Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Sociedad ANIVERSARIO

Realizan Triduo por la Diócesis de La Rioja

En cada parroquia y comunidad se invitó a celebrarlo con espíritu agradecido este acontecimiento.

El próximo 20 de abril se celebrará el 90 aniversario de la fundación de la Diócesis de La Rioja. En cada parroquia y comunidad se invitó a celebrarlo con espíritu agradecido este acontecimiento.

Por ello es que se compartió el triduo, para para contribuir a la preparación de esa celebración. Tres días para rezar con los tres ejes que propone el Lema del año Jubilar: “Fe, Esperanza, Misión”.

“Rezaremos con la Palabra de Dios y con mensajes de los diferentes obispos que han sido pastores en la Diócesis”, indicaron desde la organización.

Las comisiones de historia y de misión continúan trabajando para llevar adelante el recoger la memoria del camino recorrido agradeciendo y alabando a Dios por su obra, en el primer caso, y para concretar salidas misioneras en cada rincón de la Iglesia diocesana en el segundo.

Cabe resaltar que el pasado 01 de enero nuestro Obispo Mons. Dante, en su mensaje de Año Nuevo, al culminar la solemne procesión en honor de Jesús, Divino Niño Alcalde y San Nicolás, dio inicio a un Año Jubilar en nuestra Diócesis para celebrar el 90° aniversario de su creación acontecida un 20 de abril de 1934. “Nos convocamos desde hoy, a vivir un Año Jubilar Diocesano, que se extenderá hasta el domingo 24 de noviembre Fiesta de Cristo Rey. El Lema que nos acompañará es: “90 años de FE, ESPERANZA y MISIÓN1”. Un Año Jubilar es ante todo un año de gracia, “éste es el tiempo oportuno: es el día de la salvación”. Así lo expresa el Apóstol San Pablo. Por eso, cuando se convoca un Jubileo se nos ofrece un tiempo oportuno, un espacio de penitencia y de conversión a lo largo de un año; en nuestra Diócesis podemos afirmar con seguridad que se trata de un tiempo para renovarnos en la fe, la esperanza y la misión”, indicó Braida en esa oportunidad.

“Sabemos que el próximo 07 de julio será la celebración central del Año Jubilar en el marco de las Fiestas de San Nicolás. Pero para comenzar a avivar nuestro entusiasmo preparamos ahora un triduo de oración y reflexión para el próximo 20 de abril, día en que se creó formalmente nuestra Diócesis de La Rioja. Cada día del triduo nos propone reflexionar sobre uno de los aspectos del lema elegido para este año: “90° años de fe, esperanza y misión”. Las oraciones, como los textos bíblicos y los mensajes de nuestros obispos son de libre elección pudiendo ser sustituidos por otros textos según el criterio de cada comunidad. Un Jubileo es la ocasión propicia para hacer memoria agradecida del don de la fe recibido de nuestros mayores; un tiempo de gracia para renovarnos en la virtud de la esperanza para encaminarnos con más firmeza en el desafío del anuncio misionero del Reino de Dios. Bendecido tiempo jubilar”, acotó.

Los ejes del Triduo

Para el primer día, además de los ritos iniciales y la Liturgia de la Palabra, se reflexionará sobre la carta pastoral del primer obispo Diocesano que tuvo La Rioja, Monseñor Froilán Ferreira Reinafé. “En efecto: San Nicolás fue el gran custodio de la fe en Mira y en toda el Asia Menor durante las persecuciones (…) San Nicolás ha custodiado siempre la fe en esta provincia de La Rioja, a pesar de (…), de las distancias, del abandono espiritual, de la escuela sin Dios, de las instituciones voluntariamente ajenas al espíritu de Cristo. Ese libro que su Imagen ostenta en la mano izquierda, y que nos recuerda el libro de los Santos Evangelios que siempre llevó en la mano, como hemos dicho, es el mudo testimonio de que ha velado por la pureza de la doctrina, por su constante actualidad, porque no desapareciera del hogar riojano la enseñanza (…) catecismo que hizo honrados y virtuosos a los padres y a los hijos que deseamos siga siendo siempre la mejor herencia en la familia riojana”, expresó.

