Por GABRIEL GATICA
La palabra genio está hoy en día muy devaluada en el uso corriente. En otras épocas se la usaba para calificar prodigios humanos como Mozart, Víctor Hugo o Da Vinci y no para el cantante de moda preferido. Y sin embargo en el caso de Robin Wood se aplica naturalmente, dado lo formidable de su obra y de su vida. ¿De qué otro modo calificar a un artista que ha creado más de 90 personajes de historieta, escrito casi 10.000 guiones de cómic (entiéndase bien: guiones de un promedio de 12 páginas, con mucho texto literario) además de haber escrito artículos históricos y trabajos para teatro, cine y televisión? Por supuesto que no es una cuestión muscular de números, varios de sus personajes son clásicos de la historieta mundial y muchos de sus relatos son cuentos perfectos desde la técnica narrativa. Además, desde lo argumental, ha creado varias de las historias más bellas y conmovedoras de todos los tiempos, como por ejemplo "La Leyenda de Petia Vorodkin" (en El cosaco), "Hacia el mar" "El velo de la memoria" y "Los sueños peligrosos" (Nippur) o "El esplendor de la batalla" (Gilgamesh). De hecho la Facultad de Teología del Vaticano le otorgó un premio por el capítulo de Gilgamesh titulado "El nazareno", y lo calificó como la historieta religiosa más hermosa jamás contada.
Con una ductilidad notable, Wood transitó por los más diversos campos narrativos: la comedia (Mi novia y yo, Pepe Sánchez, Billy Grant), el policial (Savarese, Big Norman), el romance (Helena, Amanda), la historia (Nippur, Dago, El cosaco, Ibáñez, Kayán) lo bélico (Chindits, Aquí la legión) el espionaje (Dennis Martin, Grace Henrichsen) el terror (Martín Hel) la ciencia ficción (Mark, Holbeck, Starligth, Danske), el misterio y lo paranormal (Dax) lo maravilloso (Merlín), las sagas nórdicas (Wolf, Troels), la aventura (Los aventureros, Kevin, Los amigos, Kozakovich y Connors, Brío), las artes marciales (Harry White), el oeste americano (Jackaroe, Chaco, Ronstand) la crítica social (Mojado), la denuncia ecologista (Morten), el costumbrismo regional (Perurima), la América y la España Colonial (Ibáñez, El Angel, Ahorcado) y hasta incluso a mixturar géneros como en el caso de Morgan – mezcla de serie negra de detectives con ficción futurista –, Or Grund - en donde la aventura y la leyendas primitivas se mezclan a la ciencia ficción – o la magnífica Gilgamesh el inmortal que con un aire reflexivo atraviesa diversos campos como la epopeya, el relato mítico, lo fantástico, lo histórico y que alguna vez se la denominó como ciencia ficción bíblica. También ha escrito historietas deportivas, ha traslado a la historieta la vida de decenas de personajes históricos - como Vercingétorix, Drácula, Rasputín, Lorenzo de Arabia, Lavalle y Facundo Quiroga – y ha creado un comic, Joan, en honor a su admirado Joan Manuel Serrat, enmarcado en la guerra civil española.

UNA VIDA DE AVENTURAS
La vida de este escritor ha sido una aventura inacabable. De ascendencia irlandesa y escocesa, nace en Cosme, una humilde colonia de inmigrantes británicos en el Paraguay, un 24 de enero de 1944. Vive hasta los 5 años en Paraguay, con su bisabuela, edad en que se traslada a Asunción con su madre. Jamás conocerá a su padre. Más tarde en Buenos Aires, y como su madre no puede mantenerlo, comienza un periplo por 7 colegios, viviendo entre casas de familias pagas y finalmente en un orfanato. Por falta de dinero abandona los estudios a los doce años y toma su primer empleo como lavacopas. Después será mozo de bar, cadete y vendedor en una sedería. Vivía ya con unos tíos y de noche leía y tomaba clases de dibujo. A los 18 años regresa a Paraguay para trabajar en la selva, junto a su tío "Big" Wood, en los camiones que hacen el transporte de troncos para las jangadas. Al fundirse la empresa vuelve a Buenos Aires y trabaja en una fábrica de impresión de celofán.
Pronto larga la fábrica y retorna a la selva paraguaya; allí ejercerá los oficios de albañil, camionero y hachero en los obrajes madereros del Alto Paraná, lugares y vivencias que le dejarán cicatrices de machetazos y balas. En Encarnación conoce a su gran amigo Rómulo Perina, profesor de literatura y filosofía, quien lo impulsa a escribir. Escribe entonces poesías, cuentos y ensayos y tras ganar un par de premios literarios trabaja en un periódico de Posadas. Regresa a Buenos Aires para mejorar su situación económica pero sólo consigue empeorarla con períodos de miseria absoluta, llegando a dormir en la calle. Durante años deberá trabajar en una fábrica desde las 6 de la mañana hasta la tarde, mal alimentado (llegó a pesar 48 kilos), levantándose a las 4 de la mañana para llegar a tiempo al jornal diario y viviendo en pensiones de hasta 5 camas por pieza. Por esos años abandona la escritura y su única salvación es la lectura en las bibliotecas públicas, asistir a clases de dibujo e ir al puerto a soñar con viajes a países de fantasía.
