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Sociedad HISTORIA

Cuando el Lole Reutemann empezó a edificar su mito popular

Hace 50 años, Lole Reutemann conseguía en Sudáfrica la primera de sus 12 victorias en Fórmula 1. Un idilio que atrapó a los argentinos y nunca más se repitió.

El 13 de enero de 1974, todo un país se aprestaba a disfrutar de una jornada estupenda, extraordinaria. Iba a ser un capítulo glorioso de la historia del deporte nacional y del automovilismo en particular. Es que un piloto argentino empezaba a recorrer en punta la penúltima vuelta del Gran Premio de Argentina, bajo un calor insoportable que no amedrentó a la multitud enloquecida que veía pasar ese Brabham blanco rumbo a la victoria. Pero esa misma alegría, inmensa, trocó en una inconmensurable desazón cuando el motor comenzó a ratear y se paró definitivamente sin combustible casi con la bandera a cuadros a la vista. Hubo que esperar dos carreras más para que ese santafesino siempre serio y circunspecto, obtuviera lo que se le negó en el entonces autódromo 17 de Octubre. Fue en el GP de Sudáfrica de un día como este 30 de marzo, pero de hace 50 años, que Carlos Alberto Reutemann comenzaría a edificar, ahora sí, su estupenda campaña en la Fórmula 1. Tan increíble, que medio siglo después ningún compatriota pudo siquiera acercarse a sus logros ni hizo conmover a una nación como el inolvidable Lole.

Fue en Kyalami, en la Sudáfrica del Apartheid, con Nelson Mandela cumpliendo 11 de sus 27 años de encierro, donde Reutemann edificó su primera victoria en la F-1. Era su GP número 29, una cifra importante para un piloto pronto a cumplir 32 años y que recién a los 29 había debutado en la máxima categoría del automovilismo haciendo ruido en serio.

Es que Lole debutó en el GP de Argentina de 1972, también con Brabham, marcando la pole position y teniendo al lado al bicampeón Jackie Stewart. Toda una hazaña entonces, como el triunfo siguiente en el primer GP de Brasil en Interlagos que fue sin puntos, curiosamente también un 30 de marzo. Pero desde ahí habían pasado dos años, con solo dos podios, dos 3º puestos en 1973, en el GP de Francia en Paul Ricard y el GP de EEUU en Watkins Glen, ambos ganados por su amigo Ronnie Peterson, que se mataría en Monza 78.

Un 4º puesto en Canadá fueron sus únicos tres puntos del año debut, mientras que en el 73 le agregaría además de los podios, dos 4º puestos en Suecia y Austria, y dos 6º en Inglaterra e Italia. En su época solo puntuaba hasta el sexto.

Bríos renovados del Lole en 1974

Y ese 74 lo inició con bríos renovados. Primero, porque el sudafricano Gordon Murray le había construido el Brabahm BT44, un gran auto que con más fiabilidad le hubiera permitido pelear a Reutemann el título, que se terminaría llevando Emerson Fittipaldi.

Pero además, Juan Domingo Perón había regresado al poder en Argentina tras 18 años de proscripción y siempre el general había apoyado el deporte. De hecho, fue un brazo fundamental para las extraordinarias campañas de Juan Manuel Fangio, así que con el Lole tenía la idea de hacer algo similar.

Por eso Perón fue clave para que Reutemann corriera en Buenos Aires en el arranque de la temporada con un motor Cosworth flamante llegado en la víspera de la fábrica de Northampton. Y si se mancó al final, con el propio presidente en el palco oficial esperando entregarle el premio, fue porque en el box de Brabham se olvidaron de cargarle un bidón de combustible, atareados porque después de las pruebas de tanques llenos se atoró el portamaza de la rueda trasera izquierda y debieron cambiar la suspensión entera.

Pero ese BT44 había nacido ganador y volvió a puntear en Brasil, en la carrera siguiente, pero un problema de degradación de neumáticos esta vez lo retrasó y en ambos GP quedó 7º a una vuelta, sin siquiera sumar.

La tercera fue la vencida para Reutemann

Pero la tercera fue la vencida para Reutemann, que había sufrido en la semana previa un golpe durísimo, con la muerte de Peter Revson durante los ensayos en Kyalami. El estadounidense había hasta compartido un rato de tenis con el Lole antes de estrellarse con su Shadow cuando le fallaron las suspensiones.

A la hora de la verdad, Reutemann clasificó 4º pero como ocurrió en Argentina, para la carrera le montaron un Cosworth flamante que funcionó de maravillas. Lole largó bárbaro, se colocó enseguida detrás del poleman Niki Lauda y lo superó en el giro 10 para irse hacia un triunfo contundente, como solía hacer el santafesino, luego de extenuantes 78 vueltas y más de medio minuto por delante de Jean Pierre Beltoise con el BRM.

Lo dicho, el BT44 había nacido bien pero no fue lo suficientemente consistente, al punto que pasarían seis carreras sin sumar con 5 abandonos y solo acopiaría puntos en 6 de 15 competencias, en tres de las cuales se subió a lo más alto del podio. En Zeltweg, Austria, obtendría su segunda victoria y en el cierre del año en el GP de Estados Unidos en Watkins Glen.

Solo en 1978 superó ese 1974

Sólo en 1978, cuando ganó cuatro veces y fue 3º en el campeonato detrás de los inalcanzables Lotus de efecto-suelo, Reutemann superaría esa cantidad de triunfos. Ni siquiera en 1981, cuando realmente pudo y debió ser campeón, festejó tanto en lo más alto del podio, ya que aquella vez vencería en Jacarepaguá y Zolder.

Aunque en realidad, muchos años después e inclusive después de su fallecimiento en 2021, su hija Corina pediría que se reconociera oficialmente el otro triunfo de Reutemann en ese increíble 1981, 9 puntos que le permitirían ser admitido como campeón. ¿Y dónde fue? En la misma Kyalami, donde se cumplen 50 años de ese primero en que enarboló su leyenda.

Había sido en realidad la primera carrera de ese 81, donde faltaron los equipos agrupados en la FISA de Jean Marie Ballestré como Ferrari, Renault o Ligier, por una pelea con la FOCA de Bernie Ecclestone que agrupaba a los constructores.

Pero esa fue otra historia. La que recuerda este 30 de marzo alude a ese Lole ganador que tanta pasión tuerca despertó en los argentinos y que, pese a las incursiones posteriores del Poppy Larrauri, Norberto Fontana, Esteban Tuero y Gastón Mazzacane, ninguno más fue capaz de emular.

Fuente: La Capital

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