sumas de dinero que se multiplicaban como por arte de magia.

Algunos se sumaron desde la ambición y la especulación pura: aquellos de cuentas bancarias gordas que no tenían nada que perder y salían a la caza de dinero fácil. Otros cayeron por desesperación, impulsados por la necesidad pura.

Ver el éxito ajeno motivó a unos y otros a salir corriendo tras la gallina de los huevos de oro. Hubo quienes tomaron préstamos, vendieron vehículos y hasta propiedades para entregarse mansamente a Bacchiani.

Bolsos rebosantes de dinero iban y venían. El sueño de hacer fortuna rápido y sin esfuerzo parecía volverse una realidad. Pero pasó lo que pasó. Primero la propuesta de reestructuraciones y demoras, y más tarde la cesación total de pagos.

Llegaron los gritos, las protestas y los lamentos. Ya era tarde. No sólo no habría ganancias: una legión de inversores-ahorristas-incautos comprendieron que ni siquiera podían recuperar lo invertido.

Las mismas multitudes que endiosaron a Bacchiani, salieron a pedir su cabeza.

El camino judicial lleva ya un año, y el “poncho” no aparece

Bacchiani pasó de sentirse intocable (“Los que me denunciaron se van a tener que preocupar”, decía), a las falsas promesas de pago, última antesala del silencio que mantiene desde hace tiempo.

Las protestas se apagaron, entre la tristeza, la bronca y la resignación. La esperanza de que los estafados recuperen su dinero es, a esta altura, tan pequeña que ni se la ve. Los capítulos que restan no alientan a creer en un final distinto al de la decepción.

Ostentación y caída

Entre las decenas de actores involucrados en el megaescándalo de las financieras, Edgar Adhemar Bacchiani es por lejos el más notorio, y esto obedece a varias razones, entre ellas que ya era famoso antes de que el cuestionado negocio entrara en crisis.

Al estallar el caso se creyó que podría tener una repercusión política mayor de la que el proceso tuvo en realidad. Ya en pleno año electoral, el tema financieras salió del centro de la atención popular. Contribuyó para ello, se asegura, que tanto figuras del oficialismo como de la oposición tenían vínculos con Bacchiani.

Bacchiani, el Pelado, el Trader God (Dios del comercio), se había ocupado de trascender porque, según sus propias palabras, era uno de sus objetivos. Lo logró rápidamente, con algunos hitos que quedarán grabados en la memoria colectiva, como sus paseos en la famosa Ferrari u otros vehículos de alta gama por las calles catamarqueñas. Bacchiani contrataba artistas y deportistas famosos para fotografiarse a su lado, ostentaba sin pudor, y organizaba disertaciones al estilo de los yuppies estadounidenses, donde daba lecciones -no ya de negocios- sino de éxito en la vida. Periódicamente ofrecía mensajes en redes sociales, en los cuales aparecía en vivo comportándose como una celebridad. Se involucraba también en cruzadas solidarias, con aportes notables de dinero. Para algunos, ese comportamiento era genuino y revelaba una personalidad inmadura e imprudente. Para otros, se trataba de una faceta más del negocio: mostrarse solvente y exitoso era la mejor publicidad, y le permitía ganar seguidores ofreciéndoles una imagen arrolladora de confianza, poder y éxito. Cuando la luna de miel terminó, pasó de amado a odiado; perdió toda credibilidad y hasta su propia libertad. Lo que pocos creen es que también haya perdido el dinero. Pero eso... sólo él lo sabe.

Cositorto y ZOE

Se cree que Edgar Bacchiani podría estar vinculado con Leonardo Cositorto porque la crisis de su empresa comenzó inmediatamente después de la caída de Generación Zoe, y hay señales que alimentan esa teoría. Una de las más claras es que cuando cae Cositorto, pese a que no había problemas a nivel local, Bacchiani comenzó a reestructurar los contratos de sus clientes. Eso podría haber ocurrido por diferentes razones. Una de las teorías es que Bacchiani, por los grandes volúmenes de dinero que manejaba, obtenía de Cositorto intereses del 30 por ciento. Y como Adhemar pagaba a sus clientes un 20 o 22 por ciento, sólo con llevar y traer el dinero se aseguraba enormes ganancias. Coincidentemente con la caída de Generación Zoe, Bacchiani bajó los réditos que ofrecía, en algunos casos, al 10 por ciento. Se cree que al producirse esta modificación de ganancias prometidas, muchos inversionistas de Adhemar se pasaron a RT Inversiones. Escuchas telefónicas del caso Cositorto confirman operaciones con Catamarca, pero todo es aún materia de investigación.

