El jueves santo es una de las fechas más importantes en el marco de la Semana Santa, ya que marca la última cena de Jesús antes de ser entregado por Judas Iscariote.
En esta oportunidad, con las iglesias cerradas a causa de la cuarentena, la Conferencia Episcopal de Colombia dio a conocer un pequeño manual por medio del cual las familias pueden continuar con todas sus tradiciones pero desde sus casas sin violar la cuarentena.

SEMANA SANTA 12:00 A.M.
Domingo de resurrección: ¿Cómo celebrarlo desde casa?
Así las cosas, se recomienda seguir el siguiente proceso de preparación:
Asignar a la persona que dirigirá la celebración, hará las lecturas, leerá las moniciones y llevará la cruz.
Colocar un pequeño altar para colocar la Sagrada Biblia, un crucifijo y una veladora que debe ser encendida con prudencia y seguridad.
Ritos iniciales
Monición:
Hermanos, bendigamos al Señor que nos reúne para celebrar y fortalecernos en su amor a través la escucha y reflexión de su Palabra. Bendito seas por siempre, Señor.
Acto Penitencial
En esto conocerán que son mis discípulos: en que se amen los unos a los otros. Reconociendo nuestras faltas de amor a Dios, al prójimo, a la creación y a nosotros mismos, pidámosle al Señor perdón y supliquémosle su misericordia.
Yo confieso ante Dios todopoderoso...
Oración
Oh Dios, al congregarnos como familia creyente, concédenos, te rogamos, que, por esta celebración solemne de la Palabra, en la que tu Hijo nos encomendó el gran mandamiento del amor, seamos fortalecidos en la caridad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Monición
La Palabra de Dios nos invita a celebrar con gozo los grandes acontecimientos de nuestra salvación y nos exhorta a hacer de ellos norma de nuestra vida. Que esta Palabra nos fortalezca en el amor y en nuestro compromiso de caridad con los hermanos.
Liturgia de la palabra
Lectura del libro del Éxodo (12,1-8.11-14).
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:
«Este mes será para ustedes el principal de los meses; será para ustedes el primer mes del año. Digan a toda la asamblea de los hijos de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino más próximo a su casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año; lo escogerán entre los corderos o los cabritos.
Lo guardarán hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de los hijos de Israel lo matará al atardecer". Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el dintel de la casa donde lo coman. Esa noche comerán la carne, asada a fuego, y comerán panes sin fermentar y hierbas amargas.
Y lo comerán así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y se lo comerán a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso del Señor.
Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor. La sangre será la señal de ustedes en las casas donde habitan. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante ustedes, y no habrá entre ustedes plaga exterminadora, cuando yo hiera a la tierra de Egipto. Este será un día memorable para ustedes; en él celebrarán fiesta en honor del Señor. De generación en generación, como ley perpetua lo festejarán.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo
Sal 116 (115),12-13.15+16bc.17-18
Al salmo responden: "El cáliz de la bendición es comunión de la sangre de Cristo".
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
Respuesta: "El cáliz de la bendición es comunión de la sangre de Cristo".
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas.
Respuesta: "El cáliz de la bendición es comunión de la sangre de Cristo".
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando el nombre del Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.
Respuesta: "El cáliz de la bendición es comunión de la sangre de Cristo".
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11,23-26
Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez les he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía».
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; hagan esto cada vez que lo beban, en memoria mía». Por eso, cada vez que comen de este pan y beben del cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Evangelio: Escuchen, hermanos, el santo Evangelio según san Juan (13,1-15)
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando; ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y este le dice: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?».
Jesús le replicó: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde».
Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás».
Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo».
Simón Pedro le dice: «Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza».
Jesús le dice: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También ustedes están limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos están limpios».
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman "el Maestro" y "el Señor", y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros: les he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con ustedes, ustedes también lo hagan».
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión
En el Jueves Santo se vive y se celebra la hora del amor supremo e infinito de Jesús y, al mismo tiempo, se celebra el don supremo de la libertad manifestada en un amor que se entrega hasta el extremo. La gratuidad del amor de Jesús y la manifestación totalizante de su entrega se revelan en el lavatorio de los pies, una vida donada que se convierte en ejemplo para sus discípulos.
Es en la última Cena donde la comunión y la fraternidad se manifiestan; Jesús obra desde esa comunión con el Padre y muestra su disposición y deseo para buscar el bien de todo ser humano. Lástima que la lógica del amor de Jesús servidor a veces cuesta asumirla en nuestras vidas y los prototipos humanos nos impiden seguir el ejemplo de servicio y amor de Jesús.
Jesús no se cansa de enseñar por eso hasta el final instruye a sus discípulos:
"El Señor y el Maestro" se hizo siervo. Cada uno de nosotros que formamos su comunidad debe continuar con esta herencia para poder dar la vida al mundo desde los valores que Jesús realizó y enseñó.
Jesús día a día se ha entregado, ha dado su vida, pero ha llegado la hora de manifestar ese amor hasta el extremo y quiere dar la vida antes de que lo entreguen. Jesús, una vez más, con ese gesto de ponerse de rodillas para lavar los pies, quiere devolver al otro la posibilidad de continuar el camino. Pedro se quiere resistir a entrar en la radicalidad del evangelio, pero Jesús lo reprende: "si no te lavo no tienen parte conmigo". Solo tiene entrada en Jesús el que sirve, el que se pone de rodillas a su lado para lavar los pies del más necesitado, del más sencillo, del más pequeño". Hoy, el Señor nos invita a realizar gestos fraternos y a familiarizarnos con las palabras que orientan la vida y el obrar de Jesús: "sin límites", "hasta el extremo".
Jesús hoy toca los pies de sus discípulos, la mano servicial lava y limpia los pies de quienes quieren continuar la tarea. Jesús purifica, rescata, libera con esas manos que se extenderán en la cruz. La única manera de reinar es servir, donarse a sí mismos, hasta "perder" la vida como lo hará Jesús en la cruz en una donación total.
Podríamos decir que, ante el lavatorio de los pies, si todavía quedaban deseos guardados en el corazón de sus discípulos de glorias humanas, se fueron desvaneciendo con este gesto de Jesús que revela completamente su identidad y su misión. Porque con ese gesto recordamos las palabras de San Pablo: "tengan los mismos sentimientos de Cristo" (Fil 2, 5) y lo que Jesús mismo nos dice: "El hijo del hombre no vino a ser servido sino a servir" (Mc 10,45).
La humanidad necesita de purificación, Jesús nos purifica con su palabra y su amor. Cada día nos llenamos de suciedad, ahí es cuando más nos tenemos que acercar a Jesús que nos purifique del alma, desde el interior, para que nos capacite para participar en el banquete Eucarístico. La última Cena nos invita a servir para acercarnos al altar, a dar nuestra vida como Jesús que se ofrece y se da como alimento, comer su Cuerpo y beber su Sangre quiere decir convertirse en un solo cuerpo con Él.
Oración de Fieles
En este día santo en que Dios Padre nos entrega en su Hijo Jesús el mandamiento del amor, dirijamos a Él nuestras súplicas confiadas:
Respuesta: Señor, ayúdanos a amar sirviendo a los demás
Por el Papa, los Obispos y los sacerdotes: para que vivan su sacerdocio como servicio incansable, especialmente con los más pobres y marginados.
Respuesta: Señor, ayúdanos a amar sirviendo a los demás
Por todos los gobernantes: para que, en Jesús, que lava los pies a los apóstoles, sepan reconocer los grandes signos de servicio y entrega que se deben multiplicar en todas las acciones en favor del bien común.
Respuesta: Señor, ayúdanos a amar sirviendo a los demás
Por los que han fallecido a causa del COVID-19, para que el Señor les conceda el descanso eterno, y a sus familias les de consuelo y fortaleza para afrontar la partida de su ser querido.
Respuesta: Señor, ayúdanos a amar sirviendo a los demás
Por los más necesitados de nuestra comunidad: para que reciban nuestra generosidad desde la vivencia del mandamiento nuevo del amor.
Respuesta: Señor, ayúdanos a amar sirviendo a los demás
Por las vocaciones: que en este jueves sacerdotal sean muchos los jóvenes que se motiven a servir al Señor en los diversos estados de vida.
Respuesta: Señor, ayúdanos a amar sirviendo a los demás
Por todos nosotros, para que trabajemos por vivir en familia los mismos sentimientos de Cristo y seamos testigos creíbles del amor de Dios y de la entrega de Cristo.
Respuesta: Señor, ayúdanos a amar sirviendo a los demás
Se pueden hacer otras intenciones familiares
Oración:
Dios Padre, que entregas a tu Hijo por amor, mira con bondad estas súplicas que te presentamos. Por el mismo Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén
Padre Nuestro:
Se ora un Padre Nuestro.
Comunión Espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén.
Acción de Gracias
Salmo 137
Himno de acción de gracias de un rey
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti, me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre; por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera a tu fama; cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra al escuchar el oráculo de tu boca; canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande.
El Señor es sublime, se fija en el humilde, y de lejos conoce al soberbio. Cuando camino entre peligros, me conservas la vida; extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo, y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo: Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
Invocación a la virgen María:
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos siempre de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! Amén.
Rezar tres Avemarías.
Rito de conclusión
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

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