El anuncio de un nuevo régimen académico para la escuela secundaria en la provincia de Buenos Aires –el sistema educativo más grande del país, con 4 millones de estudiantes– reabrió el debate sobre el valor de la repitencia. Si bien la reforma impulsada por la Dirección General de Cultura y Educación de PBA contempla otros aspectos –como la renovación de los diseños curriculares, la vuelta a la nota numérica y la titularización de directivos para favorecer la estabilidad en sus cargos–, la decisión de eliminar la repitencia anual y pasar a un sistema de recursada por materia fue la que suscitó más polémica.
Quienes rechazan la eliminación de la repitencia suelen entender esta medida como un acto de facilismo o de demagogia, que apunta a maquillar las estadísticas educativas en vez de resolver el problema estructural: que todos los estudiantes aprendan. El diagnóstico sobre la crisis de los aprendizajes básicos en secundaria es ampliamente compartido: lo muestran, desde hace décadas, las pruebas internacionales (PISA) y las nacionales (Aprender). Para algunos, la solución está en reforzar el formato de secundaria que conocieron cuando cursaron. Para otros, es ese formato –incluida la repitencia– el que está naufragando junto con los aprendizajes.
La provincia de Buenos Aires no es la primera en avanzar en esta dirección. En 2009 –es decir, tres años después de que el Congreso aprobara la obligatoriedad de la secundaria en la Ley de Educación Nacional–, el Consejo Federal de Educación había acordado avanzar en una redefinición de los regímenes académicos del nivel medio. Desde entonces, una de las provincias que más avanzaron en la reforma de la secundaria fue Río Negro. Allí se presentó en 2017 la nueva Escuela Secundaria Rionegrina (ESRN), con un formato que anticipó varias de las decisiones que ahora está tomando la cartera educativa encabezada por Alberto Sileoni.
La reforma de Río Negro
En la secundaria de Río Negro, la cursada es cuatrimestral y el diseño curricular redujo la cantidad de materias: ahora hay siete “áreas de conocimiento” que integran distintas disciplinas. En el ciclo básico, esas áreas son Educación Científica y Tecnológica (que incluye Física, Química y Biología), Ciencias Sociales y Humanidades (que incluye Historia, Geografía, Ciudadanía, Economía y Filosofía), Lengua y Literatura, Matemática, Inglés, Educación Física y Educación en Lenguajes Artísticos (que incluye Teatro, Música y Artes Visuales). En territorio bonaerense, una de las escuelas que están trabajando en una dirección similar es la Escuela Técnica Roberto Rocca, donde también existen áreas integradas en las que los profesores trabajan en equipo.
Como lo hará en 2025 Buenos Aires, Río Negro desarmó la “promoción en bloque” y la repitencia por año: solo se recursan aquellas áreas en las que los estudiantes no pudieron acreditar los saberes esperados. La calificación surge de una evaluación conjunta de los profesores de una misma área.
Un aspecto crucial de la reforma rionegrina es que implementaron la contratación de profesores por cargo, para eliminar el problema de los “profesores taxi”: los docentes tienen 25, 16 o 9 horas de clase en una misma escuela. Esa carga horaria incluye horas destinadas al trabajo en el aula, a reuniones institucionales (entre profesores de una misma área) y al acompañamiento de las trayectorias de los alumnos. En PBA tienen previsto avanzar sobre esta cuestión más adelante, según anticipó Sileoni a Infobae.
Con siete años de implementación –aunque la pandemia implicó una interrupción de dos años–, el formato de la Escuela Secundaria Rionegrina empieza a consolidarse. “Estamos revisando el régimen académico en función de lo que nos dicen las escuelas y supervisiones. El debate se sigue dando: tenemos arraigadas muchas estructuras que tienen que ver con cómo aprendimos nosotros. A las familias a veces les cuesta entender las decisiones que buscan respetar la trayectoria real de cada estudiante, garantizando los saberes comunes”, explicó Silvia Arza, directora de Educación Secundaria del Ministerio de Educación y Derechos Humanos de Río Negro.
