Cuando uno se sienta en algún restaurante de minutas de La Rioja, de esos que venden pizzas, empanadas, papas fritas y lomos, a los ajenos les sorprende la palabra “barroluco”. Entonces le preguntan al mozo qué es. Inevitable e irresistiblemente, lo piden.
Esa es una escena repetida por todo aquel que debuta con el barroluco. Se trata de una de las tantas variables de la carne entre panes que tenemos en Argentina. El elemento característico y que hace tan único al barroluco es el pan de miga. Sí, como si fuera un triple de jamón y queso, pero de carne. O, bueno, no tan así, en realidad.
Además del lomo, este clásico tiene suele tener tomate, lechuga, jamón, queso, huevo frito y todo de aderezos. La mayoría de las personas se lo piden para compartir entre dos ya que es muy grande y abundante, por lo que suele llenar.
A QUÉ DEBE SU NOMBRE EL BARROLUCO, EL SÁNDWICH MÁS CONOCIDO EN LA RIOJA
Muchos turistas, al ver la carta de un restaurante en esta provincia, se asombran por su extraño nombre. Su origen se relaciona con el ex presidente de Chile, de principios del siglo pasado, Ramón Barros Luco. Él pedía este plato en el país vecino y luego se empezó a popularizar en ese país hasta llegar a Argentina y convertirse en un clásico de La Rioja.
El nombre se fue pasando de boca en boca hasta ser transformado en “barroluco”, aunque todavía en algunos lugares se puede encontrar como “barros luco”.
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