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1591 Cultura + Espectáculos LECTURAS

Una casa y un templo

Una reseña para el libro "Himnos Farisaicos (El canto de las manos)" del escritor riojano Héctor David Gatica.
Fernando Viano

Por Fernando Viano

Héctor David Gatica tiene en sus manos vestigios de heridas selladas con barro. Marcas como surcos de un agua que se escurre, lastimada de escasa, entre las piedras por las que alguna vez el hombre supo soltar su paso. Y frío, escarcha, hielo cortándole la piel, cuarteándole las palmas, como cuando alguien le arranca a la paloma un ala, intentando truncar su vuelo como mensaje.

Héctor David Gatica tiene en sus manos un canto; el canto de las manos y unos himnos farisaicos como evocación de muros levantados contra la barbarie del absolutismo de la noche, cuando la oscura soledad aprieta el pecho y suelta letras como lágrimas para dar forma a las palabras que nombran el dolor de una humanidad que, sin embargo, no deja de darse, a sí misma, la espalda.

Héctor David Gatica tiene en sus manos la poesía que se le vuelve vital (como si no se le hubiera vuelto vital desde su simiente) y estos versos de los que ya no puede ni podrá renegar, porque no tiene derecho a desertar, el poeta, de la altura luminosa y clara de su mirada, convertida en terruño y cobijo donde al fin se recuestan los niños desamparados a soñar los sueños que antes les fueron brutalmente arrebatados (que todo sueño arrebatado a un niño es una brutalidad).

Héctor David Gatica tiene en sus manos la poesía y debajo de su manga, siempre, siempre, un as muy bien guardado, que lo posiciona no sólo en el privilegiado sitial de lo profundo de las letras, sino también de lo diverso. Todo ello lo lleva a estar indagando constantemente -con mirada escrutadora de ave- en nuevos territorios literarios, aún cuando esta virtud propia de los elegidos le haya generado, en algún momento, dudas en cuanto a este libro que ahora se reedita en un acto de estricta justicia poética.

Héctor David Gatica eleva su voz (como sinónimo de planeo contemplativo y no de grito) en Himnos Farisaicos (El canto de las manos) hacia un nivel que saludablemente obliga al lector a poner todo empeño en lograr alcanzar la altura del viaje poético en que se ha embarcado el escritor riojano, sumido en un mundo de imágenes que dan cuenta de la crudeza de los modos del vivir en lo olvidado de los Llanos, matizado esto, tal vez, con citas bíblicas que nos dan cuenta del paso del tiempo respecto de la humanidad y lo poco que hemos hecho (como parte indisoluble de ella) para superar las heridas persistentes de lo cotidiano, cocidas al calor de la indiferencia, del mirar hacia otro lado, como si el prójimo fuera una simple entelequia recubierta de invisibilidad.

Acompaña el poeta a cada cita con una breve explicación a modo de preludio de una y otra poesía (aunque pudiera no resultar necesario por la claridad de conceptos), lo que otorga pistas al lector para situarse en tiempo y forma en pos de terminar de pergeñar una idea, un concepto y, en definitiva, concebir la figura -que podría resultar inédita- de un Gatica obrero, “constructor” de muros y techos para los niños o para Dios, que para el caso viene a ser exactamente lo mismo.

Pone en cada ladrillo el escritor la misma minuciosidad con la que pone en cada palabra un significado que conlleve necesaria e inevitablemente a la concepción de una poesía que toca en lo insondable del ser, cual guerrero incansable que hace frente al desamparo colectivo del hombre que padece la contagiosa -y también letal- enfermedad del abandono que, en la mayoría de los casos, termina por ser sinónimo de un desarraigo que duele hasta en los huesos, tal como lastima la noche helada sin más techo que el cielo, derrumbándose sobre los ojos.

Para contrarrestar ese vacío existencial (tal vez el más existencial de los vacíos) que lo interpela, construye Gatica una casa y un templo. Y los edifica en lo formal, en lo real, en lo práctico, con el canto de sus manos haciéndose callos entre el barro, dejando en cada uno de sus dedos agrietados el testimonio de un tiempo (el suyo y el nuestro), para el que diseña también los versos de una memoria aferrada a las paredes vueltas, ahora, abrazos que contienen.

Porque Héctor David Gatica tiene en sus manos un canto. El “canto humano”, como bien referencia Antonio Aliberti, en uno de los prólogos con que cuenta Himnos Farisaicos. “Las manos son ejecutoras de la intención y finalmente responsables de la degradación o el jubileo del hombre. Conmovedor sustrato de una poesía que pretende esa otra ‘creación’ en el espíritu del hombre: el goce de ser útil a los hombres”, agrega el poeta nacido en Italia.

Las manos de Gatica mientras tanto, entre barro, agua y hielo, saben perfectamente de lo sonoro y solidario de su edificante legado.

