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1591 Cultura + Espectáculos JAQUE MATE

El ajedrez como inspiración literaria

En el terreno literario, hay quienes integraron el ajedrez de manera magistral en sus obras al ir más allá del tablero. ¿Cómo es posible esto?
Victoria López Risso

Por Victoria López Risso

Ajedrez y literatura, qué poco suenan juntos, como si fuesen tan distintos el uno del otro. Aún así, son dos artes que convergen desde tiempos inmemorables con sus contrastes y simbolismos entrelazados. Particularmente, al plasmar metáforas de la vida en sus escenarios para después llevarlas a nuestras propias realidades circundantes. En el terreno literario, hay quienes integraron el ajedrez de manera magistral en sus obras al ir más allá del tablero. ¿Cómo es posible esto? En la edición anterior, hablamos del ajedrez como método de enseñanza dentro y fuera del juego. Si indagamos en el campo de la literatura, podemos ver cómo lo utilizaron también en distintas narrativas siendo inspiración y herramienta literaria para muchos autores. Tal es el caso del español Fernando Arrabal (1932), quien publicó poemarios, novelas, ensayos y sus destacados libros de ajedrez. Una de sus obras más reconocidas es “La torre herida por el rayo”, ganadora del Premio Nadal en 1982. La trama se desarrolla en dos genios que se enfrentan en una partida y esconden en cada movimiento misterios de sus vidas personales: un encuentro que decidirá el campeonato mundial. Además de recibir este prestigioso galardón, Arrabal es de los pocos que escribió un himno al ajedrez y es una de las tantas razones por las cuales es recordado. Otro libro que no puede quedarse atrás es “La tabla de Flandes”, escrito por el novelista español Arturo Pérez-Reverte (1951). Una novela que trasciende las páginas al fusionar la pintura y el ajedrez, para revelar la sinergia que se da entre estas dos artes y cómo confluyen en una misma belleza. De manera similar, a lo largo de la historia, distinguidos poetas inmortalizaron el ajedrez en sus versos, como Octavio Paz (1914-1998) y Rosario Castellanos (1925-1974), ambos grandes referentes de la literatura mexicana y latinoamericana. Ninguno le escribe directamente al ajedrez, sino que lo utilizan en algunos escritos con el fin de llegar a la reflexión o retratar vivencias y, por qué no, hacerlo parte de lo que es: la vida misma.

“Pusimos un tablero enfrente de nosotros:

equitativo en piezas, en valores,

en posibilidad de movimientos.

Aprendimos las reglas, les juramos respeto

y empezó la partida” (Rosario Castellanos)

¿Y por casa? En la escritura de Jorge Luis Borges (1889-1986), uno de los grandes escritores de la literatura universal, es común encontrar objetos que nos conducen hacia dimensiones y mundos desconocidos. En su soneto “Ajedrez”, lo describe de una forma tan sencilla y completa, donde encontramos metáforas sobre la guerra y esta dimensión del más allá que lo caracteriza, al referirse al ajedrez como un rito infinito. Borges, en sus escritos va de la mano con el destino y utiliza al ajedrez para resaltar la eternidad del juego y su continuidad incluso después de que los jugadores se hayan ido. Es habitual su manera de dejar al lector filosofando luego de haberlo leído; en esta ocasión, concluye el soneto con una visión trascendental de la vida y el ajedrez: “Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y tiempo y sueño y agonía?”

La autora. VICTORIA LÓPEZ RISSO NACIÓ EN SAN SALVADOR DE JUJUY Y ACTUALMENTE VIVE EN LA CIUDAD DE CHILECITO, LA RIOJA. ESTUDIA LA LICENCIATURA EN COMUNICACIÓN SOCIAL CON ORIENTACIÓN EN PERIODISMO Y SE DEDICA A DAR CLASES PARTICULARES DE AJEDREZ, UN DEPORTE QUE DISFRUTA DESDE LA INFANCIA.

@vickylopezrisso
JAQUE MATE

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