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1591 Cultura + Espectáculos ESPACIO DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE ESCRITORES FILIAL ARIEL FERRARO

Cinco poesías

El poeta Fernando Marcelo Castaño comparte con 1591 Cultura+Espectáculos parte de su producción.
Fernando Marcelo Castaño

Por Fernando Marcelo Castaño

MI CIUDAD

Mi ciudad camina lento,

habla con voz cansada, en su gente...

Y el cerro nos amanece enrojecido

en los mistoles del alba.

Mi gente mira sin apuros,

y siente pereza

al interrogar,

las cosas más sencillas.

En la capilla moran palomas

porque escasean las sombras,

aquí hay pocos árboles,

y muchos yuyos…

Y en las rotas veredas

nos cansan los gorriones embravecidos.

En mi pueblo hay un cura

que madruga en campanarios...

Surgen, cada mañana,

bicicletas apretando los diarios,

con los canillitas solidarios,

cantándonos…

Ellos nos despiertan antes que los gallos

El panadero hace pan,

porque se aburre

el resto del blanco día.

Hay perdidas pasiones en los ríos,

porque los amantes

se fueron a escondidas.

Luz en el parque,

mansos grillos,

y perros que rompieron los baldíos...

Solo creo vivir

la cósmica lisura de los días,

en los grises que transito...

Repartir en la redondez de mi moneda,

los inscriptos signos.

Y salir a decir

que en mi pueblo

se mueren las uvas

para renacer en vinos.

INDIO DE PIEDRA

¿Cómo llorar en un pregón andino,

si mi alto vuelo, bate,

los archipiélagos del ensueño...?

Aquí no hay dueño del ámbito

en su cosmos, de las razas perdidas.

Aquí el sol sereno del maizal...

Y sus cuernos suenan en mi alero,

en mi sombrero,

cantan el quichua brusco

de unos labios gruesos.

Un cobrizo y la piel de mis ancestros

se tatuó en crepuscular amanecer de los días

para seguir la sangre inmolada

en el dolor de las piedras...

Altas ruinas nos persiguen, ceremonias

en memorias de las momias aborígenes…

Sueño con un indio que canso el polvo de sus grietas

y su alma se aprieta en el pucara

de su encrucijada eterna.

A ese indio le presto mis piernas

para caminar el mundo,

ese mundo que lo sepulto en el tumulto

y que hoy solo le dejo las arcillas rotas de sus manos...

El cóndor andino pasa y silba...

¡Pero silba silencios!

¡Ave negra y alma!

Alma de indios hechos piedra.

DE REGRESO A MI PATIO

La flor de los tiempos bifurco los estíos

Se enroscan las hadas del limonero en las danzas de azahares

La verde hiedra trepa en los misterios del sueño

El suelo sucio canta en el polvo del recuerdo

Las hojas revuelven las horas muertas

Las brisas de mi patio respiran en los recuerdos

La flor del cardón hace penitencia entre las piedras

Y el alma de mi abuelo me llora detrás del lucero

La leche de la higuera flecha al duende de los deseos

La flor del rosal le da suspiros a la chica

que nunca me quiso y de la que nunca olvido

Aquí el óxido de los espinos inyecta el tétano de los olvidos…

No sé si vuelvo a mi patio o si mi patio me vuelve en los vinos.

RIOJA OTOÑAL

Noche del otoño riojano,

precognición de la magia

en la que levita

la poética de mi tierra;

como si al levantar un tibio cuarzo,

brillara su ámbar,

se desmayase el horizonte

y el tiempo demorase

la suspensión muerta de las hojas.

Tomo el aire quieto

como descolgando frutos

de otra dimensión del tiempo.

Y vuela ese olor a dulce

que puede ser el sueño

de los membrillos del cerco.

Anuncian celestes esas torcazas,

se astillan las cañas del callejón

en el trasluz,

que cae del fósil de la luna

como una arqueología extinta.

Canta el zorzal para las almas

golpeadas de las piedras en el río.

Siembro amor bajo el mustio parral

y me retiro del huerto

recordando a mi abuelo,

que arrastraba su sombra,

que me adormecía los instintos.

En una liturgia del silencio

se silba un salmo antiguo

y se lava la acuarela

indecisa de las nubes.

Pompas suben, luego caen,

en el cielo se baten las alamedas

en sus andamios.

Me extiendo como el ocaso,

me acuesto con un vino.

Vive mi sangre el pulso

denso del otoño;

y mi corazón, en pausa,

cautiva un alivio.

ALMA Y PUEBLO

Que mi pueblo marche su paz,

marcando en su paso marrón, la calma,

y el presente se derrumbe en olvido,

como en la corola gris del lodo

se derrumba cada pisada de tórtola relegada…

Que el alma del parral perdone

al lagar, por machacar las uvas,

yo no quiero mas condenas

en esta tierra árida y sufrida

La sal del sombrero fue redención

del obrero que condenaron

por su único oficio,

en el tribunal que el sol

levanto por las vendimias

Mi corazón de arcilla palpita

como humilde abobe

que recobra vida

en las lenguas mudas de las acequias...

Observo a los cúmulos del aire quieto,

lento como los atardeceres

en las mareadas tintas del verano...

Mi vida, en la estación maleable,

busca el regocijo

donde se prolongan

las ceremonias de los vinos...

Sin fatigarme en rumbos,

encuentro, a La Rioja,

nutrida de su patay, aborigen,

ese pan sin nombre

que recuerda almas de palomas,

sin cielo e incomprendidas...

La cándida noche de mi ayer

es la que se repite

en cada parpadeo del lucero,

este candil amigo,

piedra de cenizas,

que enciende un espectro

embriagado de inmensidad,

sutil pasajero del silencio.

Nombro al alba

declamando este efímero verso,

ya me duermo, fresco,

como lo hacen

en sus diminutas cascaras negras

esos lustrosos grillos.

¡Para amanecerme en otra noche

y confundir al mundo…!

Ya que no hay reglas

cuando uno habla con uno mismo.

EL AUTOR

SOY ARGENTINO, NACÍ EN LA CIUDAD DE LA RIOJA, UBICADA AL NOROESTE DEL PAÍS Y CON MUCHAS MONTAÑAS, EN EL SENO DE UNA FAMILIA TRADICIONAL Y CATÓLICA. TUVE VARIOS PARIENTES POETAS. EL ESCRITOR MÁS DESTACADO DE MI FAMILIA FUE RAÚL VERA OCAMPO: POETA, ENSAYISTA, CRÍTICO DE ARTE Y PINTOR. A MIS POEMAS HEREDADOS LOS LEO INCANSABLEMENTE, ELLOS ME INSPIRAN Y ANIMAN A ESCRIBIR... ESCRIBO POESÍAS DESDE LOS 20 AÑOS, LEO LITERATURA VARIADA DESDE MUY PEQUEÑO. HE SIDO SELECCIONADO EN 16 CERTÁMENES DE POESÍA, DE AHÍ SALIERON 15 ANTOLOGÍAS Y UN POEMARIO (“MI ABUELO FUE UN POETA”) CON OBRAS DE MIS ABUELOS Y PROPIAS. PARTICIPO EN TERTULIAS POÉTICAS INTERNACIONALES Y RECIBÍ DOS PREMIOS EN UN CERTAMEN INTERNACIONAL DE POESÍA.

ESPACIO SADE

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