SOBRE EL AUTOR

NACIÓ EN VILLA NIDIA, LA RIOJA. TUVO OCHO HERMANOS. SUS PADRES FUERON DON CELSO GATICA Y DOÑA DELIA DURÁN.

POR PROBLEMAS DE VISIÓN Y POR PRESCRIPCIÓN MÉDICA DEBIÓ ABANDONAR SUS ESTUDIOS SIENDO NIÑO.

A LA EDAD DE 30 AÑOS EMPEZÓ LA CARRERA DOCENTE Y SE RECIBIÓ DE MAESTRO EN 1968, AÑO EN EL QUE CONTRAJO MATRIMONIO CON NOELIA CARRIZO, SU COMPAÑERA DESDE ENTONCES. LA JOVEN PAREJA SE INSTALÓ EN EL BARRIO SAN MARTÍN UNA VILLA DE MENDOZA. AL AÑO SIGUIENTE REGRESARON A VILLA NIDIA, DONDE DAVID SE DESEMPEÑÓ COMO DOCENTE.

DE ACUERDO A GATICA EN EL PRÓLOGO DE SU LIBRO LA CARPETA VACÍA:

“PASÉ A LA CIUDAD DE LA RIOJA, DONDE ADEMÁS DE LA ENSEÑANZA PRIMARIA –EN LA ESCUELA 177 DENOMINADA PRIMERA ‘DE LA BASURITA’ Y DESPUÉS ‘DE LOS BOMBEROS’–, ESTUVE UN AÑO AL FRENTE DE UNA CAMPAÑA NACIONAL DE EDUCACIÓN DEL ADULTO, CREAR, COMO COORDINADOR PROVINCIAL”

DURANTE SU GESTIÓN SE ABRIERON ALREDEDOR DE 300 CENTROS EDUCATIVOS PARA ADULTOS.

COMENZÓ A CURSAR CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN EN LA UNIVERSIDAD DE LA RIOJA, CARRERA QUE DEBIÓ ABANDONAR CON LA INSTAURACIÓN DE LA DICTADURA 1976. PARA ENTONCES, YA SE HABÍA RELACIONADO CON LOS PRINCIPALES INTELECTUALES DE LA CIUDAD DE LA RIOJA, ENTRE ELLOS, LOS INTEGRANTES DEL GRUPO CALÍBAR.

EL RESTABLECIMIENTO DE LA DEMOCRACIA LO ENCUENTRA TRABAJANDO JUNTO A RAMÓN NAVARRO EN LA OBRA DISCOGRÁFICA QUE SE CONSTITUYE EN UN ICONO DEL CANCIONERO PROVINCIAL: LA CANTATA RIOJANA1?

LA VASTA TRAYECTORIA DE HÉCTOR DAVID GATICA INCLUYE NUMEROSAS DISTINCIONES Y PREMIOS LITERARIOS. FUE DIRECTOR GENERAL DE CULTURA DE LA PROVINCIA DE LA RIOJA, MIEMBRO DEL DIRECTORIO DE RADIO Y TELEVISIÓN RIOJANA, ASESOR CULTURAL AD HONOREM DEL MUNICIPIO CAPITALINO Y MIEMBRO DEL PRIMER CONSEJO CONSULTIVO PARA LA EDICIÓN DE LA COLECCIÓN LA CIUDAD DE LOS NARANJOS DE LA BIBLIOTECA MARIANO MORENO.

SUS OBRAS

MEMORIA DE LOS LLANOS (1961)

LOS DÍAS INSÓLITOS (1986)

LOS DÍAS DEL AMOR (1988)

HIMNOS FARISAICOS (1988)

PAÍS DESVELADO (1988)

LOS FUNDADORES DEL OLVIDO (1989)

MAPA DE LA POESÍA RIOJANA (1989)

DIARIOS DE VILLA NIDIA (1990)

ESTE CANTO ES AMÉRICA (1993)

GEOGRAFÍA POÉTICA DE AMÉRICA (1993)

UNA AVENTURA EN TRES TIEMPOS (1993)

UNA VOZ PARA MI TIERRA (1997)

ANTOLOGÍA POÉTICA RIOJANA (1998)

CANTATA RIOJANA (2001)

INTEGRACIÓN CULTURAL RIOJANA (2001,2002,2003,2004,)

CUENTOS Y RELATOS DE LA RIOJA (2002)

BREVE ANTOLOGÍA (2004)

NUEVO MAPA DE LA POESÍA RIOJANA (2005)

LA CARPETA VACÍA (2006)

EL CANTO DEL CANARIO (2007)

ANTOLOGÍA POÉTICA (2008)

EL VIAJE (2009)

OBRAS COMPLETAS - TOMO 1 Y 2 (2010).?

MIS SUEÑOS DE AQUELLOS DÍAS (2014) (2015)

ESTE CANTO ES AMÉRICA - TOMO 1 (2016)

ESTE CANTO ES AMÉRICA - TOMO 2 (2022)

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