Popeye no sólo inspiró cómics, películas, dibujos animados y videojuegos, sino que le funcional al gobierno de Estados Unidos promocionando el consumo de espinacas en el país para combatir la anemia.
Desde aquel entonces el alimento se asoció inmediatamente a la fuerza extraordinaria cual súper poder. Así, se logró exitosamente que los niños de aquel entonces quieran incluir el vegetal en sus comidas. Sin embrago, en los inicios de la historieta, Popeye no recibía su fuerza de la espina, sino de una gallina mágica.
Popeye apareció por primera vez como un personaje secundario de la tira cómica Segar Thimble Theater, la cual se publicaba desde 1919 en el diario The New York Evening Journal.
En estas apariciones, el marinero había sido contratado por los personajes principales -Olivia Olivo, Castor Olivo y Ham Gravy- para pilotar un barco que los ayudaría a cazar una gallina mágica.
Tiempo después, cuando emprendían el viaje de vuelta, Popeye fue herido de un disparo. Sin embargo, la gallina Bernice le otorgó fuerza sobrehumana en respuesta a los cuidados del marino, momento en el que comienza a vislumbrarse lo que tiempo después sería el Popeye que hoy conocemos.
Si bien la intención original del autor fue mantenerlo como un personaje secundario, con un carácter temporal, Popeye fue ganando popularidad y, finalmente, se convirtió en el protagonista de la tira cómica. Para la transición, Olivia Olivo dejó Ham Graavi, y se convirtió en la nueva novia del marino.
Nueve años después de la primera aparición, el autor Elzie Crisler Segar falleció y su ayudante, Bud Sagendorf, continuó su trabajo durante décadas. Finalmente, en 1933, se realizaron los primeros cortometrajes de Popeye. Fue en estas animaciones que la historia tomó un giro trascendental, ya que los autores decidieron no utilizar a la gallina mágica, y el marino comenzó a comer espinaca para ganar fuerza.
Finalmente, esto se convirtió en una de las características más icónicas del personaje. Incluso, y debido al contexto de crisis socioeconómica y sanitaria que atravesaba a Estados Unidos, donde las anemias por carencia de hierro eran muy comunes, Popeye fue utilizado por las autoridades para incentivar el consumo de espinaca, ya que se creía que presentaban un alto contenido de este mineral.
Tan fue el impulso que la imagen de Popeye comiendo espinacas ocasionó que la ciudad texana de Crustal City, dedicada originalmente a la producción de esta verdura, colocó una estatua del personaje en su ciudad.
Por otra parte, fue en estos cortometrajes que también se introdujo otro punto icónico de la serie: al cierre de cada episodio, Popeye cantaba “Popeye el marino soy…”
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