Desde ese 1° de mayo de 1979, Miriam inició una búsqueda que se extendió por más de cuatro décadas.
“Pedí mi historia clínica y me la negaron, fui a la policía y al registro civil y no tuve respuestas. Pasé años golpeando puertas”, recuerda. La relación con su madre se quebró para siempre. Incluso años después, cuando Miriam tuvo otros hijos, volvió a enfrentar intentos de arrebato: “A mi tercera hija quisieron llevársela en la misma sala de parto. No la solté”.
La respuesta llegó en octubre de 2023, cuando la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) confirmó, mediante un análisis de ADN, que había encontrado a los mellizos.
El hallazgo fue posible porque uno de ellos, años atrás, también se había sometido a una prueba genética para conocer su origen. “Para ellos yo estaba muerta. Les dijeron que no podía criarlos y después que había fallecido”, cuenta Miriam.
El reencuentro se dio primero de manera virtual. A través de una videollamada, vio por primera vez los rostros de sus hijos. Desde entonces mantienen contacto en un grupo familiar de WhatsApp, aunque aún no hubo un encuentro presencial. “Fantaseo con eso todos los días, pero no quiero apurarlo. Quiero que sea cuando ellos estén preparados”, asegura.
Hoy, a los 59 años, Miriam mira hacia atrás con la certeza de que su persistencia dio frutos. “El tiempo perdido no se recupera, pero sí quiero disfrutar lo que me queda con ellos. Ya los encontré, y eso me basta”.
Si tenés dudas sobre tu identidad o conocés a alguien que puede ser hijo de desaparecidos, contactate con Abuelas de Plaza de Mayo al (5411) 4384-0983 o por mail: dudas@abuelas.org.ar.
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