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1591 Cultura + Espectáculos Espacio del Colegio Profesional de Psicopedagogos

Primeros pasos en la docencia desde un posicionamiento psicopedagógico

Cuando se habla de formación, plantea el pedagogo Ferry Gilles, se habla de ‘ponerse en condiciones’ para ejercer prácticas profesionales.
Espacio del Colegio Profesional de Psicopedagogos

Por Espacio del Colegio Profesional de Psicopedagogos

Por Esp. Lic. Prof. Rocío Lucero Bulacio*

La realidad actual, compleja, cambiante, multidimensional y demandante requiere constantemente de profesionales capaces, con vocación, idóneos y preparados para desenvolverse en los distintos ámbitos laborales de la manera más adecuada posible. En este escenario, la educación cumple un papel fundamental para colaborar en el desarrollo de las personas para constituirse como tal y para actuar en las diferentes situaciones que se le presentan día a día.

Este contexto, que signa nuestro tránsito en la vida cotidiana, invita a docentes a (re)pensar en los modos y/o las formas de acompañar las trayectorias educativas y los procesos de aprendizaje de los educandos. Inmersos en dicho contexto, nos encontramos quienes hemos culminado la formación inicial docente y comenzamos a ejercer el rol profesional en los distintos niveles del sistema educativo. Es aquí donde resulta propicio detenerse para profundizar las ideas en torno a la temática que nos convoca.

Cuando se habla de formación, plantea el pedagogo Ferry Gilles, se habla de ‘ponerse en condiciones’ para ejercer prácticas profesionales. Esto presupone algunas cuestiones, como: conocimientos, habilidades, cierta representación del trabajo a realizar, de la profesión que va a ejercerse, la concepción del rol, la imagen del rol que uno va a desempeñar, etc.

Situándose en lo que propone el pedagogo, resulta interesante atender cómo se produce esta preparación, que puede interpretarse como un proceso detransición entre ser estudiante y ser docente, y en este punto es posible realizar cierto paralelismo con lo que plantea Winnicott (psicoanalista) que desarrolló la idea de espacio transicional que caracteriza el juego de niños y niñas. Es decir, cuando niños y niñas juegan al doctor, a la maestra, etc., no son ni doctores ni maestras, sino que se preparan para los roles sociales y profesionales, y encuentran la manera y los recursos de figurar esta realidad en sus espacios de juego, convirtiéndolo a éste en una forma de acceder a ella.

Se puede decir que se produce una dialéctica entre retirarse de la realidad para representarla, jugarla, actuarla, y para poder volver a ella y captarla. Ferry Gilles dice que el proceso de formación es exactamente esto; es anticipar(se) sobre situaciones reales, y es, a favor de estas representaciones, en donde se pueden encontrar actitudes, gestos convenientes/adecuados para impregnarse de y en esta realidad.

Entonces, cuando se produce el pasaje del rol de estudiante al rol docente, cuando surge el momento de transición entre uno y otro, cuando se comienza a ejercer una función específica, es cuando se ponen en juego múltiples variables que inciden en las experiencias que se vivencian y que invitan a reflexionar acerca de uno mismo ya no como receptores de las acciones de un docente, sino como agentes posibilitadores, garantes de derechos, comprometidos a asumir una tarea compleja que supone capacitarnos constantemente para manejar las distintas cronologías del aprendizaje en condiciones de enseñanza simultánea; supone repensar acerca del posicionamiento que adoptamos estando con el grupo clase, los marcos teóricos pedagógicos-didácticos desde los cuales se estructuran nuestras prácticas, los supuestos que prevalecen y sirven de sostén del sistema educativo en donde nos insertamos, la praxis cotidiana que se da en el aula, entre otros aspectos que forman parte de la práctica pedagógica y del quehacer docente.

Por tanto, como un novel profesional de la educación, debemos comprender que nuestros primeros pasos en el campo de acción están acompañados de una reflexión y un aprendizaje permanente; que formamos parte de procesos subjetivantes que se generan a partir del quehacer docente; y que es necesario valorizar la idea de que formar y transformar(se) van de la mano. Es preciso entender que aunque para algunos es una labor insignificante y sencilla, comenzar a ejercer la docencia es realmente un desafío que implica asumir un compromiso político para el desarrollo de las personas y la colaboración entre ellas, democratizar el acceso al conocimiento para atender a las necesidades y demandas de la sociedad actual y gestionar espacios de escucha y atención para proponer, crear, intercambiar, producir y promover aprendizajes.

LA AUTORA. M.P. N° 307. Docente en ISFD “Pedro I. De Castro Barros”. Miembro del Equipo Directivo del Colegio Pre Universitario “Gral. San Martín”. Miembro del Equipo de las Campañas de prevención y promoción de la salud: “OSUNLAR Activa” en OSUNLaR.

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