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1591 Cultura + Espectáculos RAÍCES DEL INTERIOR

Arariwa: mujeres que velan por preservar los valores humanos

El rojo paraje que se sostiene contra todas las inclemencias de una estructura social fuera de lo común, sigue dando cátedra ejemplar de valor y nobleza humana.
Sara Gonzalez

Por Sara Gonzalez

El llano de tierra colorada con sus enormes formaciones rocosas, áridas y encantadoras de almas, tiene singularidades por donde se la pueda admirar. La belleza tangible e innata de su naturaleza, el viento presente en lo continuo y lo extremo, el sol que a veces se instala implacable, en ocasiones suavemente cálido, cual beso de amante.

La paz y el sosiego, ese lujo del cual hace alarde tímidamente, revela mucho de su gente en armonía con su lugar sagrado. No tiene similitud a ningún rincón federal. Los Colorados, es dueño de su propia historia, creador de tradiciones perpetuadas desde sus generaciones pasadas, actuales y sin duda serán atesoradas en el seno de sus hijos para las venideras también.

Arariwa, es el nombre que evoca antepasados ancestrales, identifica a una nueva generación de once mujeres y nació como proyecto en el 2019. Ellas llevan en sus venas la lucha incansable de protección, pertenencia, filantropía pura desde el eje más humano que se pueda percibir y así lo van revindicando. Buscando en el camino del emprendimiento, la independencia y sobre todo el trabajo mancomunado de la comunidad.

Sobreponerse a las carencias estructurales, educativas y darle real notoriedad al esfuerzo, el capital humano, que es el lujo de mayor importancia en el Pueblo Guardián de Los Colorados, ha sido para ellas el principal motor. Además decidieron fomentar trabajo desde su lugar, con los recursos que de su tierra.

Jabón de jarilla, emprendimiento Arariwa
Jabón de jarilla, emprendimiento Arariwa

No podría ser leal con simples palabras, o no alcanzarían para transmitir las emociones y los sentimientos que despiertan las mujeres de Arariwa, encabezadas por su presidenta Natalia Perafán.

Dueñas de manos laboriosas, miradas un tanto cansadas pero con la esperanza joven en el brillo de la sonrisa que comparten conmigo. Son un ramillete de hermosas almas, que sin esperar un giro del destino, aprendieron a construirlo con sus propias herramientas. Y así nació Arariwa, que en su traducción del quechua significa “Mujer Guardiana”.

De la mano de Natalia han logrado consolidarse como un emprendimiento de cosmética natural que incluye crema hidratante con pétalos de rosas, cremas antiinflamatorias a base de jarilla, jabones de tocador, café de algarrobo, alfajores a base de la harina de algarroba, y también harina. Patai, un dulce autóctono y jarabe para la tos con productos naturales del lugar. El fuerte es la algarroba y la jarilla.

Este Proyecto fue impulsado y articulado por organizaciones que amparan este tipo de emprendimientos, los técnicos de la SAB Fernanda Fiorani y del INTI Máximo Yanini, fueron quienes se aceraron a ellas proveyendo el capital inicial para dar comienzo a un sueño por construir y sostener después con la constancia del trabajo.

“NO TENEMOS LAS COMODIDAS QUE TIENEN LAS MUJERES EN LA CIUDAD, PERO A DECIR VERDAD NO NOS HACEN FALTA, CON LO QUE TENEMOS PODEMOS HACER LO QUE BUSCAMOS REALIZAR”. Expresa Natalia Perafán, haciendo referencia a la supuesta desventaja que parece tener la mujer en estos parajes escondidos, en comparación a una estructura citadina progre. Un valor agregado para esta comunidad, que habla de su creatividad y adaptación constante, ya que no solo se trata de buscar el sustento económico sino de superar las limitaciones del aislamiento en el que se encuentran geográficamente.

