La hermana menor del papa Francisco, quien falleció este lunes a los 88 años, es la única de los cinco hermanos que está viva. María Elena Bergoglio, de 77 años, tiene dos hijos, está enferma y reside en una residencia religiosa de la provincia de Buenos Aires con monjas. Por lo que no pudo volver a ver a su hermano, pero si se mantenían comunicados.
Cuando quien era arzobispo de Buenos Aires fue electo Papa, ella dijo a los medios: “Cuando escuché el Habemus Papam me instalé frente al televisor. Ni se me ocurría que iba a ser mi hermano, él no quería ser Papa”.
"Me largué a llorar y no paré. La emoción me superó", dijo en marzo de 2013 cuando su hermano pasó a ser Francisco. Pero después de unos días sonó el teléfono de la casa de María Elena: “Hola, soy Jorge”. Fue que el Papa le pidió que le dijera al al resto de la familia que se encontraba bien porque "no podía llamarlos a todos". Francisco tiene sobrinos y sobrinos nietos.
A pesar de su compromiso eclesiástico, siempre mostraba su amor hacia María Elena. Se comunicaban por cartas y conversaban por teléfono. Ella no estaba en condiciones de viajar y él no regresó al país.
"Le encanta hacer sus calamares rellenos o los risottos de hongos, que aprendió de una receta heredada de nuestra abuela italiana", recordó María Elena en esa entrevista después de que su hermano se convirtiera en Papa.
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