Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
1591 Cultura + Espectáculos LECTURAS

Más alto, solo el cielo

Una reseña para el libro "La protagonista", de la comunicadora social Analía Cobas.
Fernando Viano

Por Fernando Viano

¿Qué es una metamorfosis? ¿Qué mecanismos se requiere poner en marcha para que una metamorfosis se produzca? ¿Cuándo? ¿Por qué?

En este espacio de interrogantes, resultaría muy sencillo acudir a las definiciones escritas, a las acepciones que ofrece el diccionario: 1. Transformación que experimentan determinados animales en su desarrollo biológico y que afecta no solo a su forma sino también a sus funciones y su modo de vida; es típica de los poliquetos, equinodermos, insectos, crustáceos y anfibios. 2. FORMAL. Cambio o transformación de una cosa en otra, especialmente el que es sorprendente o extraordinario y afecta a la fortuna, el carácter o el estado de una persona.

Me tienta, en este punto, acercarme a la segunda definición, tal vez por eso de no terminar de asumir lo que tenemos de ciertos animales en nuestro humano desarrollo biológico. Sin embargo, la respuesta no alcanza a abarcar completamente las preguntas. Es así que resulta casi inevitable echar mano entonces a la mañana en que Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto. La palabra metamorfosis, allí, queda asociada necesariamente a la novela escrita por Franz Kafka en 1915, tan ampliamente reconocida y tan ampliamente citada. Pero parafraseando al libro de Raymond Carver “De qué hablamos cuando hablamos de amor” (deliciosa colección de cuentos del escritor estadounidense), ¿de qué hablamos cuando hablamos de metamorfosis?

“Así nací, imaginando escenarios y públicos que se hicieron reales”. La cita pertenece a la última página de “La protagonista” (Sudestada, 2023), el primer libro de la comunicadora social Analía Cobas, recientemente presentado y ya puesto a girar por diferentes espacios de nuestra amplia geografía nacional, como si de pronto fuera posible establecer redes de contacto, puntos de encuentro, en medio de la vorágine de los días en que mayormente sucumbimos a los designios de lo que no podemos elegir, de lo que no podemos ser parte, de lo que nos lleva puestos como la fuerte correntada de un río, arrastrando todo a su paso.

Tal vez allí, en ese punto de intersección de las esquinas “individual” y “colectivo”, radique el fundacional eje sobre el que gira la transformación como línea de partida hacia otro estado. Hacia un estado de superación de uno mismo. Hacia una instancia que nos eleva de nuestro piso, para hacernos entender que en realidad no hay techo, más que el que nosotros mismos nos imponemos. Y que más alto que nosotros -cómo diría el gran Enrique Bunbury- solo el cielo.

No hay metamorfosis en eso de nacer imaginando escenarios y públicos que se hicieran reales. Eso, en realidad, es lo más genuino a lo que un escritor, una escritora, pueda acudir. Está en su esencia y en su manera de concebir el mundo, atado todo ello a una capacidad de percepción que, en el caso de Analía Cobas, añade además un componente fundamental: ser en sí misma portadora del arte de la sensibilidad como un modo de expresión no solo escrito, sino también oral, vocal, de amplitud inagotable. No, no hay metamorfosis en eso.

Pero sí la hay en el gesto vital de quitarse la piel para mirarse hacia adentro. Y no sólo para mirarse hacia adentro, sino para dejarse ver, tal y como si se tratara de una obra expuesta al natural, abriendo de par en par las puertas del sentir en todas sus dimensiones posibles, sin miedo al miedo, sin pruritos de los autoimpuestos ni de los externos, sin limitaciones que pongan freno a esa necesidad de ser un puente de expresión que, al mismo tiempo, se convierta en un abrazo contenedor. Allí sí hay metamorfosis. Y la hay en el decidir tomar las riendas de nuestras vidas. Y esa es, en suma, la metamorfosis de Analía Cobas, siendo la protagonista de su propia historia.

En su decir, en su narrar, en su contar, en su descubrir, en su desnudar, en su exponer, en su nombrar, en su experimentar, en su expresar, caben todas las definiciones para esa palabra que abre los espacios de interrogantes, pero que en realidad no es más que una vuelta, que un regreso a ella misma, a esa que nació imaginando escenarios y públicos que se hicieron reales.