Fantasías, dudas y mil especulaciones

EL PROTEGIDO

Se asegura también que la encarcelación de Bacchiani, más que castigo, es por estos días una medida de protección, ya que con el tendal de estafados que dejó, en caso de recuperar la libertad le resultaría imposible caminar por la calle.

PRIVILEGIOS

Se mantienen muchos cuestionamientos por los privilegios otorgados a los más estrechos colaboradores de Bacchiani, Blas y Sarroca, quienes permanecen en sus domicilios particulares. Al margen de las contemplaciones legales, consideran que si se aplicara el mismo criterio para todos -alegando la cercanía de una persona con problemas de salud o la necesidad de cuidar a un familiar- las cárceles estarían vacías. De hecho la Justicia habría recibido una catarata de pedidos de domiciliarias a partir de este caso.

FAVORECIDOS

Entre los damnificados crece la sensación de que no todos están en la misma situación, y creen que algunos de los “peso pesados” que participaron en las operaciones ya cobraron su dinero. Aseguran que incluso al caer al círculo de los estafados, se hicieron diferencias entre ricos y pobres, con un guiño a los más poderosos.

IMPACTO SOCIAL

Las aventuras y desventuras de Bacchiani influyeron decisivamente en la economía catamarqueña, con efectos que se sienten hasta el día de hoy. El mercado inmobiliario nunca se recuperó, y la inmovilización de gigantescas sumas de dinero, que luego salió de circulación, derivó en nuevas reglas para toda operación comercial en la provincia.

IMPUNIDAD

El lógico peso que cae sobre las caras visibles de los responsables de las financieras, cae como anillo al dedo a decenas de especuladores que lucraron con el mismo sistema, y cuyo rol todavía no sale a la luz. Operadores secundarios y desde las sombras que gozan en paz y celebran cada día que el proceso se dilata.

FACTOR POLÍTICO

Al estallar el caso se creyó que podría tener una repercusión política mayor de la que el proceso tuvo en realidad. Ya en pleno año electoral, el tema financieras salió del centro de la atención popular. Contribuyó para ello, se asegura, que tanto figuras del oficialismo como de la oposición tenían vínculos con Bacchiani.

BACCHIANI ESPERA

Muchos damnificados e incluso personas que no tienen vínculo con la causa, creen que Edgar Bacchiani tiene todo bajo control. Que simplemente espera que el proceso culmine para reencontrarse, más tarde o más temprano, con el dinero que recaudó, y completar en ese momento su jugada.

El efecto dominó

Tras la estruendosa caída de Generación ZOE a nivel nacional y el posterior derrumbe de Adhemar Capital en Catamarca, se produjo un devastador efecto dominó que demolió a otra media docena de financieras locales, como RT Inversiones, Stratton Sierra, Callvu Servicios Bursátiles, Beta Bank y Nova Inversiones, que también presentaron problemas para asumir sus compromisos y comenzaron a ser denunciadas por damnificados. Detrás de ellas, aparecieron solitarios “poceros” y empresas de menor envergadura involucradas en los mismos sistemas de captación de inversiones derivados en lo que se presume una estafa gigantesca. La red se hizo tan inmensa que resulta imposible no imaginar que la mayoría estuvieron siempre vinculadas y compartían operaciones en las cuales, a medida que se extendía la cadena, todos participaban en diferentes niveles de ganancias.

Desentrañar ese entramado es una labor titánica que, un año después, la Justicia no ha logrado esclarecer por completo. Uno de los factores que entorpecen las pesquisas es que gran parte de las transacciones se concretaban con dinero malhabido o no declarado oficialmente, lo cual se refleja en que el número de denuncias, si bien es enorme, resulta ínfimo cuando se lo compara con las decenas de miles de víctimas de la estafa. En este punto, la participación de recaudadores informales, hizo que muchas personas que invirtieron no tengan ni siquiera una prueba o documento oficial para reclamar.

ESTAFA BACCHIANI

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