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Opinión

Experiencia única: un diálogo cara a cara con la Inteligencia Artificial sobre mi negocio

Interactuar con una inteligencia artificial es esencialmente tener una conversación. No es casualidad que la app de moda se llame ChatGPT.
Juan Ignacio Serenellini

Por Juan Ignacio Serenellini

¿Les pasó estar hablando con alguien más inteligente que ustedes? Es una situación muy particular. Sentís que esa persona te está iluminando en cuestiones que no sabes y, a la vez, que no estás viendo cosas que esa persona sí ve. Patrones sociales que están ocultos a simple vista -o por lo menos a tu vista-, un insight sobre un tema inesperado, un ángulo nuevo. A la vez, puede sentirse extraño estar dialogando con alguien que ve lo invisible; incluso puede aparecer una sensación de inferioridad sobre lo que se está charlando.

Un foucoltiano podría decir que hay una relación de poder en juego allí, un hegeliano quizás vería un amo y esclavo -donde no está claro si somos amos o esclavos. Lo que quiero mostrar acá no es pensar en uno u otro, sino animarnos a explorar de esta manera la síntesis de la danza entre la inteligencia artificial y la humana.

Interactuar con una inteligencia artificial es esencialmente tener una conversación. No es casualidad que la app de moda se llame ChatGPT, es decir, hablar con GPT. Qué es lo que vemos: por un lado los humanos y por otro lado los no humanos y que entre ambos empieza una danza de poder. Lo que va a quedar de ese ida y vuelta es lo que nos ayude no a hacer mejor nuestro trabajo sino a estructurar nuestra experiencia humana: somos las conversaciones que tenemos.

ChatGPT quiere aprender de nosotros pero nosotros queremos usarlo, esa es una forma incorrecta de tener una conversación. ChartGPT no nos va a quitar el trabajo, lo va a hacer mejor pero para esto tenemos que pensarlo como si hubiésemos contratado a alguien muy senior; piensen a ChartGPT como un coworker.

Si necesitas tener un nuevo insight sobre tu categoría, no le digas “dame un nuevo insight”. Preguntale por los problemas de tus consumidores y ensayá soluciones. Pedile que te responda como si se lo explicara a tu madre o a tu hijo y que detalle el problema o desafío que tiene esa persona. Pedile que profundice en una parte de la respuesta y luego que la resuma en una oración. Y cuando estés satisfecho, que te lo cuente cómo lo contaría Steve Jobs.

Les comparto un ejercicio, le pregunté a ChatGPT su pensamiento sobre los limpiadores faciales. Y me respondió: “Limpiar tu rostro es la clave para desbloquear una piel sana y feliz: es como darle a tu piel un tratamiento especial que mejora la eficacia de otros productos para el cuidado de la piel y garantiza un lienzo impecable, lo que da como resultado una rutina notable y esencial para su bienestar general.”

Esta respuesta que en principio no aporta nada nuevo me sirve para pensar en tres ideas: “piel feliz”, la piel como “un lienzo impecable” y la idea de “rutina de bienestar general”. ¿Pero qué puedo sacar en limpio de esta interacción que le sirva a mi marca?

Algunas ideas pueden ser:

Poner a los consumidores -y no la categoría o mi marca- en el centro de la conversación.

Buscar una mirada general y exhaustiva de los problemas de las consumidoras.

Aprender de soluciones que desconocía.

Recibir una forma de estructurar el mensaje como para contar la solución.

Tener una síntesis que me acercó a un posible camino de respuesta.

Finalmente, conocerlo desde una perspectiva que no es la mía (la de Steve Jobs) pero podría haber sido la de una amiga, una madre o una persona de la generación Z.

Hoy las empresas usan ChatGPT como chatbox, para mejorar sus códigos, para refinar sus comunicaciones externas, para diagramar lanzamientos pero nada de esto funciona si no ponemos a nuestro destinatario en el centro y le hablamos en su propia voz. La invitación que nos hace ChatGPT no es a que le entendamos, es a dialogar con él y, a partir de ese diálogo, entender más y mejor a otros humanos, dialogar mejor con ellos, más efectivamente, más asertivamente.

Los invito a tener una experiencia humana con ChatGPT, una charla cotidiana, de cosas que nos pasan en el día a día, de cosas que no sabemos cómo resolver. Y luego de la primera pregunta, como el mejor periodista, podamos preguntar y repreguntar. Quizás, en esta danza de preguntas y respuestas aprendamos algo, no de la inteligencia artificial sino de la charla. Porque al fin y al cabo, sean personas, marcas o compañías, la humanidad siempre avanzó conversando.

*Partner y director de estrategia de Fogdog Argentina.

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