No puede haber transformación en lo que se es. Sí, en cambio, en lo que se dejó de ser para pasar a ser otra cosa que en realidad no se es, adormeciendo así la existencia, al punto de ya no ser ni una cosa ni la otra, al punto riesgoso de ya no ser nada. Esa es, tal vez, la mayor de las metamorfosis a las que se pueda aspirar: el revertir ese proceso por el cual nos fuimos convirtiendo en un monstruoso insecto, aferrados a la insignificancia, aceptando con la cabeza gacha el violento gesto de que nos pongan el pie encima, de que nos pisoteen así, sin más.

De eso se trata “La protagonista” de Analía Cobas. De sacarse el pie de encima para volver a ser. No interpretarlo de esa manera, sería cuanto menos un desafortunado error, cuando no una distracción imperdonable. Y es que este libro no se construye únicamente de una serie de relatos logrados con precisión quirúrgica. De hecho, cada texto abarca, en si mismo, mucho más que el abordaje desprejuiciado de temáticas que pueden aparecer como sencillas en el contexto de indiferencia al que asistimos a diario. Definitivamente, lo que hay en “La protagonista” sobrepasa los “tópicos como el desamor, la imaginación, el deseo, la violencia, lo que se esconde bajo la alfombra o lo que subyase en nuestro inconsciente”, tal como se señala en la retiración de tapa.

Cobas, en su primer libro, vuelve a nacer. Y vuelve a nacer imaginando escenarios y públicos que se hicieron reales. Vuelve a nacer en sí misma. Y pone, allí, en cada página, todo lo que tiene para ofrecer desde un lugar en el que puede ofrecerse ella, en su metamorfosis y en el afirmar: “Y tuve tanto miedo a ser yo, que voy a dedicar el resto de mi vida a ser quien soy”.

De esa manera, Analía va llevando al lector por diferentes situaciones narradas por distintos personajes (y hasta por ella misma siendo un personaje tan real) que puede que le pertenezcan, que puede que no, pero que alcanzan una dimensión tan propia y tan definitiva que, de una u otra manera, terminan por conmover.

Analía se quita la piel para mirarse hacia adentro, pero no solo para mirarse hacia adentro. Analía se deja ver, tal y como si se tratara de una obra expuesta al natural. Analía abre de par en par las puertas del sentir en todas sus dimensiones posibles. Analía se despoja del miedo al miedo, se sacude los pruritos autoimpuestos y los externos, se extirpa las limitaciones que ponen freno a su necesidad de ser un puente de expresión y se convierte en un abrazo contenedor. También, para ella misma.

Analía es metamorfosis. Su metamorfosis, en lo constante. Decide el cuándo y el porqué. Pone en marcha los mecanismos. Y en la dirección de esa metamorfosis va su escritura que, además, no puede ir en otra dirección que no sea en la dirección que lleva las riendas de su vida. Es la protagonista de si misma y, a partir de allí, elige decir, elige lo que quiere ser. Pero también, y fundamentalmente, elige lo que no quiere ser. Viaja hacia un estado de superación de si misma. Hacia una instancia que la eleva de su piso, para hacerle entender que en realidad no tiene techo. Y que más alto que ella, solo el cielo.

SOBRE LA AUTORA

ANALÍA COBAS NACIÓ EN BUENOS AIRES EN 1984, ES LICENCIADA EN CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN CON ORIENTACIÓN EN OPINIÓN PÚBLICA Y PUBLICIDAD, EGRESADA DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES, DONDE ACTUALMENTE ES DOCENTE DE SU PROPIA CÁTEDRA. DESDE HACE CATORCE AÑOS ES JEFA DE PRENSA EN MÁS PRENSA, AGENCIA QUE FUNDÓ DESTACÁNDOSE COMO ESPECIALISTA EN CULTURA. ACTUALMENTE, COLABORA CON SU MIRADA CRÍTICA Y ENFOQUE DE GÉNERO EN DISTINTOS MEDIOS DIGITALES, RADIALES, GRÁFICOS Y TELEVISIVOS. ESTE ES SU PRIMER LIBRO DE CUENTOS Y RELATOS GANADOR DEL PREMIO MECENAZGO 2023.

LECTURAS

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso