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Pedro Flores: la alquimia del desconsuelo

"...Flores empieza a publicar en los años 90 y, desde su primer poemario, Simple Condicional, su producción poética ha alcanzado la cifra de 25 libros de poesía. Ha obtenido entre otros premios literarios, los Antonio Oliver Belmás, Fray Luis de León, Ciudad de las Palmas, Ciudad de Tudela, Gil de Biedma, Pedro García Cabrera o Tomás Morales..."
Silvia Rodríguez

Por Silvia Rodríguez

El XXII Premio de Poesía Flor de Jara, en el año 2019, se le otorgó al poeta canario Pedro Flores, por la obra titulada “El don de la pobreza”. La presidenta del Jurado fue la poeta y traductora Aurora Luque, quien destacó “el aliento narrativo, el ritmo del lenguaje” y la capacidad de llegar a aunar características como “tierno, sarcástico y cruel”.

Flores empieza a publicar en los años 90 y, desde su primer poemario, Simple Condicional, su producción poética ha alcanzado la cifra de 25 libros de poesía. Ha obtenido entre otros premios literarios, los Antonio Oliver Belmás, Fray Luis de León, Ciudad de las Palmas, Ciudad de Tudela, Gil de Biedma, Pedro García Cabrera o Tomás Morales. Fue finalista del Premio Nacional de la Crítica en 2010 con su libro La poesía debe ser como la bala que mató a Kennedy, con el que un año antes obtuvo el Premio de Poesía Ciudad de Santa Cruz de La Palma. En 2016 la editorial sevillana Renacimiento publicó una antología del autor bajo el título Salir rana con prólogo y selección del poeta valenciano Vicente Gallego. En 2017 se le concede el Premio Nacional de Poesía José Hierro.

La trayectoria de Pedro Flores es deslumbrante y continua. Desde el lugar donde vive y nació en 1968, Las Palmas de Gran Canaria, destacar fuera del archipiélago es toda una hazaña quijotesca, donde se ha encontrado con grandes molinos exterminadores y áridas tierras que ha cabalgado con intuición y con el mayor de los impulsos, su creación personal, imparable, irreverente y a contracorriente. En el poema “La tienda de juguetes” del libro que nos ocupa ya escucha una voz que quiere acallarle cuando escribe: Un día me atreví a entrar y aunque no toqué nada/me dijeron, sacudiendo el polvo del abrigo de Stéphane, /esto no es para ti, muchacho.

Pedro Flores.
Pedro Flores.

En “El don de la pobreza” el poeta convierte el desconsuelo en alquimia, transmuta la memoria, el recuerdo, en una lírica arrebatadora donde es capaz de fabricar su poesía para traer ante nuestros ojos a Houdini chorreando con al redoble de un tambor o para exhumar y devorar los finísimos huesos de niña que entierra en el fondo de un verso.

El libro nos ofrece un álbum de imágenes desde la infancia, desde la muerte, desde la calamidad y cómo no, desde la pobreza. Nos muestra un microcosmos donde no era cuento la realidad, donde los sueños se confundían de niño y donde el poeta nos desmenuza su pan de cada día y nos hace testigos de lo que él veía: rociando con agua tibia pantalones ajenos/ como una sacerdotisa bendiciendo/las piernas de un ejército invisible.

En el poema “Noche de Reyes” ya Flores nos cuenta cómo desde una pulsión confesa arranca su auténtica vocación: Nunca hubo nada para mí /hasta aquel día: /un cuaderno y unos lápices. /Mi primera máquina /de hacer elegías. Y asimismo nos hace una declaración de intenciones en el último poema del libro “Poética” en donde para no gastar los colores de las puntas de los lápices el poeta se define: Y tracé bosques calcinados/ por rayos que nadie veía /sigilosas fieras a las que bastaba ser /dos radiantes ojos en la noche.

La poesía de Pedro Flores es así, un animal salvaje y misterioso que te retiene en la oscuridad, que te atrapa y te muerde, que te araña y te escupe en la cara. Y luego te toma en sus garras con una brizna de esperanza y te suelta en un mundo injusto, maligno y colmado de una belleza milenaria. Es por eso que en el poema “Encontrar el hilo” nos dice: aquí están estos versos/ de uno llamado sólo a coser /o ser cosido a puñaladas. Y también es por esa concepción que el poeta tiene de su propio oficio que escribe: De entre todas las palabras /de este verrugoso idioma de trileros y de santos, /una se te ha de parecer, /una te hace justicia, poesía: /devastación.

En el libro muere su tía abuela Teresa y la muerte se la lleva sin cenar, el gotero de la bomba del dolor dosifica versos, cuenta que dormían cuatro en la cama de la casa de papá, convierte en binoculares el glaucoma de la abuela, habla del abuelo que no pintaba nada en su castillo báltico con tres brujas y que le cortaban la luz o que era de los que entran al dédalo de la administración como un búfalo herido a una pagoda.

Y además está la abuela y sus cinco poemas con la eternidad, cinco profundas cartas de amor a su abuela Rosario. En la primera comienza: ¿Y si fuera el paraíso una enorme tienda de chinos? Y la abuela es esa pálida novia que lo lleva todo prestado. En la segunda ¿Y si el paraíso fuera un campo minado? /Al final estaría Dios, o Tom Jones, como tú quieras, /esperando al que llevara más suerte en los zapatos. La tercera eternidad sería un cónclave de poetas donde los versitos del nieto le arrancan la risa tonta y floja a la abuela, en la cuarta el más allá es un verso de Vallejo y en la quinta la eternidad sería un gran salón de baile donde la abuela bebería de una copa, a sorbitos muy pequeños, para que el más allá no se le suba a la cabeza.

Tampoco a Pedro Flores se le sube nada a la cabeza y por eso escribe con una melancolía visionaria que su memoria es un ratón blanco de laboratorio, para que él no olvide el aliento helado de una niña y Para que un viejo diga de memoria/ ante una escasa y aburrida concurrencia/ este amargo, olvidable poema.

Si las moscas al poeta sevillano Antonio Machado le evocan todas las cosas, y para el japonés ShinKichi Takahashi lo ilimitado es sutil y se dobla como las patas de la mosca, para Pedro Flores lo que pasaba con esas moscas que llenaban la casa en verano era que Ellas casi se dejaban matar, /demasiado cebadas de sangre fácil, /ahítas de bovina mansedumbre.

En “El don de la pobreza” Pedro Flores consigue su objetivo, construir un lugar que fuera nuestro con su poesía: Porque ellos no tenían donde caerse muertos, / con torpeza yo / escribí estos versos.

HOUDINI

Así llamaban en casa al padre de mamá.

Yo sólo supe por qué mucho tiempo después

y es que cada vez que hacía un hijo se volatilizaba;

abuela era un enorme tanque de agua quieta

del que escapar en el último segundo.

Houdini volvió un día,

sólo poseía una radio y un cáncer,

pero el viejo teatro volvió a abrirse para él.

Sus hijos vociferaban y comían naranjas en platea

y en el palco abuela lo observaba todo

con unos binoculares que conjuraban su glaucoma.

Lo sumergieron en el tanque de agua, encadenado

y al redoble de un tambor señoras y señores

apareció aquí, en este poema, chorreando,

dejando a una recua de hijos y a una vieja

aplaudiendo la liquidez de la existencia.

SOBRE UN RATÓN BLANCO VIAJA MI MEMORIA

El ratón de laboratorio husmea con su rosado hocico

su aséptico firmamento de luces fluorescentes.

Entre otros efectos secundarios los experimentos

lo han vuelto nictálope, estéril, quebradizo de pelo.

Por sus albinas venas diminutas corre el veneno

llamado a conjurar el olvido de los hombres.

Él se sacrifica para que yo recuerde siempre

a una niña soplando con su aliento helado

las velas de un pastel de arcilla y sal.

Para que un viejo diga de memoria

ante una escasa y aburrida concurrencia

este amargo, olvidable poema.

