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1591 Cultura + Espectáculos LECTURAS

La intemperie del alma

Una reseña para el libro "Si esta humanidad somos nosotros..." de Pablo Esteban Gatica
Fernando Viano

Por Fernando Viano

En tiempos en que la palabra “humanidad” parece vaciarse de sentido en discursos que la repiten sin encarnarla, “Si esta humanidad somos nosotros...” de Pablo Esteban Gatica (Ed. Carlos Paigés, 2025) llega como un sacudón necesario. No sólo porque el título ya advierte cierta alarma -ese “si” que no afirma, que duda, que interroga-, sino porque el conjunto de los poemas vuelve a colocar a lo humano en el centro: su fragilidad, su contradicción, su potencia.

La poesía de Pablo Gatica no rehúye al mundo ni se refugia en lo abstracto. Es una poesía que pisa la tierra, que respira la calle, que escucha los susurros del dolor ajeno y los gritos silenciados. Su voz se instala allí donde muchos miran hacia otro lado, exponiendo incluso las contradicciones de una sociedad que no deja de recostarse en la hipocresía, en los prejuicios y en la ausencia de solidaridad. Y lo hace desde un lirismo que no es complaciente ni rebuscado, sino orgánico, honesto, a veces rabioso.

El libro se construye como un tejido de preguntas éticas y sensaciones compartidas. Ya desde la “Introducción necesaria”, el autor confiesa que los poemas surgieron sin un plan, pero atravesados por dos obsesiones: la indiferencia ante el dolor del otro y el reconocimiento del otro como espejo. Temas urgentes, no sólo para la poesía, sino para la vida. Más aún en contextos donde lo humano es degradado, negado, descartado y hasta incluso fracturado por los discursos descarnados de un poder que sobrepasa todos los límites.

Poemas como “Divisiones” y “Fuga de los catacumbas” colocan en primer plano las fisuras sociales y simbólicas que nos separan, muchas veces construidas artificialmente pero legitimadas por costumbre o conveniencia. “La gente / se divide entre sí / desde el principio de las eras / como si los idiomas del mundo / fueran solo lenguajes de insultos”, escribe Gatica, y el eco de esa sentencia resuena en cada lector que camina hoy una ciudad marcada por la violencia económica, la desmemoria y el aislamiento.

En “Crónica de un desempleado”, el autor plasma con crudeza la desolación cotidiana de quien ya no tiene ni trabajo ni lugar: “Que extraño es / haberse caído del mundo / y ser el símbolo más vivo / del verdadero mundo”. Pero en lugar de caer en la desesperanza, Gatica elige la palabra como una trinchera, como un abrazo. Su mirada no es sólo denunciante, sino también contenedora.

Hay en todo el libro una ética de la atención. El poeta mira lo que otros prefieren no ver: el sufrimiento de los marginados, de los descartados, de los que no entran en los mapas del poder ni en los horarios del confort. En “Un cielo sin indiferencia” -quizás uno de los textos más conmovedores-, Gatica escribe sobre la muerte de una bebé en la vereda de la Casa Rosada y la desaparición del nieto de un cacique originario. No hay acusación explícita, pero sí una verdad que arde: “Importamos lo que enriquezca nuestra arrogancia / y exportamos desinterés por otras sangres”.

Pero este no es solo un libro desesperado. La ternura también lo atraviesa. En Los ojos sanadores, el autor encuentra belleza en medio del dolor pandémico. Mientras el cuerpo se oculta detrás de barbijos, el alma asoma en las miradas. Es una lección sencilla y profunda: aún en lo más oscuro, la humanidad resiste.

Si esta humanidad somos nosotros... se inscribe en una tradición que piensa la poesía como herramienta de conciencia, como faro que alumbra zonas negadas. Hay algo de Gelman en su tono urgente, algo de Daniel Moyano en su diálogo con los espejos del alma, y también algo propio, una voz que se va consolidando libro a libro, poema a poema.

En este presente donde la crueldad a veces se celebra y la solidaridad es presentada como un anacronismo, la poesía de Gatica aparece como acto de resistencia. No desde el panfleto, sino desde la ternura lúcida. Desde una sensibilidad que no se resigna. Y esa es, quizás, su mayor fuerza: recordarnos que todavía hay quienes escriben desde la compasión, desde el temblor, desde la certeza de que un mundo sin humanidad -simplemente- no merece ser habitado.

EL AUTOR

PABLO ESTEBAN GATICA NACIÓ EN LA RIOJA. SE RECIBIÓ DE LIC. EN COMUNICACIÓN SOCIAL, PROF. EN DOCENCIA SUPERIOR Y PROFESOR DE TEATRO. SE DESEMPEÑÓ COMO COLUMNISTA CULTURAL EN RADIO Y DURANTE DIEZ AÑOS COLABORÓ CON ARTÍCULOS DE OPINIÓN PARA EL SUPLEMENTO CULTURAL DEL DIARIO “EL INDEPENDIENTE. ACTUALMENTE TRABAJA COMO EL PRINCIPAL ENTREVISTADOR Y REDACTOR DE LA REVISTA CULTURAL AGUADA, DE LA CUAL ES UNO DE LOS FUNDADORES. TAMBIÉN SE DEDICA A LA ENSEÑANZA DE ORATORIA. PUBLICÓ ANTERIORMENTE LOS LIBROS DE POESÍA “DEMASIADO INFINITO” (2013) Y “BUSCAR BELLEZA EN LA OSCURIDAD DEL MUNDO” (2019). POEMAS Y CUENTOS SUYOS HAN SIDO INCLUIDOS EN DIVERSAS ANTOLOGÍAS PROVINCIALES Y REGIONALES.

LECTURAS POESÍA PABLO GATICA SI ESTA HUMANIDAD SOMOS NOSOTROS
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