Durante una audiencia centrada en los vínculos de Meta con China, Wynn-Williams reveló que la empresa identificaba momentos en los que los adolescentes se sentían “inútiles, fracasados o indefensos” para mostrarles publicidad personalizada.
Según explicó, se trataba de una estrategia deliberada para aumentar la eficacia de los anuncios, aprovechando la baja autoestima de los jóvenes.

La denuncia, detallada también en su reciente libro Careless People, acusa a altos ejecutivos, incluido Mark Zuckerberg, de ignorar conscientemente los riesgos de sus plataformas.
Según Wynn-Williams, la compañía informaba a los anunciantes sobre los estados emocionales de los adolescentes para ofrecer, por ejemplo, productos de belleza tras detectar señales como la eliminación de una selfie.
Wynn-Williams también señaló que Meta sabía que este grupo etario era “altamente vulnerable pero extremadamente rentable” para el negocio publicitario, al punto que un directivo llegó a decir que debían “proclamar a los cuatro vientos” que poseían el segmento más valioso para los anunciantes. Además, se presentó un documento interno que mostraba que Facebook también investigaba los estados emocionales de madres jóvenes, lo que, según la denunciante, sugiere que esta práctica no se limitaba a menores.
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