Por Sara González Cañete
En una noche de profunda emoción y reconocimiento nacional, Ramón Bautista “Palito” Ortega fue elevado al pináculo del honor cultural al ser declarado Personalidad Emérita de la Cultura de la Nación. Este homenaje celebra la vasta trayectoria de un artista icónico, además, reafirmó su rol fundamental como un verdadero actor cultural que moldeó el sentir popular de varias generaciones en el país. Sin perder vigencia a lo largo del tiempo.

CON UNA ENORME TRAYECTORIA DE MÚSICA, CINE Y OPTIMISMO
La figura de Palito Ortega (Ramón Bautista Ortega, tal su nombre completo) trasciende la música. Desde sus humildes orígenes en Tucumán, se convirtió en un fenómeno de la canción popular argentina, un chico beat que supo inyectar optimismo y sencillez en el cancionero nacional. Sus composiciones, como “La Felicidad”, “El Ángel de la Bicicleta” o “Corazón Contento”, se transformaron en himnos atemporales. Por varias generaciones, siguieron palpitando el sentir más profundo de su alma a través de sus letras. Más allá de los escenarios, Palito extendió su talento al cine, actuando y dirigiendo películas que capturaron la idiosincrasia de la época, consolidando su estatus como un referente multifacético. Su capacidad para conectar con el público a través de letras simples, pegadizas, alegres y profundamente humanas, es el núcleo mas fuerte de un legado que se mantiene vivo y vibrante en la cultura contemporánea argentina.

HOMENAJE DE GALA Y DISTINCIÓN EMÉRITA
El evento cumbre, titulado “El Esencial: Palito Ortega. Homenaje al Rey”, se llevó a cabo a sala llena en el Auditorio Nacional del Palacio Libertad (Centro Cultural Domingo F. Sarmiento).
El corazón de la celebración fue un majestuoso concierto a cargo de la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”, bajo la dirección de Gustavo Fontana. Como no podía ser menos, ameritaba la velada. El elenco estable de la Nación recorrió la obra de Palito presentando emotivas reversiones de sus clásicos, incluyendo títulos emblemáticos como “Sabor a nada”, “Un muchacho como yo”, “Se parece a mi mamá”, “El changuito cañero” y “Corazón contento”, con arreglos orquestales realizados especialmente por Marina Ruiz Matta. La emotiva velada musical contó con las voces invitadas de Martín Díaz, Luz Matas, Romina Pugliese, Néstor Rolán y Pablo Turturiello, quienes interpretaron los éxitos ante un Palito que presenció el espectáculo desde la primera fila, con la emoción a flor de piel… y la mirada húmeda con tantos recuerdos. Era palpable el momento que su vida, cuál película atravesó a toda la audiencia. Lo acompañó por su esposa Evangelina Salazar y sus hijos Emanuel, Sebastián, Luis, Martín y Rosario, entre otros familiares y amigos.
Al finalizar el concierto, el Secretario de Cultura Leonardo Cifelli presidió la ceremonia en la que Ramón Bautista “Palito” Ortega recibió la distinción de Personalidad Emérita de la Cultura de la Nación, el máximo honor que el país otorga a quienes han aportado de manera excepcional al ámbito cultural.

UN MENSAJE DE HUMILDAD Y PERSISTENCIA
Al recibir el galardón, Palito Ortega se mostró visiblemente conmovido y dedicó sus palabras a recordar sus orígenes y agradecer al público. “Yo fui siempre un hombre que no me iba a rendir fácilmente. Las adversidades fueron muchas, porque uno viene de un lugar muy humilde y muy precario”, expresó el artista, destacando la importancia de la perseverancia. Con la humildad que lo caracteriza, reconoció el amor incondicional de su público: “Es muy difícil poder expresar con absoluta claridad todo lo que uno quiere, porque son muchas emociones, son muchos recuerdos… En realidad, tendría que haberle pagado por lo menos el 50 por ciento de mi carrera a la gente, porque fueron ellos quienes cantaron las canciones”.
El artista, que con una valija prestada llegó a Buenos Aires, cerró la noche dejando un mensaje de inspiración que resume su filosofía de vida y su legado: “Hay que encomendarse a Dios y también a la gente. Si tienen un sueño, abrácenlo y no se rindan”.
La historia, la trayectoria y los sueños que un muchacho como Èl, traían en una maleta desde tierras Tucumanas… parecen ser de otra época. Sin embargo el ímpetu, la convicción, el tesón y el talento puesto en acción… siguen siendo un claro camino para alcanzar los sueños.

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