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1591 Cultura + Espectáculos LA COLUMNA DE PAULA

El abrazo

La neurociencia afirma que nuestro cerebro necesita mínimo cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho abrazos al día como dosis diaria de mantenimiento y 12 para el crecimiento personal.
Lic. Paula Monsberger

Por Lic. Paula Monsberger

¿Estamos abrazados hoy como Personas, Sociedad y Mundo?

La neurociencia afirma que nuestro cerebro necesita mínimo cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho abrazos al día como dosis diaria de mantenimiento y 12 para el crecimiento personal. En realidad podemos vivir sin abrazos pero sería como morir lentamente, un poco cada día, en palabras de la psicoterapeuta Virginia Satir.

El abrazo, con dos brazos por encima del cuello o debajo de las axilas, es una muestra de afecto, consuelo y saludo en todas sus variedades y ámbitos.

Es una forma de comunicación no verbal de la amistad, del amor, del cariño hacia el otro y está considerada hoy una gran medicina para reducir la depresión, el estrés, la ansiedad y la soledad.

Abrazar en libertad y con libertad debe de ser uno de los estímulos que relaja y libera fortaleciendo nuestras defensas.

Abrazar ideas similares o diversas, debe ser considerado un acto de libre albedrío con el cual nacemos y tenemos el derecho de ejercerlo con debido respeto por el otro y el otro hacia nosotros.

Cuenta la historia que en la antigua China, los militares se palpaban para comprobar que no estaban armados, con ese tipo de abrazo o saludo, se cercioraban que el otro estaba desarmado.

La misma Ciencia Médica y estudios científicos determinan que un niño necesita recibir abrazos desde que nace y durante varios años para que sus neuronas no mueran por ausencia de contacto físico; lo mismo las personas jóvenes, adultas y mayores.

¿Es acaso que el “APARENTE HOY” en el que vivimos, el cual “no le hace propaganda” a los abrazos, quiere que las personas o los ciudadanos se apaguen lentamente ofuscadas en el fracaso de la no posibilidad de ser acogidas por sus pares con las mismas raíces por diferencias que nada tienen que ver con sus orígenes?

Más allá de representar sentimientos y emociones, los abrazos impactan en la salud ya que reducen la depresión, la soledad, la ansiedad y el estrés; incrementan la confianza, la seguridad y generan buena salud.

Dar y recibir abrazos reduce los sentimientos de enojo y apatía, relaja los músculos, libera la tensión del cuerpo, incrementa la autoestima, disminuye la presión arterial al estimular el nivel de oxígeno en la sangre, rejuvenece el cuerpo y fortalece el sistema inmune al elevarse la serotonina.

Científicos de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, aseguran que una persona necesita recibir abrazos y caricias desde sus primeros años de vida, para evitar que sus neuronas mueran por la ausencia del contacto físico. Cuando otras personas acarician o abrazan, se incrementan los niveles de oxitocina en la sangre, conocida como la hormona del amor.

Algunos episodios históricos del siglo XIX, que suponían la reconciliación de bandos enfrentados en distintas guerras (guerras de independencia en Hispanoamérica, Guerra Carlista en España) incluyen el término en su denominación:

Abrazo del Arroyo Monzón (Uruguay, 19 de marzo de 1818) entre Fructuoso Rivera y Juan Antonio Lavalleja.

Abrazo de Maipú (Chile, 1818), entre Bernardo O’Higgins y José de San Martín.

Abrazo de Acatempan (México, 10 de febrero de 1821), entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero.

Abrazo de Maquinhuayo (Perú, 24 de abril de 1834).

Abrazo de Vergara (España, 31 de agosto de 1839), entre Espartero y Maroto.

Abrazo del Estrecho (Chile-Argentina, 15 de febrero de 1899), entre Julio Argentino Roca y Federico Errázuriz Echaurren.

El abrazo también simboliza “Arte” en todas sus expresiones.

¿No es acaso el arte una manifestación de los deseos de los ciudadanos y de una sociedad? ¿No es acaso también la exploración de las relaciones humanas entre sí?

Ejemplo de ello fue la profunda obra “EL ABRAZO” de Pablo Picasso fusionando las dos personas en un abrazo donde se entremezclan las manos, los rostros, los cuerpos y sus almas en la noche, esa pareja sencilla, un hombre y una mujer tan Unidos en un abrazo público que llegan a fundirse en una masa sola, como si estuvieran aislados del entorno pero están dentro de el.

Otro maravilloso cuadro “EL ABRAZO” del pintor español Juan Genovés Candel, es una obra considerada símbolo de la defensa democrática durante la transición española.

Tomemos ejemplo de dicha obra, amigos.

Tomando como base este tema, uno de los aniversarios de la “REUNIFICACIÓN” y unión política de ambas Alemanias, se celebró con el tema: “El abrazo como acercamiento entre las personas”, convirtiendo a la ciudad de Berlín en un “símbolo de superación de fronteras”. Otro ejemplo a tener en cuenta, amigos.

¿Que más fuerte pero sencillo que dos o más figuras que se unen en un abrazo?... “sabiendo que el abrazo tiene mucho que ver con cómo funcionan o no las relaciones entre si”.

Qué maravilla amigos ver países abrazados hoy después de haber sido enemigos de guerra.

O conocer sociedades que perteneciendo a otras culturas, tienen ciudades espejo que trabajan municipalmente juntas para brindar mejor servicio a sus ciudadanos.

Y así puedo seguir con mil ejemplos, varios de los cuales pude apreciar personalmente.

¡”Abrazoterapia” es lo que necesitan los seres humanos, las sociedades y los países hoy!

¡No permitamos que nos roben los abrazos entre pares, amigos, vecinos, familias, conocidos, desconocidos o diferentes ciudadanos y conciudadanos de una sociedad y de un país que se merece abrazar y ser abrazado traspasando las fronteras!

¡Hasta el próximo abrazo, estimado lector!

LA AUTORA

PAULA MONSBERGER ES: MAGISTER EN RELACIONES INTERNACIONALES. LIC. EN CIENCIA POLÍTICA, RELACIONES INTERNACIONALES Y COMERCIO INTERNACIONAL. PROFESORA DE ALEMÁN. MAESTRA EN DECLAMACIÓN Y RECITADO. CONDUCTORA DE RADIO Y TV. ACTRIZ.

LA COLUMNA DE PAULA

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