Es en ese momento crucial de su vida cuando conoce al extraordinario dibujante Lucho Olivera y traban amistad inmediatamente debido al fanatismo mutuo por la Sumerología. En 1967 Olivera le encarga un guion para historieta y así surge "Historia para Lagash", el primer capítulo de Nippur. Robin se lo entrega, junto a otros dos guiones, y se olvida del asunto por meses.
Hasta que un día por llegar tarde a la fábrica debe volver caminando a la pensión (deprimido, sin dinero y empapado por la lluvia) y descubre su nombre y su historia en una revista D'artagnan. Inmediatamente pasa a cobrar por sus guiones tras sortear el asombro y la desconfianza de las secretarias y empleados de la editorial que lo ven llegar con apenas 23 años, flaco, puras orejas, comido de granos, con el mono de obrero bajo el brazo, la ropa chaplinesca y ese nombre de personaje de aventuras en el documento.
A partir de aquel momento la historieta será la piedra filosofal con la que transmutará la aridez de su vida en belleza y aventuras. Al tiempo que crecen sus lectores y sus personajes, abandona la fábrica y la pensión, se traslada a un departamento, comienza a practicar karate y, transcurrido un año, decide que es el momento de entregarse a sus sueños de sol y horizonte. Se compra una máquina de escribir portátil y una mochila y parte en una travesía que le llevará 5 años ininterrumpidos y en la cual escribe sus historias y las envía por correo desde el lugar en que se encuentre. Zarpa de Buenos Aires en un barco carguero hacia Génova. De allí pasa a Suiza, España y Marruecos. Recala cuatro meses en Barcelona y cuatro en Ginebra estudiando francés.
De Ginebra parte en tren, en el Oriente Express, hacia Estambul. En el tren conoce a Louisa, una muchacha alemana de 18 años, a quien rescatará a pura carrera de las garras de su patrón que la retenía por la fuerza. Sus encuentros con mujeres derivan inevitablemente en amores y personajes futuros. En Israel trabaja tres meses en Sasa, un kibbutz cerca de la frontera con el Líbano, para conocer la vida en las granjas colectivas. Allí tiene un idilio con la sargento Aviva del ejército israelí. Más tarde, en Eilat, trabaja en una mina de cobre y luego vive entre los hippies. Después toma un barco que lo lleva a Chipre, Rodas y finalmente Atenas. En Munich conoce a la pelirroja a Katrin Von Eitzen quien se convirtió en personaje de la serie de Dennis Martin y es también Karien, la amazona que dará un hijo a Nippur de Lagash. En Inglaterra conoce a la rubia y pecosa Deirdre Collins a quien también introduce entre sus personajes.

En 1974 regresa a Argentina, pero los días andariegos seguirán formando parte de su esencia. Como deportista practicó taekwondo, boxeo, judo, aikido, karate (competidor internacional del equipo suizo y además capitán del equipo inglés, obtuvo su tercer dan en Australia), corredor de larga distancia y paracaidista con más de 120 saltos. Como aventurero fue a pie desde Buenos Aires a Méjico; cruzó el Sahara en una caravana y el Néguev a pie; acompañó a los nómades de las planicies en Mongolia; cruzó China en tren y en Nepal bajó por un río de rápidos que pasan por corredores de roca. En Pamplona casi pierde su pierna derecha al ser corneado por un toro en las carreras de San Fermín y en Córdoba casi se estrella en uno de sus saltos en paracaídas. Residió en Suiza, California, Hong Kong (viviendo en un sampán en la bahía tal como su personaje de El peregrino), Australia, Japón, Italia, Francia, Alemania y España. En Dinamarca se casó con Anne Mette (la novia de Savarese) Jensen y tuvo 4 hijos. Con los años se separa y se casa en Paraguay con Graciela Sténico, su primer amor de adolescencia, con la cual va a vivir hasta su muerte, acaecida el pasado 17 de octubre.
