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Cultura EN EL TEATRO DE LA CIUDAD

Ponen en escena la obra “La lechera”

Este martes a partir de las 20.00 en el Teatro de la Ciudad se pondrá en escena la obra “La lechera”, con entrada a la gorra (con piso sugerido) Sinopsis

Esa “rivalidad ganadera” entre dos pobrísimos gauchos, se transforma en una parodia sobre la propiedad, mostrando además una explícita misoginia, en donde lo femenino que irrumpe, sirve para darle al patriarcado su espacio de confort, en donde hombría es igual a fortaleza, y el orgullo macho no deja espacio para la sensibilidad. el autor es Carlos Guillermo Correa y está bajo la Dirección de César Torres. Pareciera que el universo de “La Lechera” surge y se queda en la infracción de lo cómico, en un entramado casi transparente, apenas una sátira donde todo está servido. ¡Pero no! Esa “rivalidad ganadera” entre dos pobrísimos gauchos, se transforma en una parodia sobre la propiedad, mostrando además una explícita misoginia, en donde lo femenino que irrumpe, sirve para darle al patriarcado su espacio de confort, en donde hombría es igual a fortaleza, y el orgullo macho no deja espacio para la sensibilidad. La mirada del autor sobre el gaucho, sin duda, no es la del civilizado que lo mira desde afuera, victimizándolo y poetizándolo. Nolasco y Sabino, solitarios, “estando” en medio de la pampa, vagos y sucios, no tienen mujer ni hijos. La mujer es una mula, una perra o como en este caso, la sumisa vaca. Pajarito, representa “el amor romántico”, ese mecanismo cultural potente, para perpetuar el patriarcado. La obra, para ser soportable, no tiene otra salida que el humor, y a ello apuntaremos con todos los lenguajes que integran el texto espectacular, tirando las piedras para arriba, hacia un poder que ha impuesto la heterocisnorma de un ser nacional macho y con el cuchillo en la cintura. El espacio no será la extensión de la pampa, sino un espacio estrecho, los personajes evolucionarán encerrados como en un cuadro de historieta (tal vez esas de Tabaré, en blanco y negro). O sea, no abandonan nunca el espacio de actuación. Se ejecutará un diseño lumínico que maneje la mirada del espectador. Un fondo blanco, y un dispositivo escénico con dos cubos (negro y blanco) una tranquera como de paja brava y un árbol raquítico (una y otro, también en negro y blanco). El piso, cubierto de pasto seco. Desde ese conflicto con el espacio (“la estrechez de la Pampa”) se buscará que surja un humor de situación, en ese choque entre la razón y el absurdo; como así también tomar las situaciones del original y llevarlas al disparate, rozando el humor negro, actuaciones expresionistas, en un afán por sacarlo al espectador de su territorio lógico y llevarlo, a encontrar las fallas de ese mundo que se le presenta. Nolasco y Soriano ofrecerán unas máscaras temibles: miradas oscuras, labios apretados, ojerosos, ladinos… Vestirán: Sabino, pantalón blanco y camisa negra. Nolasco, camisa blanca y pantalón negro, texturas derruidas y manchadas. Viejas alpargatas. Desconfiados del otro, siempre en vilo, midiéndose a ver quién es el más fuerte para devorarse. Sus acciones físicas, sus bravuconadas, caricaturizadas hasta el ridículo, terminan en stop, en cambios de energía, en quiebres, en cambios bruscos de velocidades que transformarán en cómicas dichas acciones. En Pajarito, pesa más el honor que el amor. Perseguidor de hembras, autosuficiente, sabe que anestesia con su humor romántico y sus canciones. Irá vestido como un antiguo actor de varieté, con chaleco brillante, el pelo duro, jopo estático y mal teñido y el actor que lo interprete seguirá la línea actoral del viejo galán de teleteatro. Su cuerpo, será apenas el esbozo de un ave. La iluminación, permitirá distinguir los distintos momentos del día: cálida, que no modifique el prevalecer del blanco y negro del dispositivo escénico y del vestuario, siendo muy específica para los monólogos de Pajarito (casi siempre en altura, sobre los cubos) y para el momento cuando Nolasco y Sabino, describen el final de la vaca.

TEATRO INDEPENDIENTE OBRA LA LECHERA
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