Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
1591 Cultura + Espectáculos LA COLUMNA DE PAULA

Lentitud... ¡Divino tesoro!

Vivir lo mejor posible en lo rápido de este mundo, lleva a respirar y enfocarse para hacer todo lo que te propongas a tu tiempo. 
Lic. Paula Monsberger

Por Lic. Paula Monsberger

¡Vísteme despacio...que no tengo prisa!

¿Qué es la velocidad en las distintas dimensiones?

¿Qué es en la vida, en el trabajo, en el alimentarse, hasta en el sexo, en definitiva, la velocidad de cada día?

¿Qué es la lentitud? ...

Sería su opuesto, ¿no es cierto?

¡Pero me gustaría desmistificar que al ser opuestos uno es el correcto y el otro no!

Bien, propongo el tema, basándome en la idea de aprender a graduar la velocidad, una decisión que depende meramente de uno y no de lo social o del entorno que nos rodea.

Hace casi más de 15 años, fisgoneando en una gran librería, una linda tarde de marzo otoñal, encontré un maravilloso pero no menos extraño título en un libro, que me impactó: "Elogio de la Lentitud" del escritor y periodista canadiense/nacido en Escocia, Carl Honoré. ¡Obviamente, como curiosa y lectora geminiana que soy, procedí a comprarlo!

Empecé con velocidad a leer el libro apenas me senté en un café. Pero por sorpresa, ese torbellino arrollador que lleva mi gemelo, se fue moderando a medida que el libro se abrazaba al gemelo pausado, lento, observador, callado y tranquilo...que enseguida acaparó el amor de sus hojas.

Era más jóven que hoy, con 20 años menos, un número interesante de años, donde aún la velocidad en el hacer, superaba a elogiar la lentitud cotidiana, en un mundo en prisa.

Lo apliqué a medias... por un tiempo.

Es hoy que mi alma y cuerpo, elogian la lentitud como a un divino tesoro juvenil, y cada día me hermano más con sus pasos tranquilos llenos de sabiduría y amor, paz y silencio, momentos cálidos, charlas profundas y serenas, mesas pequeñas con seres grandes, abrazos que dicen poesía, miradas que prolongan ese abrazo en una prosa, palabras que simplemente acarician las notas del pentagrama formando una melodía.

Un día por el paso de la experiencia de la vida, me dije a mí misma: ¿por qué todo tiene que ser rápido en éste mundo en prisa? Y allí volví a encontrar la respuesta en ese maravilloso libro que he leído varias veces (como todo buen libro, ¿no?).

Y la respuesta estaba allí: “a medida que nos apresuramos por la vida, cargando con más cosas hora tras hora, nos estiramos como una goma elástica hacia el punto de ruptura”.

¡Yo no soy una goma elástica, me dije! Pues hay ciertas cosas que no pueden o no deberían acelerarse, porque requieren tiempo, necesitan hacerse lentamente, y yo no quiero romperme.

Por ejemplo, les voy a comentar algunas.

La comida, es fascinante saborearla. La vida familiar, la conversación, la escucha, el intercambio, se disfruta.

La salud, a veces, es un viaje con muchas paradas, hasta llegar a buen destino.

El aprendizaje, no significa que no tenga el ritmo pedagógico, pero hacerlo paso a paso, como saboreando un pedazo de pastel o degustando un buen vino, se aprende mejor.

La amistad, el amor, el compañerismo, la construcción de vínculos desde adentro hacia afuera. El trabajo profundo, que requiere análisis, equipo y evaluación para lograr un buen resultado.

¿Y ustedes qué piensan?

¿Piensan que hay ámbitos de la vida donde observar, conectarse, sentirse, es importante para que tengan su encanto?

¡Estamos viviendo en la Era de la Velocidad desmesurada!

¿Y a dónde nos lleva?

¿A dónde nos lleva éste tiempo?

¿Y tenemos más tiempo así?

¿O sólo creemos en la utopía de que ir rápido nos permite hacer más en menos tiempo?

¿Y a costa de qué?

"Vísteme despacio... pues tengo prisa", decía Napoleón Bonaparte.

Yo me visto despacio, pues no tengo prisa alguna, sería una linda moraleja para darle forma y cierre a mi columna.

Si buscamos la palabra rápido en el diccionario, significa apresurado, agresivo, superficial, impaciente, etc.

Si observamos la palabra lento, es lo contrario, sereno, receptivo, pausado, reflexivo, paciente, etc.

Mundo apresurado versus una filosofía slow. ¿Dos caras de una misma moneda?

No lo creo...

Pues la lentitud no implica ser lento, sino más bien un estadio de plenitud y serenidad interior.

Una filosofía de vida que implica equilibrio, un tiempo justo, así como la música, el tempo musical para interpretar una pieza, encontrarnos en el ritmo propio de cada cosa y en cada lugar.

El momento es ahora...

El desacelerar es de cada uno...

Vivir lo mejor posible en lo rápido de este mundo, lleva a respirar y enfocarse para hacer todo lo que te propongas a tu tiempo.

Pero a veces está bueno...

No hacer nada por un rato...

Desacelerar en ese tiempo para volver al ritmo más enfocados, plantea Carl Honoré en su libro.

¡Comenzar de a poco, dar un paseo, lea, busque su rincón en el mundo, eduque sin prisas, abrace a sus hijos, mire el sol, pise los charcos, toque los árboles, escuche música linda, mire la lluvia caer, charle con su abuela, escuche a sus padres, ame, sienta, llore, ría, ...no se de prisa, en mi humilde opinión!

Y recuerde....

Camine despacio... que al único lugar donde tiene que llegar, es a ¡Usted mismo!

¡Hasta un próximo encuentro, slow, mi Estimado Lector!

LA AUTORA

PAULA MONSBERGER ES: MAGISTER EN RELACIONES INTERNACIONALES. LIC. EN CIENCIA POLÍTICA, RELACIONES INTERNACIONALES Y COMERCIO INTERNACIONAL. PROFESORA DE ALEMÁN. MAESTRA EN DECLAMACIÓN Y RECITADO. CONDUCTORA DE RADIO Y TV. ACTRIZ.

LA COLUMNA DE PAULA PAULA MONSBERGER OPINION REFLEXION
Seguí a Nueva Rioja en google news

Comentarios

Últimas noticias

Teclas de acceso