El compromiso con la comunidad y el medioambiente

También existen ante ellas necesidades que urgen solventar y las moviliza desde la sintonía maternal que todas tienen. Hasta hace poco tiempo el pueblo no contaba con una plaza de juegos para sus niños y esto resultaba una necesidad importante. Donde nadie desde el sistema tuvo la mirada más atenta a cubrir ese mínimo espacio ausente, ellas resolvieron darle forma a una plaza propia con la creatividad que ya les es propia, la solidaridad encauzada al proyecto, la colaboración de todos los integrantes del pueblo y para la felicidad de sus niños.

Cuenta Natalia: “Todos fuimos niños, y recuerdo lo mucho que hubiéramos deseado contar con juegos de una plaza y no los tuvimos. Con la ayuda de todos fuimos reuniendo cubiertas hasta llegar a una cantidad precisa para empezar a crear la plaza. No pensamos nunca en lo que nos falta, pensamos en qué tenemos a mano para cubrir una necesidad. Entre todos el proyecto de la plaza finalmente fue realidad, hicimos hamacas, un auto con asientos, con enormes piedras pintamos un juego de ta-te-ti, y una pequeña montaña para escalar, todo hecho de cubiertas. Algunos pintaron los diferentes juegos, y otros le dieron forma a todo lo que pudimos armar”.

La hermosa plaza con cubiertas recicladas fue inaugurada con la máxima expresión de felicidad de sus niños. Se reflejaba en sus miradas, una ilusión de incredulidad, al ver y disfrutar de los juegos que les pertenecen. Supieron desde el primer momento que cuidar el pequeño patrimonio era una responsabilidad asumida por todos.

Plaza de Los Colorados, donde viven 15 niños
Plaza de Los Colorados, donde viven 15 niños

Revalorizar sus bosques nativos fue de los primeros incentivos conscientes que tuvieron y comenzaron a germinar las semillas de algarrobo y reforestar sus bosques en el amplio territorio, el mismo que fuera despiadadamente talado en un pasado, tomando un compromiso activo, real, constante, evolutivo, bajo trabajo y capacitaciones para todos los integrantes de la comuna. Nada se reduce al egocentrismo de unos pocos.

La regla fundamental para ellas es “de todos para todos”, concepto que demuestran claramente dónde radica el poder más importante de este pueblo: el sólido amor entre ellos y el compromiso de cuidar la tierra, con la nobleza innata en sus raíces.

El misticismo que Los Colorados transmite, su historia ancestral y esencial para la identidad riojana, merece un capítulo en cada iniciativa de este pequeño pueblo. El trabajo que les significa recuperar sus bosques nativos en un descomunal paraje desértico, elevan la proeza humana con la se entregan a su tierra y lo que les pertenece.

Los Colorados es una comunidad abierta para quienes deseen integrarla, y convivir con el mismo esquema que han desarrollado a lo largo de tantas décadas. Las puertas están abiertas a los que se sientan atraídos por la energía extraordinaria de la tierra, aquella que El Caudillo más amado de la Rioja dejara como herencia de lucha.

Hay nuevos bríos para La Rioja, lo dice este grupo excepcional de mujeres que guardan y custodian un sagrado rincón histórico. Con todo lo que pueda estar carente a simple vista a su alrededor, no hacen más que mostrar y sacar brillo a la riqueza real del ser humano. Nada está perdido, ellas ofrecen su corazón latiendo fuerte y claro. Tienen una voz genuina, maravillosa, intensa, emocionante al mirarlos de cerca, admirable al verlos de lejos, y con una lupa social, son la muestra real que la raza humana puede seguir evolucionando. ¿Hay acaso algo más claro que el poder transformador de la voluntad humana ante tantas desventajas?

Los Colorados sigue siendo herencia clara del federalismo y puede ser ejemplo en cualquier lugar del país. La Rioja tiene sangre de caudillos, fuerza de vientos, ímpetu de puma, inmensidad de montañas, convicción de mujeres, y trabajo incansable de sus hombres y mujeres.

ARARIWA: “CADA EXPERIENCIA NOS DEJA UNA ENSEÑANZA Y MAS FUERZAS PARA SEGUIR ADELANTE”

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