Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
1591 Cultura + Espectáculos HOMENAJE

El corazón del Pimpe latiendo

"...Recuerdo cada uno de nuestros encuentros, de nuestros abrazos, de las compartidas, las rondas, tus consejos, los viajes, tus enojos y tus sonrisas, siempre pidiéndome que te cante mis canciones..."
Monchi Navarro

Por Monchi Navarro

Pájaro del asombro y los misterios, sus manos danzando sobre el diapasón, Inmensas y sutiles, descansando en las pausas donde el canto se hacía palabra, y nos iba dibujando paisajes, rostros, historias, que quedaran por siempre entre quienes te rondamos.

Recuerdo cuando, siendo yo changuito, viniste a cantar con Vidriera mi primera banda de rock, aceptaste el convite en un concierto que hacíamos en el viejo Teatro Provincial, te sentaste en el ensayo pidiéndonos que toquemos nuestros temas, y nos hiciste una devolución minuciosa nombrándonos temas de Jetho tull, nos hablaste del rock sinfónico, y me corregiste mi torpe y excesivo modo de usar la “pentatónica menor”. El Pimpe cantando rock, que maravilla…

Recuerdo cada uno de nuestros encuentros, de nuestros abrazos, de las compartidas, las rondas, tus consejos, los viajes, tus enojos y tus sonrisas, siempre pidiéndome que te cante mis canciones, con el ceño fruncido: “no, no, esa no, esa ya la conocemos, canta las tuyas chango, para eso componés…”, me sigue silbando entre los recuerdos.

Recuerdo tu amor siempre profundo y tierno con mis brotes, Manu y Benja, que te adoran y te recuerdan como ese “tío” que decías ser.

Recuerdo tu abrazo cuando la vida nos golpeó hace unos años, “se nos fue la Claudia, pero están ustedes…”

Recuerdo la tarde que viniste a grabar “Vamos mi negra”, una canción de ofrenda a malinche, (mi compa, y “tu niña” como la llamabas), me dijiste que ya no estabas cantando pero que querías estar en la grabación y acompañar, me pediste que te la cante, y al escucharla te secaste las lágrimas, me abrazaste muy fuerte, secaste mi rostro, y me dijiste “si Monchito, la negra se va a curar, vamos a cantarla”, y aquí estamos…

Recuerdo tu amor por la orquesta Angelelli, y tu emoción cuando te conté de la orquesta Wiphala en la costa: “Ya voy a ir a visitarlos, y llevarles unas canciones…”

No hay modo posible de pensar nuestro Rioja, su cultura, su decir y su cantar, sin que esté el corazón del Pimpe latiéndonos cerquita, marcándonos la huella.

La vida me hizo amigo de tus semillas, y nos permite despedirte hoy abrazando la certeza de que no te vas, de que estarás por aquí, en nuestro andar, en tus canciones, en tu palabra, en los paisajes e historias “Macondianas”, y en cada ronda donde la música y la palabra nos dibujen nuevos asombros.

Gracias viejo querido, hasta la próxima ronda.

HOMENAJE

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso