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1591 Cultura + Espectáculos ESPACIO DEL COLECIO PROFESIONAL DE PSICOPEDAGOGOS DE LA RIOJA

Mi ser psicopedagoga

Yo, la psicopedagoga interdisciplinaria, multidisciplinaria, nutrida de conocimientos diversos que me brindó mi cursado en la universidad, recién recibida me encontré con estas personas que encarnaban roles bien definidos desde sus disciplinas.
Por Lic. María Belén Montoya

Somos y existimos en relación a un otro. Mi experiencia desde el quehacer de la psicopedagogía clínica me llevó por caminos de encuentros con profesionales de otras áreas del saber, de la salud, de la intervención con el sujeto.

Yo, la psicopedagoga interdisciplinaria, multidisciplinaria, nutrida de conocimientos diversos que me brindó mi cursado en la universidad, recién recibida me encontré con estas personas que encarnaban roles bien definidos desde sus disciplinas.

Desde esos límites de su profesión, me limitaban en mi quehacer. En mis comienzos al trabajar en equipo yo podía comprender lo que hacía un psicólogo, pero el área emocional era su campo, a ellos le pertenecía; yo podía entender lo que hacía un terapista ocupacional pero la regulación de la conducta era su incumbencia; yo captaba la intervención del fonoaudiólogo, pero el trastorno del lenguaje era un tema de su propiedad; y de educación tenía en claro varias cosas, pero lo estrictamente pedagógico le concernía a la docencia. Entonces me auto interpelaba sobre cuál era mi aporte específico en ese entramado terapéutico.

El saber de esos profesionales y su generosidad al compartirlo conmigo amplió mi espectro de conocimiento sobre las dimensiones que atraviesan a este sujeto en situación de aprendizaje. Mi profunda admiración hacia ellos fue la brújula que señaló la senda. Al igual que el adolescente que realiza múltiples identificaciones para construir desde ahí su singularidad, también yo realizaba este trabajo de tomar lo que necesitaba sin despersonalizarme, sin desprofesionalizarme, este artificio significante surgió desde la práctica misma copensadas junto a colegas cercanos. Fue esa invención con cada sujeto que me presentaba el desafío de ayudarlo a desplegar sus potencialidades de aprender, lo que me llevo a armar mi SER psicopedagógico. Donde la particularidad está en la riqueza de saber sobre la generalidad de todas sus dimensiones y la singularidad se define en la praxis que me permite brindar la ayuda específica en cada caso. Porque el proceso de aprender es nuestra especialidad, la de los psicopedagogos, un proceso atravesado por una gran variedad de factores.

Entonces en los equipos donde hay lenguajes diversos de lo biológico, lo psicológico y lo educacional mi intervención coordinando esa orquesta de sonidos me habilita un lugar que le es propio a la psicopedagogía. Donde a la vez el sonido de la psicopedagogía es particular y suma armonía al todo.

Agradezco el respeto de esos “otros” del área de la salud y la educación con los cuales formamos equipos solventes donde los discursos hegemónicos no existen y es la intervención en conjunto lo que nos permite avanzar. Amo esta profesión que constantemente me invita a salir de los sitios de confort para ponerme en búsqueda de nuevas respuestas que dinamizan, que desanudan, que generan lazos sanos, que llevan alivio al sufrimiento, que contagian deseo.

La psicopedagogía cada vez más es convocada a formar parte del conjunto de profesionales para asumir distintas misiones, y en cada llamado se presenta el reto de que surja una nueva invención del SER psicopedagogos en relación a los otros.

LA AUTORA. M.P Nº 165. Integrante Equipo Asesor Colegio Pcial Nº 1. Integrante Centro Pukaray-La Rioja.

PSICOPEDAGOGIA

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