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Opinión VOCES

La violencia digital en la mira de la legislación

Este martes la Comisión Banca de la Mujer del Senado nacional comenzará a tratar el proyecto que incorpora la violencia digital contra las mujeres como una modalidad dentro de la Ley de Protección Integral a las Mujeres que está inspirado en la “Ley Olimpia” y que tuvo media sanción de Diputados el 5 de julio.
Eliana Grandier

Por Eliana Grandier

Desde el inicio de los tiempos, cuando mujeres, femeneidades y disidencias hemos tendido lazos de comunidad, colectividad y apoyo mutuo, el mundo externo, machista y patriarcal, tiembla. Con nuestra fuerza colectiva hemos conquistado derechos que nos traen hasta el mundo actual, un poco más igualitario y diverso.

Sin embargo el patriarcado sigue ahí colándose por donde pueda, ya que los sistemas de socialización siguen repitiendo normas y patrones de antaño. Allí es entonces donde empezamos a ver las deudas pendientes, aquello que aún falta por conquistar. En esta lista podemos apuntar en rojo y mayúscula lo que sucede en los entornos digitales en materia de violencia. En otras palabras la violencia de género digital, que nos afecta a mujeres y disidencias, principalmente por nuestra consideración de ser y existir.

En el año 1997 comenzó a utilizarse la primera red social reconocida como tal, SixDegrees. A inicios de los años 2000 se masificó la venta de celulares, había dos por uno en todas las tiendas de electrodomésticos o te los regalaban con la compra de un lavarropas. Hoy en día alrededor del 76% de la población cuenta con redes sociales y alcanza para corroborarlo mirar nuestros propios dispositivos, donde al menos vamos a encontrar seis redes literalmente al alcance de la mano. Pero si a estos datos del uso de las tecnologías cotidianas le sumamos que, desde el “Observatorio Ahora que si nos ven”, relevan que entre 2015 y mayo de 2023 murió una mujer cada 31 horas en manos de un hombre y por lo tanto de la violencia machista, podemos entender que navegar en internet no es tan sencillo para nosotras.

Difusión de imágenes íntimas sin consentimiento, hostigamiento digital, suplantación de identidad, ataques coordinados, discursos de odio son solo algunas de las modalidades que toma la violencia de género digital. Sin embargo, y como la tecnología avanza mucho más rápido que las regulaciones mismas, no contamos aún con un marco normativo que entienda la violencia en línea como una violencia de género. En la actualidad hay una ley que ya obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados y espera por su pronto tratamiento en la Cámara alta. Se trata de la Ley Olimpia, la que permitirá ampliar nuestra actual Ley Integral de Violencias, la 24.685, incorporando la violencia digital con todos sus variantes. Esto posibilitará, entre otras cosas, el trabajo preventivo, como la alfabetización digital, gestar políticas de acompañamiento a víctimas y nuevos marcos de regulación para las compañías del ciberespacio. A pesar del gran avance con esta ley, la misma necesita de un complemento vital, Ley Belén, actualmente a la espera de su tratamiento en la comisión de Legislación Penal para ingresar al recinto. Ya que con esta última se incorporarán en el código penal los delitos de obtención y difusión de material íntimo y/o de desnudez sin consentimiento. Posibilitando avanzar en la penalidad a aquellas personas que ultrajan la vida íntima de las mujeres obteniendo, difundiendo, amenazando, con imágenes que en la mayoría de los casos son producidas en el marco de la confianza de la intimidad.

En un mundo donde las personas pasamos en promedio 8 horas en internet, donde allí dentro una de cada tres mujeres y diversidades ha sido violentada, donde las periodistas y activistas hostigadas y amenazadas trepa al 73%, tenemos que hablar de violencia de género digital. Tenemos que visibilizar la necesidad de legislaciones que impulsen mitigar estas conductas de agresión y acompañen activamente a las victimas. Cuando nos violentan en línea por nuestros pensamientos, militancia o trabajos se ven cercenadas nuestras libertades individuales y colectivas, nuestras libertad de expresión. Cuando somos ultrajadas con la difusión de una foto íntima nuestra libertad sexual se ve truncada. Todas estas conductas violentas con el sistema misógino y patriarcal extendiéndose desde la analogía al mundo digital busca disciplinarnos y silenciarnos. Sin embargo tenemos la certeza de que nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio. Por eso estamos más visibles y organizadas que nunca para tener Ley Olimpia y Ley Belén, para ser libres también en internet y porque lo virtual es real.

*Vocera de la Organización de Género y TIC.

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