Atacado por una de esas extrañas y perversas paradojas de la vida, que a veces se parecen más a una burla cruel de la envidia, su mente tan febril tuvo que dejar de escribir y su cuerpo tan activo debió recluirse en su casa los últimos años, debido a una enfermedad neurológica que fue minando su llama tras herirlo con notorias pérdidas de memoria. Apenas difundida la sorpresiva noticia de su partida, miles de lectores inundaron durante toda esa semana las redes con palabras de profunda tristeza y encendido agradecimiento. Además de entrañables anécdotas, cartas, entrevistas y artículos de diversos países, circularon diversas creaciones de sus admiradores dedicadas a sus personajes: canciones, fotos de tatuajes, remeras estampadas, dibujos, animaciones, muñecos, caricaturas, réplicas de armas en miniatura y videos de homenaje. También hubo solicitud de nombramiento de calles con su nombre y construcción de parques y estatuas con sus personajes, pedidos de reedición en libro de sus obras e incluso de otorgarle el Premio Nobel. Lo que el sector académico todavía no advirtió sus lectores volvieron a hacerlo evidente: que fue el escritor más leído en Latinoamérica durante 50 más de años

VIDAS EN EL PAPEL
Wood publicó en todas las revistas de Editorial Columba - "El Tony", "Intervalo", "D'artagnan" y "Fantasía"-, y gracias a sus personajes la editorial llegó a vender dos millones y medio de ejemplares mensuales en su mejor época, entre 1970 y 1975. Si tenemos en cuenta que cada revista era compartida por todos los miembros de una familia, y también con los vecinos, amigos, además de intercambiarlas en los populares centros de canje, es fácil deducir que sus lectores superaban ampliamente a los números vendidos. Debido a que sus historias inundaban las revistas se le pide usar seudónimos entre los cuales están los de Roberto Monti, Robert O Neil, Mateo Fusari, Joe Trigger, Carlos Ruiz, Noel Mc Leod, y Cristina Rudingler. Por este último Robin bromea diciendo que fue "la primera escritora femenina de historietas". Posteriormente la editorial larga al mercado la revista "Nippur Magnum" en donde se publicará Dago, considerada por algunos como su obra maestra, la cual cosechará lectores apasionados como Humberto Eco y Federico Fellini. Antes que ellos Julio Cortázar recomendaba a sus amigos leer las historietas de Wood.
Ya establecido en Europa, en la década del 80, edita en España la revista Mark 2000. Pero será Italia el país y el público que mejor recibirá sus creaciones. Helena se convirtió en una serie televisiva y Dago se publica hasta el día de hoy en libros de gran calidad generando un verdadero suceso popular.
En 1997 Robin Wood recibió en Italia el "Yellow Kid", algo así como el Oscar de la historieta. Ya había recibido en 1979 el premio de mejor guionista del mundo en la Bienal de Córdoba. En el año 2000 la prestigiosa Editorial Eura de Italia decidió editar un álbum de historietas sobre el siglo XX con guiones de Robin Wood y dibujos de los mejores ilustradores del mundo. Inicialmente se pensó en llamar a varios guionistas consagrados, pero fascinados con el talento de Wood decidieron encargarle el libro completo. Esto le valió recibir otro Yellow Kid por el episodio referido al Che Guevara, dibujado por Enrique Breccia. El libro se llama "Un año, un siglo" y contiene diez historias, una por cada década del siglo.

EL INCREÍBLE WOOD
A pesar de tener solo hasta sexto grado en la educación formal, Wood fue un hombre de vasta cultura, fruto de su pasión por la lectura. A los 8 años ya leía a Simone de Beauvoir y Hemingway; ya más adulto va a leer al ritmo de un libro en sólo 3 días y unos 10 libros al mes. Era tanta su avidez por la lectura que a veces prefería comer solo e incluso pedir comidas que le permitieran seguir leyendo con una mano. Políglota, hablaba 7 idiomas, poseía además una memoria sobresaliente que le permitía usar lo leído como un inmenso fichero virtual, pudiendo recitar de memoria páginas enteras de libros leídos décadas atrás. Escribía como si alguien le dictara, a gran velocidad, con cuadernos y biromes, sin corregir nada, tardándose un tiempo de entre 3 y 4 horas para concluir el manuscrito de un guión. Este don envidiable le permitió llegar a producir alrededor de 18 series al mismo tiempo y más de 20 guiones mensuales. Sus textos de prosa fluida, natural, con un ritmo envolvente y frecuentemente poéticos, fueron depurándose y adelgazándose con los años para realzar el trabajo de los dibujantes. Aunque siempre conservó la esgrima inteligente de los diálogos, en ocasiones filosóficos, sin llegar a caer en intelectualismos pero con una elegante y conmovedora dramaturgia.
Lo que diferencia notablemente a los personajes de Robin Wood de otros personajes del cómics de aventuras, y sobre todo de los superhéroes, es su profunda humanidad, su carnadura cercana, admirable pero verosímil, el despliegue no de una silueta sobre el papel sino de una psicología en acción, su romanticismo vital y al mismo tiempo su dolorosa mirada humanista. Indudablemente que a esto han contribuido, además de su poder de observación siempre atento, las propias aventuras cosechadas por el autor. En sus propias palabras: "Si viviste la vida de las personas que te leen, de una manera o de otra los terminás retratando".
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