Por Lic. y Prof. María Alicia Castillo
Nos acercamos al final del ciclo lectivo y es inevitable escuchar hablar acerca de las carreras que estudiaran los jóvenes que egresan de la escuela secundaria. Y es en ésta etapa cuando más acuden a la consulta psicopedagógica para iniciar un proceso de orientación vocacional ocupacional.
La palabra vocación proviene del latín “vocare” que significa “llamado” o acción de llamar, se entiende como llamado hacia un determinado fin o destino, se asocia también al “llamado divino”. Pero la vocación no es algo innato, sino que se construye e incluso puede modificarse con el paso del tiempo adquiriendo nuevos matices.
Cuando los jóvenes se acercan en busca de un proceso de orientación vocacional se encuentran con un profesional que lo guía para aprender a elegir, no solo una carrera u ocupación a la cual dedicarse, sino que también le permite lograr autonomía en el proceso de toma de decisiones en general.
Hablamos de la Orientación Vocacional como proceso ya que cuenta de varias etapas, no se resuelve con la simple aplicación de un test como está instalado en el imaginario popular.
Es importante que los progenitores acompañen a sus hijos en este proceso de toma de decisión, ya sea que tengan acceso o no a un profesional para realizarlo. Estar atento a las preguntas de los hijos, a sus opiniones, puntos de vista y opciones que se presentan. Hablar de éste tema con ellos es primordial, acompañarlos en la búsqueda de información adecuada, sopesando juntos las posibilidades económicas de acceso a tal o cual carrera profesional. El factor económico es a veces determinante en la decisión, no solo porque condiciona algunas elecciones en torno al acceso, sino que también la determina en relación a la representación social que una carrera puede tener y la rentabilidad económica que como graduado puede obtener. La decisión puede llegar a ser una “decisión ajustada” a esa condición y no una “decisión madura” como se pretende que sea.
El mundo del trabajo se ha complejizado, el mercado laboral se ha diversificado, la pandemia ha impactado en todos los ámbitos de la vida, el ámbito laboral no esta exento y como consecuencia se presenta como cambiante y carente de certezas. Ésto hace necesario contar con profesionales idóneos para hacer frente a las situaciones de incertidumbre que se presentan en todas las áreas, por ello nuestros jóvenes deben prepararse para enfrentar ese panorama. Es imperioso que las políticas públicas brinden las condiciones materiales para posibilitar a los jóvenes la construcción de su proyecto de vida.
Como vemos la orientación de nuestros jóvenes es responsabilidad de todos: padres, instituciones educativas, educadores, estado, sociedad, cada uno desde su lugar.
La Psicopedagogía en sus diversas especialidades recibe constantes aportes para enriquecer sus marcos teóricos, permitiéndonos realizar mejores intervenciones en los distintos ámbitos de la profesión, incluyendo el que nos convoca hoy: la Orientación Vocacional.
LA AUTORA. MP 135. Esp. en Docencia Universitaria. Maestrando en Gestión de la Educación Superior.
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