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Sociedad ORGULLO RIOJANO

Vicente Almandos Almonacid: el héroe riojano de la Primera Guerra Mundial que la Argentina olvidó

Vicente Almandos Almonacid nació en La Rioja y se convirtió en leyenda de la aviación mundial. Fue condecorado por Francia, fundó Aeroposta Argentina (precursor de Aerolíneas Argentinas)  y está sepultado como héroe en San Isidro. Sin embargo, en Argentina casi nadie recuerda su historia.

En Anguinán, La Rioja, nació un 24 de diciembre de 1882 un hombre que cambiaría la historia de la aviación mundial: Vicente Almandos Almonacid. Ingeniero, diplomático, piloto de guerra y pionero de la aeronavegación en Sudamérica, combatió en la Primera Guerra Mundial bajo bandera francesa y fue reconocido por ese país con las más altas distinciones militares. Y sin embargo, en Argentina, su historia sigue siendo prácticamente desconocida, aunque el Aeropuerto de La Rioja lleva su nombre.

Almonacid fue fundador y gerente técnico de Aeroposta Argentina, germen de lo que años después se convertiría en Aerolíneas Argentinas. En Francia, recibió la Legión de Honor, la Medalla Militar, la Croix de Guerre, y una decena de distinciones más que hoy reposan junto a él en el Panteón de los héroes franceses, en el cementerio de San Isidro, a donde fue trasladado por pedido del propio gobierno francés tras su fallecimiento en 1953.

Una historia de hazañas y silencios

Corría el año 1952 cuando don Vicente, ya jubilado y necesitado de aumentar su pensión argentina, solicitó un turno ante el Departamento de Seguridad Social francés, donde había trabajado como aviador durante la Gran Guerra. Le dieron cita para el 4 de febrero. Compró el pasaje en su mutual y partió hacia París en 48 cuotas fijas. Llegó el 3, con tiempo de sobra y nostalgia a cuestas.

Esa tarde fría, caminó hacia la Base Aérea de Vélizy–Villacoublay, a pocos kilómetros de París. Solo quería volver a ver el Casino de Oficiales donde, décadas atrás, había conocido al amor de su vida. Los jóvenes alférez de guardia dudaron al ver a ese viejito encorvado, que en impecable francés pidió permiso para ingresar. Pero cuando el alto mando supo su nombre, le abrieron las puertas sin dudar.

Don Vicente subió lentamente las escaleras y entró al bar de oficiales, colmado de jóvenes pilotos que se burlaron de su presencia. Lejos de enojarse, él pidió un "liqueur de pomme" y se sentó en la misma mesa donde había conocido a su esposa. Ante las cargadas, solo sonreía.

"Déjelos aletear", le dijo al cantinero que le sugería mudarse de mesa. "No me queda mucho tiempo y sentarme aquí me permite recordarla".

No sabían esos jóvenes que ese "viejo cojo y jorobado" había sido el primer piloto en construir un avión en Argentina, que cruzó los Andes de noche para inaugurar el primer correo aéreo internacional, o que en una misión de guerra escapó de ocho aviones enemigos con una maniobra tan audaz como suicida.

No sabían que, cuando joven, llegó a Francia sin hablar francés y, por error, fue subido a un avión militar. Lo que para él fue un vuelo de supervivencia se transformó en una acrobacia aérea inolvidable que le valió el brevet con honores, compartido solo con el mítico Roland Garros.

Tampoco sabían que en una sola misión derribó seis aviones enemigos, convirtiéndose en el primer "As" de la aviación mundial, incluso antes que el legendario Barón Rojo.

Las medallas que hablaron por él

Cuando los insultos fueron insoportables, Vicente se quitó el tapado pesado y dejó ver su casaca cubierta de medallas: la Medalla Militar de la Revolución Francesa, la Légion d’Honneur, la Croix de Guerre, la insignia de la Ligue Aéronautique, entre otras 16 condecoraciones otorgadas por Francia, Bélgica y Holanda. Los pilotos enmudecieron. Bajaron la vista. Nadie volvió a hablar.

Al día siguiente, recibió no solo el certificado que había ido a buscar, sino también la Pensión de Honor para Altos Mandos Franceses. Fue escoltado de regreso a Argentina por una formación aérea de cazas franceses hasta el límite del espacio aéreo nacional, como símbolo de gratitud y respeto.

Murió en Buenos Aires el 16 de diciembre de 1953. Y aunque Francia lo recuerda como un héroe eterno, en su tierra natal es un nombre que muchos no saben quién fue, pese a que el aeropuerto de la capital riojana se llama Aeropuerto Capitán Vicente Almandos Almonacid.

VICENTE ALMANDOS ALMONACID
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