Arza dijo a Infobae que la reforma rionegrina implicó un diálogo estrecho con los gremios docentes –por el cambio en el régimen laboral– y que ya impactó en mejores trayectorias de los estudiantes: “La secundaria rionegrina tiene dos grandes logros. El primero es que está garantizado el acceso, algo que antes no sucedía: todos los egresados de la primaria están en la secundaria. El otro es que los estudiantes se mantienen dentro del sistema educativo: bajamos muchísimo el desgranamiento. Entre 2009 y 2019 subió 10 puntos la tasa de egreso; en 2023 fue del 45% (del total de alumnos de 5° año)”.
La funcionaria reconoció que entre los principales desafíos pendientes figura mejorar la tasa de egreso y, sobre todo, fortalecer los aprendizajes: los datos de Aprender muestran un deterioro en los saberes de Lengua y Matemática, en línea con la situación nacional. “El objetivo es que todos estén en la escuela y que todos estén aprendiendo”, definió Arza.
Qué pasa en otras provincias
Además de Río Negro y Buenos Aires, otras provincias que vienen avanzando en la revisión de los regímenes académicos y los formatos de promoción son CABA, Córdoba (en las escuelas secundarias con formación profesional y en la red de escuelas Proa) y Tucumán, explicó Cora Steinberg, especialista de Educación de Unicef Argentina.
Santa Fe había implementado en 145 escuelas el “avance continuo”, que implicaba que los estudiantes solo tuvieran que recursar las materias no aprobadas (es decir, eliminaba la repitencia del año completo, como Río Negro y ahora PBA). Pero el primer decreto del gobernador Maximiliano Pullaro fue dar marcha atrás con esa decisión, a la que consideró “un atajo para mostrar que los chicos terminaban la escuela cuando en realidad terminaban sin saber”.
También Santa Cruz revirtió la “promoción automática” y restableció la repitencia en diciembre de 2023. Daniel Busquet, entonces presidente del Consejo Provincial de Educación, había calificado la eliminación de la repitencia como una “estafa social y pedagógica”. En los últimos años, otras provincias que fueron sumando más alternativas de recursada y “recuperación” de aprendizajes pendientes –y minimizando la figura de la repitencia– fueron La Pampa, La Rioja, Neuquén, Chaco, Misiones, Jujuy y Salta, señalaron Steinberg y Sandra Ziegler, investigadora de Flacso Argentina, quienes vienen estudiando el tema junto con Mariana Nobile (Flacso), Nancy Montes y Lilia Toranzos de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
“Los cambios tienen diversa magnitud y alcance. Algunos llegan a todos los establecimientos de una orientación, otros están acotados a escuelas de creación reciente que se plantean como innovadoras; algunos modifican las unidades de acreditación para que sean acreditables campos integrados; otros introducen la figura de correlatividad para que la aprobación de un nivel de una asignatura conlleve la acreditación del nivel previo si estaba pendiente”, describió Steinberg. La especialista de Unicef destacó especialmente el caso de La Pampa, “que tiene una mirada en los procesos de inclusión educativa para integrar de manera sustantiva a los adolescentes con discapacidad”.
“La iniciativa de cambio hacia un modelo de aprobación por materias que está formulando la provincia de Buenos Aires es una alternativa muy estudiada y que está en implementación en diferentes provincias del país. Estos cambios se basan en la evidencia de que la repitencia no es la solución al problema del fracaso escolar”, explicó Sandra Ziegler. De todos modos, aclaró, la escuela secundaria requiere no solo un cambio en su sistema de evaluación, sino también en “el tipo de trabajo con los contenidos, el modelo de las clases, las formas de convivencia, el tiempo de trabajo docente y la asistencia regular a la escuela”.
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