También lo dicho por Monseñor Bernardo Witte, cuarto obispo Diocesano, en su homilía del 26 de abril de 1987. “Sentimos la necesidad de crecer en la Fe, a fin de testimoniar con valentía nuestra configuración con Cristo y su Iglesia. Tomás, el incrédulo, en su primera etapa, haya por doquier muchos imitadores, que expresan también hoy en día: “si no veo, no puedo creer, o me cuesta creer” Existe el peligro de una Fe mediocre o tibia. Conviene recordar la Palabra de Dios en el Apocalipsis: “tengo contra ti que no eres ni caliente ni frio. Porque eres tibio, te voy a vomitar de mi boca…”. Una Fe bloqueada por la soberbia, como el caso del fariseo, que pretendía rezar y decía en el templo: “gracias, Señor, porque no soy como los ladrones… ni como este publicano…”. Hay quienes aspiran a una Fe sin renuncias, como el joven rico que no quiso seguir a Jesús por que los muchos bienes que poseía se lo impidieron. Una Fe sin obras, que es infructuosa, como la de aquellos que preguntaran: “¿Señor, cuando te vimos hambriento y no te dimos de comer? Y el responderá: no los conozco”. Una Fe sin sacrificios, como siervo infiel que devolvió los talentos sin usarlos, viviendo sin fatigas, sin riesgos y sin frutos, esquivando el duro esfuerzo requerido para ganar el pan de cada día con el sudor de su frente. Una Fe sin compromiso sincero, cuando el Señor afirma: “el que quiera venir en pos de mí, que cargue su Cruz y que me siga”. De una Fe autosuficiente, que prescinde del Magisterio de la Iglesia. “El que los desprecia a ustedes me desprecia a Mí”, les dice el Señor. La oración nos invita a rezar con humildad: “Señor, reaviva la fe del pueblo, a creciente en nosotros tu gracia para que comprendamos mejor la excelencia del bautismo que nos purificó, el poder que nos hizo renacer y la sangre divina que nos redimió”.

Para el segundo día del Triudo, se reflexionará sobre el Beatro Monseñor Angelelli, tercer obispo diocesano, en su mensaje de Pascua de 1974. “Y si Cristo resucitó, todo se ilumina en nuestra vida. Tiene sentído nuestra alegría, nos inunda interiormente una paz profunda e inquebrantable, y nuestra esperanza tiene firmeza inconmovible. Porque Cristo resucitó, todo deberá ir cambiando, en nuestro pueblo hasta lograr ser un pueblo interiormente rico, con la sabiduría de Dios, y exteriormente fraterno, con la fuerza que nos da la Fe, la Esperanza y el Amor. Andando por nuestros pueblos riojanos cómo constata uno que en muchos hermanos nuestros la pascua de Cristo es como el pan de cada día en sus vidas. La sabiduría que brota de sus labios es fruto de un Bautismo que se lo ha ido madurando interiormente, hasta hacer de la persona una presencia contagiante de la pascua. Es como si tocáramos la presencia viva de Cristo. Pero también somos conscientes que vivir la pascua en cada uno de nosotros, y hacer de una comunidad diocesana una comunidad plenamente pascual, no es fácil. Es tarea difícil y constante; es tarea que debe ser realizada con gran serenidad interior, pacificados interiormente; es tarea exigente; sin demora y constantemente, sin miedos. Para esto nos ayuda aquello de San Pablo: “Sé en Quien creo y en Quien espero y en Quien confío”. Partiendo de la visión de la pascua de Cristo, nuestra Iglesia Diocesana (lo hemos repetido más de una vez) es riojana y es universal; es Una, Santa, Católica, y Apostólica; quiere vivir cada vez más con sentido de pascua toda su vida y toda su misión evangelizadora y santificadora; y a la vez con conciencia de Peregrina, limitada, pobre, y en esperanza. Porque posee los signos dolorosos de la cruz; porque es precisamente “peregrina”; al mismo tiempo también posee todo el Don de Dios, que es el Cristo pascual”.

