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1591 Cultura + Espectáculos LA MIRADA SOBRE EL MUNDO

Uno aprende a convivir entre enemigos

"...Roídos completamente por un sistema capitalista feroz, convertidos en unidades de negocio, hemos sucumbido como zombies. La tecnología principal pieza para afianzar la creación de un nuevo tipo de vínculo, el comercial, tan efímero como la transacción misma..."
María del Pilar Carabús

Por María del Pilar Carabús

Cleopatra fue una sobreviviente en su máximo esplendor, dueña de una valentía inspiradora, su reinado hizo brillar a Egipto, hasta el día de hoy la historia escucha sus eruditos pasos como respiro necesario. Icono emblemático.

Ella era mujer, su raza negra, alumna de todo sabio de la época, una intelectual, políglota, estratega, encantadora como pocas. Sin embargo, su principal tarea vivía en un eterno “asilo” diseñado como refugio para planeadas y repetidas traiciones de un clan familiar junto a su entorno. Este hecho histórico es uno de los tantos que ponen en evidencia un peregrinar entre enemigos.

Actualmente un ejemplo escalofriante es el apartheid entre Palestinos e Israelíes, donde la mayoría de los ciudadanos son rehenes de directrices del poder de ambos gobiernos, el mando lo maneja la narrativa política que elige a quién darle beneficios, prioridades, y a quién no.

Sus habitantes acreditan hoy una convivencia en paz, miles de Palestinos que cruzan la Franja de Gaza para trabajar en Israel con un salario diez veces más alto. Allí se equiparan las condiciones. Ambos pueblos se entienden entre sí.

Interrogantes nos interpelan.

¿Quiénes son estos enemigos?

¿Nosotros mismos o los otros?

En cadena, vivimos tiempos donde los desencuentros se afianzan como única y empobrecida fórmula de negación existencial. Por momentos da la sensación que hemos llegado al total desprecio de nuestra categoría de humanos.

Sabemos que el otro es la respuesta para vencer nuestras propias barreras, ello parece no ser causa suficiente para seguir devorándonos.

Indiferentes es la consigna predominante, nos come la rivalidad con sabor a apatía.

Lo desconocido se vuelve el enemigo natural, la tecnología ayuda al fin.

Enfrentados por todo tipo de símbolos sucumbimos ante una cultura creada para desterrar y no para “coexistir”.

Migrantes expulsados de su tierra por decisiones geopolíticas, talentos sobrevolando para no morir en el intento.

Allá lejano en el tiempo el concepto de seres gregarios en la Idílica Polis, cobijada por un iluminismo que brindaba verdadero “asilo” (vaya paradoja respecto a Cleopatra), a todo aquel que quisiera ser parte de la armonía del conocimiento civilizatorio.

Había lugar para un protagonismo colectivo en pos de una misma idea para avanzar en consonancia.

Ese edén fue corto, el camino de un exterminio hasta estos días, refleja una cobardía exagerada, que se traspola a esta nueva era, donde matar al diferente, al otro, es la única forma válida para sobrevivir, incluso en nombre de un ideal o amor no correspondido.

Cada día corroboramos que nos maneja el puro instinto.

Roídos completamente por un sistema capitalista feroz, convertidos en unidades de negocio, hemos sucumbido como zombies. La tecnología principal pieza para afianzar la creación de un nuevo tipo de vínculo, el comercial, tan efímero como la transacción misma.

En el libro “Lógicas de dos Mundos” de Alain Badiou, carta de Toni Negri a Raúl Sanchez del 15 de noviembre de 1999, se lee lo siguiente.

“Hoy en día, el cuerpo ya no es solamente un sujeto que produce y que -porque produce arte- nos muestra el paradigma de la producción en general, la potencia de la vida: el cuerpo es de aquí en más una máquina en la que se inscriben la producción y el arte. Esto es lo que nosotros los posmodernos sabemos”.

Badiou nos dice que se le hará pagar a los cuerpos los desvíos del lenguaje.

Por consiguiente, es y será todo un desafío reestablecer una manera de relacionarse que tenga una trama de significado, significante e intérprete compartido.

Construir desde la cultura y la educación es primordial sí queremos mantenernos unidos por una narrativa que honre la humanidad.

Recuperar o crear nuevos pasadizos a través de la semiótica, con una comunicación directa, genuina, ejercitando nuestros hábitos en el invaluable intercambio voluntario de mensajes.

Pensemos que el término griego semiótica fue adoptado para indicar la ciencia de los síntomas en la medicina de Galeno, referida a la semioitiké techné, medicina que se ocupaba de la interpretación de los síntomas de las enfermedades.

Por ello tomar nuestro siglo XXI cómo un tramado de redes comunicacionales enfermo, nos permitirá generar un trampolín de conciliación, evitando el combate.

Bien dice Oscar Quezada: “La respuesta de conciliación es: para pensar mejor, para entender las formas o estructuras de nuestro ser en el mundo, esto es, de nuestro lenguaje. En suma, para conocernos y actuar en consonancia con ese conocimiento”. Aprender a discernir el verdadero valor de lo social como nexo con la realidad es condición sin ecuanon, sí consideramos que los sentidos son la única forma para seguir existiendo como seres en búsqueda de una completud.

Tenemos la obligación como especie de alimentar esas extraordinarias neuronas espejo que nos permiten replicarnos como entes vivientes, con la gracia de “la expresión”, esa cualidad nuestra, solo nuestra.

LA AUTORA

María del Pilar Carabús.
María del Pilar Carabús.

MARÍA DEL PILAR CARABÚS. ABOGADA, ESCRITORA, COMUNICADORA, MBA “ESPECIALISTA EN DERECHO CONSTITUCIONAL Y DERECHOS HUMANOS” (MINORÍAS Y GRUPOS VULNERABLES) UNIVERSIDAD DE BOLONIA, ITALIA.

LA MIRADA SOBRE EL MUNDO

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