Por María Salomón
La sociedad actual ha vivido en estos últimos años diversos cambios en los valores, actitudes y prácticas, que se reflejan en los planteamientos de la educación y en la realidad de la escuela. Cuando se habla de cambio de paradigma en educación nos referimos a que el mismo debe generar cambios tangibles principalmente en las prácticas, teniendo en cuenta la diversidad y singularidad del estudiantado.
Para hacer la escuela de otro modo, la práctica educativa requiere de la copresencia en un espacio material y simbólico que propicie el encuentro de estudiantes y docentes, para que el conocimiento se construya y circule. Como psicopedagogas/os, toda intervención institucional que implique el acompañamiento a las trayectorias escolares, debe asumir en la misma al sujeto en su singularidad, es decir, con su historia, sus modos de pensar y sentir, todo lo cual se constituye en un entramado subjetivo e institucional que trasciende a todos/as los y las que hacemos y transitamos la escuela.
Desde esta mirada, se aporta a la construcción de espacios inclusivos aceptando la diversidad en aulas heterogéneas, donde puedan verse propuestas pedagógicas que interpelan desde la práctica y la teoría, la homogeneización como mandato de la matriz tradicional escolar y habiliten los distintos modos de aprender tanto de quien aprende como quien enseña, ya que el docente en su práctica compleja siempre debe pensarse como sujeto aprendiente.
La enseñanza y el aprendizaje en la diversidad constituyen un vínculo pedagógico que implica la comprensión tanto de los estilos de enseñar como los estilos de aprender, para poder reconocer las formas de interactuar con el conocimiento de los/as estudiantes; para ello es necesario que los/as docentes construyan espacios de enseñanza y aprendizaje democráticos, vinculaciones creativas, conceptuales y prácticas entre los fundamentos pedagógicos didácticos y la tecnología.
Como psicopedagogos/as escolares nuestro quehacer es de la intervención para prevenir, asistir o promocionar aprendizajes, en un entramado complejo de definir porque a partir del mismo nos posiciona frente al aprendizaje, a la enseñanza, al concepto de trayectoria, al sentido de hacer la escuela.
Desde el concepto del vínculo pedagógico corresponsable, la tarea psicopedagógica es (entre otras); la de acompañar desde los Equipos de Orientación tanto a los/as docentes como al equipo de gestión y las familias, en el diseño y planificación de modelos de enseñanzas y aprendizajes cuya implementación favorezcan los procesos de enseñar y aprender para todos/as los/as estudiantes.
Desde la mirada puesta en las trayectorias diversas, nuestro desafío como psicopedagogos/as escolares será la de generar espacios, visibilizar las tramas de relaciones, dispositivos, la organización de saberes, recursos materiales y simbólicos, los modos que la escuela constituye los procesos de enseñar y aprender y los modos que los/as estudiantes despliegan sus capacidades para aprender y transformar el mundo.
LA AUTORA
Mgtr. Lic. María Salomón MP 122078.
Presidenta de la Federación Argentina de Psicopedagogos.
Miembro del Consejo Directivo del Colegio Profesional de Psicopedagogía de Córdoba.
Psicopedagoga del EOE del Colegio Sor María Córdoba. Docente de Nivel Superior de Formación Docente Córdoba. Coordinadora del Área de Trayectorias de estudiantes en situación de discapacidad CEIN. Córdoba.
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