También sobre el sexto obispo diocesano, Monseñor Roberto Rodríguez, que en su mensaje en las fiestas de San Nicolás del 2007 dijo: “Todos somos Iglesia y somos nosotros los que tenemos que ir los unos a los otros en un fecundo encuentro de compresión, justicia y solidaridad, así vivimos en la fecundidad del amor. Somos nosotros, también como comunidad eclesial, los que tenemos la misión de mostrarnos a los que viven como si Dios no existiese, para hacerles comprender las maravillas del proyecto que Dios tiene para todos los hombres y que nosotros, con la ayuda de la gracia nos esforzamos por vivirlo en la humildad y el amor. Necesitamos un laicado comprometido y valiente, que no tema mostrar su condición de bautizados. La Iglesia de La Rioja, bajo la protección de su Patrono San Nicolás, y con la guía del Espíritu Santo, se presenta ante el mundo como estandarte de vida nueva, que funde con el fuego del Espíritu Santo los corazones de sus hijos, para que cada uno pueda contribuir al establecimiento del Reino de Dios en el mundo de hoy”.

Para el tercer triduo, sobre “90 años de Misión”, se ahondará sobre la voz de Monseñor Horacio Gómez Dávila, segundo Obispo Diocesano (1964-1968), en su Auto pastoral del 30 de noviembre de 19617 de “Visita misionera de San Nicolás”. “No es novedad para nadie los difíciles tiempos que nos tocan vivir. Dificultades de todos los órdenes van llenando de tribulaciones nuestros corazones. (…) Estas han enfriado en muchos la piedad y las prácticas cristianas, llegándose en muchos casos hasta el abandono total de las mismas. (…) No podemos ver indiferentes, la descristianización paulatina y perseverante del pueblo confiado a nuestro cuidado pastoral. (…) Los gravísimos problemas que agitan hoy a nuestros pueblos y que van sembrando desencuentros, divisiones y odios en las relaciones mutuas (…) no son en el fondo más que reflejos del profundo desencuentro de la conciencia cristiana con su Dios. Hoy la gran necesidad del pueblo riojano, es retomar el camino de un cristianismo vivido hasta las últimas consecuencias, es el despertar de la conciencia del cada bautizado a vivir las obligaciones que le impone el Bautismo. Por eso, con nuestra autoridad hemos dispuesto que el Santo Patrono San Nicolás de Bari, que permanece de celador y Patrono en su trono de nuestra Iglesia Catedral desde hace más de trescientos años, salga de su trono material donde recibe alabanzas (…) y vaya por las Parroquias y Pueblos de la Campaña buscando el trono de la carne, los corazones de tantos hijos que permanecen alejados de Dios por el error, la ignorancia o la fuerza de las pasiones. San Nicolás va a traerlos a los pies de Señor para que en el Sacramento de la Penitencia reciban el perdón de sus pecados y en la Eucaristía alimenten su corazón hambriento de paz y de bien. La Misión será rica en frutos de salvación”.

En tanto que se reflexionará sobre Monseñor Fabriciano Sigampa, quinto Obispo Diocesano (1992 – 2005, en la Homilía al recibir la visita misionera de nuestra Señora del Valle año 1995.

“Somos simples servidores por medio de los cuales han creído y cada uno de ellos lo es según lo que ha recibido del Señor. Somos cooperadores de Dios; ustedes, campo de Dios, edificio de Dios como dice San Pablo. Para cumplir esta tarea con el favor de Dios (…) debemos: Impulsar una nueva evangelización, fortalecer la vida cristiana, Consolidar la comunión eclesial, Promover la participación de los laicos en la vida y en la misión de la Iglesia”.

TRIDUO CELEBRACION DIÓCESIS DE LA RIOJA IGLESIA

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso