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1591 Cultura + Espectáculos TEATRO

Kafka revisitado desde la escena riojana

La Comedia de la Provincia de La Rioja presentó una potente versión escénica de “Metamorfosis”, el clásico de Franz Kafka, bajo la dirección de César Torres. Con actuaciones destacadas, una puesta técnica impecable y una lectura sensible y contemporánea del texto original, la obra se convirtió en un acontecimiento teatral que interpeló desde lo íntimo y reafirmó el compromiso del elenco y el equipo creativo con un teatro de calidad.
Fernando Viano

Por Fernando Viano

Publicada en 1915, La metamorfosis de Franz Kafka es una de esas obras que, con una economía de recursos y una estructura casi mínima, ha sabido condensar algunas de las angustias más profundas del ser humano moderno: la alienación, la incomunicación, la deshumanización. La historia de Gregorio Samsa -aquel joven viajante de comercio que una mañana despierta convertido en un insecto monstruoso- es, en verdad, la historia de todos aquellos que, en algún momento, dejaron de ser comprendidos, valorados, o simplemente aceptados por su entorno. Más allá de lo fantástico de su premisa, el relato de Kafka se construye desde la lógica del absurdo, sin explicaciones ni moralejas, y va desnudando, con precisión quirúrgica, las reacciones del núcleo familiar ante lo incomprensible. La metamorfosis física del protagonista es apenas el reflejo visible de una metamorfosis más profunda: la que ocurre en los vínculos, en la mirada del otro, en la pérdida de sentido y de identidad. El universo kafkiano no ofrece consuelo ni redención: solo una lucidez amarga que ilumina la fragilidad de la existencia y la frialdad del sistema que nos contiene.

En este contexto, la propuesta de la Comedia de la Provincia de La Rioja, con adaptación y dirección general de César Torres, no solo asumió el desafío de llevar a escena una obra compleja, sino que lo hizo con un nivel de compromiso y profesionalismo que resulta verdaderamente admirable. Presentada en la sala Beatriz Piqueras -un espacio que por su intimidad multiplica la potencia de lo escénico-, esta versión de “Metamorfosis” se convirtió en un acontecimiento teatral de notable calidad artística, que no se limitó a “representar” el texto original, sino que lo interpeló, lo resignificó y, sobre todo, lo hizo propio.

La puesta, minimalista y precisa, no abusó de recursos pero los empleó con una inteligencia estética digna de destacar. La iluminación y el sonido, diseñados por el mismo César Torres, funcionaron como articuladores de climas, tensiones y silencios; no hubo estridencias ni artificios superfluos: cada elemento estuvo al servicio del relato. La escenografía de Gonzalo Abdala y la preparación corporal a cargo de Leonardo Arellano complementaron ese universo con una coherencia visual y física que potenció el extrañamiento del protagonista y el progresivo deterioro emocional de su entorno.

Uno de los grandes aciertos de la obra es el elenco. El trabajo actoral fue parejo, sólido, comprometido. Cada intérprete asumió su rol con profundidad, evitando caricaturas o sobreactuaciones, y logró construir personajes creíbles en medio de una situación irreal. Entre todos, brilla con luz propia Facundo Aredes, en el rol de Gregorio Samsa. Su interpretación fue física, desgarrada, delicada cuando debió serlo y visceral cuando la escena lo exigía. Aredes no solo encarnó al insecto: encarnó al hijo, al hermano, al trabajador agotado, al cuerpo que se vuelve carga, al hombre que ya no puede hablar pero que aún desea ser escuchado.

Sin embargo, la actuación de Aredes no podría haberse sostenerse sin cada una de las otras presencias teatrales que le dieron forma a la concepción particular de Torres sobre la obra de Kafka: Juan José Herrera, María José Barrionuevo, Agostina Díaz, María Beby Heredia, Pedro Romanazzi, Francisco Sotomayor del Castillo y Mauricio Nieto, cada uno en la piel de otros y otras, se tornaron esenciales para una trama que se construyó con interpretaciones de una solidez que atrapa.

El enfoque de la adaptación es otro de los aspectos que merece una mención especial. César Torres no cayó en la tentación de “modernizar” arbitrariamente el texto ni de localizarlo de manera forzada. Sin embargo, hubo algo en la puesta -en los acentos, en las inflexiones, en ciertos gestos y silencios- que regionalizó la historia, que la acercó, que la volvió parte de nuestra cotidianidad. Fue como si la obra dijera: “esto también podría pasarnos aquí; esto también somos nosotros cuando elegimos no ver, cuando dejamos de escuchar, cuando medimos el valor del otro por su productividad”.

En este sentido, “Metamorfosis” no se transformó en un museo kafkiano ni en un ejercicio académico de adaptación. Fue teatro vivo. Fue una lectura escénica lúcida, sensible, inquietante, que puso en valor no solo el texto de Kafka, sino también la capacidad de una compañía teatral provincial de ofrecer una producción de altísimo nivel, con recursos propios, con talento local y con una mirada artística comprometida.

La Comedia de la Provincia de La Rioja demostró, con esta obra, que el teatro sigue siendo un espacio de reflexión profunda, de riesgo estético y de diálogo con los grandes dilemas humanos. En tiempos donde lo inmediato, lo superficial y lo efímero ganan terreno, una propuesta como esta -cuidadosa, trabajada, honesta- resultó un acto de resistencia cultural. Y, también, una invitación a mirar(nos) desde otro lugar.

CÉSAR TORRES: EL ARTÍFICE DE UN TEATRO EN CONSTANTE RENOVACIÓN

Desde 1994, el actor, director y dramaturgo César Torres conduce con visión la Comedia de la Provincia de La Rioja. A lo largo de más de tres décadas, su huella ha sido decisiva en la transformación del teatro local: impulsó nuevas tendencias estéticas, potenció la formación continua del elenco y diversificó los espacios de circulación, acercando el escenario a barrios, escuelas y comunidades del interior provincial.

Para ello, Torres no se encasilla en fórmulas tradicionales. Formado de modo autodidacta -como él mismo reconoce-, busca siempre nutrirse de literatura, plástica, música, danza y ciencias sociales, con la convicción de que “el teatro es un arte impuro”. Su impronta como director se caracteriza por una marcada apuesta a lo físico, el grotesco y el expresionismo. Defiende la idea de ser “un director autoritario e invasor”, porque sabe hacia dónde va y qué quiere decir con cada montaje. Ese compromiso se refleja en cada una de sus puestas. Obras como El Familiar (1997), Jetattore o Salón Balumba, nacidas desde el trabajo colectivo con los actores, ya anunciaban un estilo escénico que conjuga pensamiento crítico, creatividad y búsqueda estética. Asimismo, su propuesta de teatro comunitario -que ha llevado a comedias e infantiles como Facundo contra el inframundo y Narices a barrios y escuelas- subraya su vocación por democratizar el arte dramático. No es extraño entonces que, en más de dos décadas, haya consolidado un elenco formado y reorganizado, capaz de asumir desafíos tan exigentes como la adaptación de Metamorfosis. En esa obra, su dirección técnica, su trabajo sobre lo sonoro y lumínico, y la selección de una estética íntima y envolvente, evidencian su capacidad para resignificar un clásico universal sin desnaturalizarlo. En su lectura, lo regional y lo contemporáneo dialogan con el espíritu kafkiano, en una mixtura de fidelidad y transgresión. No por nada, quienes trabajaron y trabajan con él resaltan su pasión como motor creativo, de allí también que su trayectoria fuera reconocida y distinguida, por ejemplo, por el Instituto Nacional del Teatro (2019). Además, su participación como jurado en certámenes y su rol de formador en el elenco de la Comedia lo posicionan no solo como creador, sino también como referente del ecosistema teatral riojano.

En una escena en constante búsqueda de renovación, César Torres representa la síntesis entre audacia estética y compromiso comunitario. Su decisión de asumir un texto tan complejo como Kafka y transformarlo en una experiencia escénica accesible, rigurosa y emotiva confirma su papel como uno de los creadores más relevantes del teatro independiente y oficial de La Rioja. Una figura insoslayable para entender el presente y, sobre todo, el futuro del teatro en nuestra Provincia.

(FV)

CREACIÓN Y CIRCULACIÓN ARTÍSTICA: UNA FORMA DE RESISTENCIA

En un contexto nacional donde la cultura es vista con desdén, desprecio o abierta hostilidad, resulta indispensable destacar el valor de aquellas políticas públicas que, en las provincias, sostienen y defienden los espacios de creación, formación y circulación artística. Y La Rioja, a través de su Gobierno y particularmente de la Secretaría de Culturas, se ha convertido en un ejemplo concreto y tangible de esa decisión política de preservar y potenciar el acceso a los bienes culturales como un derecho y no como un privilegio de mercado.

La reciente puesta en escena de Metamorfosis, adaptación de la célebre obra de Franz Kafka por parte de la Comedia de la Provincia bajo la dirección de César Torres, es una prueba irrefutable de lo que puede lograrse cuando el Estado asume su rol como garante y promotor de la cultura. Una producción de este nivel -con recursos técnicos, humanos y artísticos de primer nivel- difícilmente podría sostenerse sin un respaldo institucional firme y una visión estratégica que entienda a la cultura como un elemento vital del tejido social, más allá de su rentabilidad económica.

Hoy más que nunca, frente a una política central que reduce la cultura a mercancía, que desmonta organismos, vacía presupuestos y desmantela instituciones históricas, el trabajo silencioso pero constante de gobiernos provinciales como el de La Rioja adquiere un valor aún más profundo. No se trata solamente de “mantener” estructuras: se trata de apostar por una idea de país y de sociedad donde el arte, la expresión y la creación tengan un lugar insoslayable. Donde una obra como Metamorfosis -compleja, desafiante, incómoda- pueda ser vista por el público riojano no como un lujo, sino como parte del derecho a imaginar, a pensar y a sentir.

El sostenimiento de la Comedia de la Provincia, que lleva más de tres décadas formando actores, directoras, técnicos y diseñadores escénicos, es parte de esa apuesta. No es casual que desde este espacio institucional hayan surgido algunas de las puestas más originales, rupturistas y potentes del teatro riojano contemporáneo. No es casual que sigan llegando a escuelas, barrios, localidades del interior profundo. Y no es casual que, aún en tiempos de ajuste, este organismo siga produciendo espectáculos con profesionalismo, excelencia y vocación social.

La cultura no siempre es “exitosa” en términos de taquilla. No siempre se mide en números. A veces es apenas una chispa que enciende una conciencia, una imagen que interpela, una escena que sacude. Pero sin ella, sin esa llama encendida, lo que se apaga no es una actividad: es el alma colectiva de un pueblo.

Por eso, más allá de la ovación que merecen los actores, el director y el equipo artístico de Metamorfosis, también es justo reconocer y agradecer la voluntad política de seguir haciendo posible lo imposible. Porque sin ese compromiso del Estado, sin esa convicción de que la cultura vale por sí misma, obras como esta no tendrían ni escenario ni espectadores. Y en tiempos donde se pretende convertir en cenizas todo lo que no sea rentable, elegir sostener el arte es, también, una forma de resistencia. (FV)

TEATRO COMEDIA DE LA PROVINCIA KAFKA METAMORFOSIS
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