Por María Teresa Sauma
La educación es una de las herramientas más poderosas con las que contamos para transformar vidas, sociedades y el mundo entero. Más allá de ser un derecho fundamental, la educación es la clave que abre las puertas al conocimiento, la innovación y el progreso. Su valor no se mide únicamente en los certificados que obtenemos, sino en la capacidad que nos da para comprender el mundo, tomar decisiones informadas y contribuir al bienestar colectivo.
A nivel personal, la educación empodera. Nos enseña a pensar críticamente, a cuestionar lo que nos rodea y a encontrar soluciones creativas a los problemas. Nos brinda las habilidades necesarias para alcanzar nuestras metas, mejorar nuestra calidad de vida y construir un futuro lleno de oportunidades.
En el ámbito social, la educación es el motor que impulsa el desarrollo. Una sociedad educada es más capaz de enfrentar los retos globales como el cambio climático, las desigualdades económicas y las crisis de salud. Además, fomenta valores como la empatía, el respeto y la solidaridad, esenciales para construir comunidades más inclusivas y pacíficas.
Pero el valor de la educación no solo radica en sus beneficios tangibles. Es un acto de esperanza y fe en el potencial humano. Cada vez que alguien decide aprender algo nuevo, está apostando por un mañana mejor. Por eso, invertir en educación no es solo un gasto, sino un compromiso con el presente y el futuro.
Reconocer el valor de la educación es también un llamado a la acción. Es nuestra responsabilidad garantizar que nadie quede excluido de este derecho. Todos merecen la oportunidad de aprender, crecer y contribuir al mundo de la mejor manera posible.
En definitiva, la educación no solo transforma vidas individuales, sino que es la base de una sociedad más justa, equitativa y próspera. Valorarla, promoverla y protegerla es una tarea de todos.
LA AUTORA
LIC. MARIA TERESA SAUMA - M.P 153. INTEGRANTE DEL EQUIPO TÉCNICO CRECER SANOS, DOCENTE UNIVERSITARIO Y MIEMBRO INTEGRANTE DEL EQUIPO INTERDISCIPLINARIO DE LA CLÍNICA VELAZCO (LA RIOJA CAPITAL).
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