Quizás a los jóvenes les cueste imaginar los medios de transporte y los caminos argentinos de 1850, 1860, eran rudimentarios y limitados, carretas, alguna galera de cuatro ruedas para pasajeros, recorriendo huellas ya centenarias de aborígenes y campesinos con sinuosos y extensos recorridos; hasta que un riojano de Malligasta, Timoteo Gordillo, estudió el sistema, importó cientos de carros modernos para la época, y proyectó nuevos caminos y rediseñó los tradicionales acortando distancias, implementando trayectos que en muchos casos fueron posteriormente los trazados del ferrocarril.
Esta auténtica revolución en materia vial y en la logística del transporte de personas y cargas, con fuerte inversión de socios estratégicamente tentados, fue obra de ese riojano que hoy en su provincia puede ser recordado porque la Escuela del Barrio Evita lleva su nombre, o confundirlo con un hermano, el Gobernador Gordillo, cuyo nombre detentó el departamento Chamical hasta 1987.
Timoteo Cristóbal Gordillo y Ortiz de Ocampo nació en Malligasta, Chilecito, el 22 de agosto de 1814, hijo de Pedro Timoteo Gordillo y Castro, y de Patricia Ortiz de Ocampo y Villafañe, hermana del General Francisco Antonio Ortiz de Ocampo, primer general del ejército patrio, creado después el 29 de mayo de 1810.
Hábil comerciante y empresario, su vida fue una permanente actividad emprendedora, combinada con la política grabada a fuego en su familia que soportó el fusilamiento de su padre en 1829 ordenado por Juan Facundo Quiroga con quien mantenía diferencias irreconciliables.
Su hermano Pedro fue electo gobernador de La Rioja entre 1871 y 1874, integrando el partido que en 1868 había consagrado a presidente de la Nación a Domingo Faustino Sarmiento. Conocido porque en su gestión se proyectó el desarrollo urbano de Chamical, y por la firma en 1872 del contrato con la empresa británica Crawfford para la construcción del Cablecarril hacia la Mina La Mejicana, obra reconocida mundialmente, admirada en la actualidad.
Timoteo fue uno de los promotores del gobernador Tomás Brizuela, El Zarco, fiel seguidor de Facundo Quiroga, pero enemistado con Juan Manuel de Rosas. Hacia fines de la década del 30 financió las actividades del ejército provincial del caudillo en su alianza con los unitarios y con los gobernadores no rosistas de Salta, Jujuy, Tucumán y Catamarca, que conformaron la Coalición del Norte.
Sus recursos provenían de actividades comerciales, entre ellas la venta de hacienda en pie a Chile, con notable éxito derivado de su capacidad empresarial, que a lo largo de su vida le permitiría sobrellevar procesos complicados, el exilio y nuevos emprendimientos.
En noviembre de 1840 el líder militar unitario general Juan Lavalle, aliado a la Coalición del Norte, fue derrotado en Quebracho Herrado por las tropas rosistas de la Confederación, y en pocos meses la guerra civil avanzó hacia el norte desmembrando a la resistencia al gobernador de Buenos Aires.
Timoteo Gordillo, que en 1838 se casó en Córdoba con Eulalia Cordero, emigró a Chile ante el dramático revés y se dedicó a la minería en Copiapó, reconstruyó su fortuna, y tras la caída de Rosas en 1852 a manos de las tropas lideradas por Justo José de Urquiza en la batalla de Caseros, regresó a la Argentina, se radicó en Mendoza y con la ayuda del gobernador cordobés Vicente Bustos recupero sus propiedades de La Rioja que había perdido ante el avance de las fuerzas rosistas.
En Mendoza recomenzó con el comercio y encontró en los servicios públicos provinciales y municipales una forma de desarrollo, trazando canales de riego y desagüe y construyendo caminos y postas, iniciando su empresa dedicada a las comunicaciones terrestres entre las provincias, en años en los que la Provincia de Buenos Aires estaba desvinculada políticamente del resto del país.
Las primeras experiencias de transporte interprovincial de cargas fueron con carros tirados por bueyes entre Mendoza y Rosario, ya que no se accedía al puerto de Buenos Aires, trayecto que era cubierto en unos tres meses.
A mediados de la década del 50 Fundó la empresa de carretas y galeras (versión criolla de las diligencias) Mensajerías Argentinas, con gran demanda pero con carencia de vehículos que se construían con madera y herrajes de acero, metal insuficiente para la demanda nacional.
Hombre de recursos, Timoteo Gordillo tentó en una apuesta al futuro al presidente de la Confederación Argentina, Justo José de Urquiza y a su vice Salvador María del Carril y reunió suficientes recursos para importar en 1857 cientos de diligencias y carretas que fueron desembarcadas en Rosario, empresa que por sus dimensiones logró convertirse en la más importante del interior del país.
Haciendo honor al "caminante no hay camino, se hace camino al andar", Timoteo trazó nuevos caminos y rediseñó trayectos, acortando distancias, eliminando desvíos y haciendo más rectos los recorridos entre grandes ciudades, lo que permitió acelerar los tiempos de desplazamiento y lograr mayor rendimiento de la inversión. Esto implicó la construcción de postas, paradas obligadas de recambio de los animales de tracción, y de descanso de los pasajeros.
Estos trayectos diseñados por el riojano, fueron pocos años después seguidos por los ferrocarriles, el primero de ellos inaugurado en 1857 en Buenos Aires, y que comienzan a extenderse hacia Rosario, donde en 1867 se inicia la construcción del ramal que uniría con Córdoba. El tendido de las vías era paralelo a los caminos trazados pocos años antes por Timoteo Gordillo, y que en las décadas siguientes convergerían sobre el puerto porteño.
La batalla de Pavón modificó en 1861 la estructura institucional del país. En 1852 se había producido la secesión de Buenos Aires ya que tras la caída de Rosas en Caseros no integró la Confederación Argentina junto las trece provincias que juraron la Constitución Nacional de 1853. Tenía su capital en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, donde residían el Congreso Nacional y el Poder Ejecutivo y su primer presidente fue Urquiza, elegido por el Colegio Electoral tras las elecciones nacionales de 1854.
En 1861 se enfrentaron las tropas de Buenos Aires con las de la Confederación, en la misteriosa batalla de Pavón, en la que insólitamente triunfaron las fuerzas porteñas al mando de Bartolomé Mitre. La Confederación desaparece.
Buenos Aires pasa a presidir los destinos del país, con las particularidades de cada provincia y el avance sobre los caudillos del interior. Para Gordillo la batalla implicó perder un centenar de carros suministrados a los ejércitos perdedores, y posteriormente sentir la competencia de empresas bonaerenses de transporte y mensajería que recorrían las mismas rutas trazadas por el riojano.
En 1865 se produce el estallido de la Guerra de la Triple Alianza, cuando Argentina era presidida por Bartolome Mitre, y junto a Brasil y Uruguay, invaden Paraguay y provoca nuevas pérdidas de carruajes utilizados por el Ejército que durante cinco años combatió en tierras guaraníes.
La solidez de las empresas de Timoteo Gordillo le permitió superar la década de cambios y de contratiempos, e ingresar en los 70 a duras penas, hasta que debió resignar sus objetivos y dar de baja sus emprendimientos.
Falleció en 1894, y sus últimos años lejos estuvieron de la actividad permanente abriendo caminos y transportando bienes, personas y correspondencia, ya que resignó sus capacidades de empresario al ocupar el puesto de intendente del edificio de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Otro riojano prácticamente desconocido para los comprovincianos contemporáneos, con obras transitadas por todos en algún momento en la geografía del país, un generador de proyectos en momentos y circunstancias claves para el país con habilidad empresarial y de relaciones públicas y políticas en las que priorizó el desarrollo que desde la perspectiva de la historia seria el progreso impulsado por un pionero.
Epocas en las que todo estaba para ser mejorado y desarrollado, pero como siempre ocurre, pocos son los que se animan y pueden hacerlo, aunque hoy se sienta la sensación de facilidad con respecto a las dificultades contemporáneas.
Un riojano de un pequeño pueblo, integrante de una familia que dejó caminos y huellas en esos caminos, que sentaron las bases para el desarrollo que aún hoy continua pese a las dificultades y a las necesidades, y que no tiene techo en la ambición de una sociedad ávida de logros, pero que poco conoce de su historia y de los hombres que la construyeron.
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