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Seres de luz

Con la imaginación podemos llegar a niveles jamás alcanzables físicamente, también el dolor y la pérdida de los que nos aman y amamos, nos lleva espiritualmente a vivir entre el ayer y el ahora pensando en lo que pudo ser, lo que pudimos no hacer, porque Dios tiene en sus manos el destino de todos.
“Nos extrañaremos mutuamente”, se decían mirándose esa última noche a los ojos como si supieran que no habría una mañana, una tarde, una noche más.
Eran todo en un ser siendo diferentes seres vivos, eran todo en un silencio, en una caminata, en una espera, en un juego, en un berrinche, en un reto, en una comida que le gustaba, en una siesta al sol de abril, en un “no eso no pero” de todas maneras a veces se hacía el que no lo entendía, y así podríamos seguir enumerando las complicidades y diferencias que los unían.
Dicen que los seres -yo digo algunos- somos hermosos seres de luz que podemos comunicarnos con los seres que se nos van, que nos aman, que amamos, que nos tocan el corazón.
Dicen que podemos volver a sentirnos, a comunicarnos, a renacer en el consuelo de ese encuentro espiritual que nos permite sanar el dolor que nunca desaparece; solo aprendemos a vivir con él.
Es una relación activa entre ellos y nosotros, entre los que parten hacia otra forma de vida y los que se quedan. Es una relación natural entre ambos, pero a veces nos preguntamos: ¿cómo puede ser natural una relación con quien amamos si se fue de manera dolorosa, o no natural, o cruel? Y esa pregunta, si habrá sufrido, nos da vueltas en la cabeza por años y el consuelo a veces llega y a veces no.
Amar ayer, hoy y siempre; amar con conciencia o espiritualmente, sentir, abrazar, ver, hablar, con nuestros seres de luz que se nos adelantaron en el camino a veces nos permite consolarnos en un estado consciente que esa pérdida siempre nos acompañará.
Walt Whitman uno de mis poetas favoritos que leo en inglés desde pequeña tiene una frase que dice: “I swear to you, there are divine things more beautiful than words can tell” (Te lo juro, hay cosas divinas más bellas que lo que las palabras pueden decir).
Y si, realmente. Lo bello no está hoy entre la gente, ni entre nosotros, ni en la tierra. Está en lo divino, donde pocos pueden o podemos llegar, pocos lo vivencian y disfrutan.
¡Hasta la próxima columna, seres de luz, bueno, digo amigos!
LA AUTORA. Paula Monsberger es: Magister en Relaciones Internacionales. Lic. en Ciencia Política, Relaciones Internacionales y Comercio Internacional. Profesora de Alemán. Maestra en Declamación y Recitado. Conductora de Radio y TV. Actriz.

Autor: Lic. Paula Monsberger|
LA COLUMNA DE PAULA

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