NO ERA CUENTO

En casa de papá dormían cuatro en una cama:

los sueños se confundían de niño,

el frío se confundía de dientes,

la fiebre agarraba al que se atrevía a soñar más lejos,

al que se aventuraba nadando por mares de leche

y dejaba su cuerpo de ranita oscura

como una madriguera vacía a merced

del pájaro oportunista de la muerte.

Nunca hubo guisantes debajo del colchón.

De haber sido así ustedes lo hubieran sabido,

delicados y famélicos príncipes míos,

sin duda ustedes lo hubieran sabido.

ASÍ PLANCHABA QUE YO LA VI

Que extraña manera de estarse muertos (Vallejo)

Cuántos pantalones

hubo de planchar aquella mujer

para que sus hijos tuvieran unos pantalones

que le dejaban los viernes

en el cesto de la ropa por planchar.

Pareciera que las arrugas

de los pantalones que planchaba

le trepaban por los brazos

y se alojaban para siempre en su rostro.

La muerte la encontró planchando

en el cuartito de la radio,

rociando con agua tibia pantalones ajenos

como una sacerdotisa bendiciendo

las piernas de un ejército invisible.

Y ahí debe de estar todavía,

nadie ha abierto la puerta desde entonces.

Ella no pudo acompañar a la muerte.

Le quedaba aún mucha ropa por planchar.

ABUELA EN LA ETERNIDAD

¿Y si fuera el paraíso una enorme tienda de chinos?

Todo de colores chillones, como a ti te gusta,

y nadie te diría nada por pagar con monedas de cobre,

las que tardas una eternidad en sacar del monedero

donde llevas botones de muerto y dientes de leche.

Un cielo anacrónico para perderse por pasillos infinitos

donde los gatos dorados de la suerte

levanten y abatan al unísono sus zarpas a tu paso,

como húsares grotescos brindando su techumbre de sables

a esa pálida novia que lo lleva todo prestado.

POEMAS DE PEDRO FLORES, DEL LIBRO “EL DON DE LA POBREZA”

SOBRE PEDRO FLORES

NACIÓ Y VIVE EN LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, ESPAÑA. HA PUBLICADO MÁS DE 30 LIBROS DE POESÍA ENTRE LOS QUE SE DESTACAN: “COMO UN LEÓN DE PIEDRA EN EL ARQUEOLÓGICO DE BAGDAD”, “DONDE PRÍNCIPES Y BESTIAS”, “EL DEL HOMBRE QUE BEBIÓ CON DYLAN THOMAS Y OTROS SONETOS”, “COMO PASA EL AIRE SOBRE EL LOMO DE UNA BESTIA”, “LOS VERSOS PERDIDOS DEL CONTRAMAESTRE DEL ARCA”, “COSER PARA LA CALLE”, “DIARIO DEL HOMBRE LOBO Y OTROS POEMAS CARNÍVOROS (ANTOLOGÍA DE POESÍA AMOROSA)”, “SIN MONEDAS PARA LOS OJOS DEL HÉROE”, “EL DON DE LA POBREZA”, “LOS BUFONES DE DIOS”. EN 2016 LA EDITORIAL SEVILLANA RENACIMIENTO PUBLICÓ SU ANTOLOGÍA SALIR RANA. HA OBTENIDO IMPORTANTES DISTINCIONES LITERARIAS, COMO LAS DE FRAY LUIS DE LEÓN, CIUDAD DE LAS PALMAS, CIUDAD DE TUDELA, GIL DE BIEDMA, PEDRO GARCÍA CABRERA O TOMÁS MORALES. EN 2017 SE LE CONCEDE EL PREMIO NACIONAL DE POESÍA JOSÉ HIERRO. EN 2019 OBTIENE EL PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA FLOR DE JARA. POEMAS SUYOS HAN SIDO TRADUCIDOS AL PORTUGUÉS, ITALIANO, ESLOVACO, HÚNGARO, FRANCÉS E INGLÉS. RECIENTEMENTE FUE GALARDONADO CON EL 25º PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA GENERACIÓN DEL 27 POR ‘LOS GORRIONES CONTRARREVOLUCIONARIOS (Y OTROS POEMAS)”.

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