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Opinión ANÁLISIS. POR GABRIEL CAMILLI

Más ingenios militares en Ucrania: Los drones kamikaze

La guerra, y esta no es la excepción, suele impulsar el desarrollo de nuevas tecnologías, armas y mejores defensas.
Gabriel Camilli

Por Gabriel Camilli

Continuamos analizando diferentes aspectos y consecuencias de un conflicto que ha llevado la guerra donde estallaron los mayores conflictos de la historia: en el corazón de Europa.­

Podemos decir que este es el primer ejemplo de “guerra sin restricciones”: caracterizado por la suma de los combates sobre el terreno, las dinámicas internacionales que involucran a potencias regionales y mundiales, los efectos económicos indirectos para sectores cruciales como la energía y los alimentos, las sanciones y las nuevas rivalidades políticas que cambiarán el escenario internacional en el mediano y largo plazo.­

La guerra, y esta no es la excepción, suele impulsar el desarrollo de nuevas tecnologías: la mayoría de los “ingenios militares” son armas para utilizar contra el enemigo y mejores defensas para los soldados.­

El ámbito de los estudios histórico militares recientes se vincula a las Lecciones Aprendidas como la búsqueda de conocimiento y/ o entendimiento adquirido producto de la reflexión sobre una experiencia o proceso realizado sobre un hecho determinado ,las cuales pueden ser positivas o negativas, pero dejan una enseñanza. Como un aporte al debate de la defensa nacional, en estos momentos estamos analizando la Guerra de Ucrania. Hoy nos parece oportuno rescatar nuevos “ingenios militares” y su comportamiento en la actual conflagración bélica.­

El conflicto en Ucrania nos ha hecho familiarizarnos con varios tipos nuevos de armamento: misiles hipersónicos Kinzhal rusos, lanzacohetes múltiples Himars, drones pequeños y grandes.­

Drones kamikaze­

Hoy trataremos de explicar que son los “drones kamikaze”, o más propiamente llamados municiones merodeadoras, ya que cobran especial importancia debido a los ataques llevados a cabo en los últimos días por el ejército ruso.­

El uso militar de estas herramientas no es nuevo: fueron usados en Siria, fueron utilizadas con éxito en el reciente conflicto de Nagorno Karabaj por los azeríes, que las utilizaron como “artillería voladora” para atacar vehículos y posiciones de artillería. Eran principalmente vehículos aéreos no tripulados de fabricación israelí, que se utilizaron junto con los UCAV más grandes (vehículos aéreos de combate no tripulados) Bayraktar TB2 fabricado por Turquía. Estos últimos no son drones “kamikaze” y alcanzan los objetivos con su carga de guerra compuesta por munición de lanzamiento de precisión. El éxito de los drones israelíes en Nagorno Karabakh ha llevado a los diseñadores rusos a acelerar la creación de armas similares, y aunque Rusia todavía va a la zaga de los principales diseñadores de municiones merodeadoras, la guerra en Ucrania les permitirá refinar las tácticas de uso y corregir cualquier deficiencia en el diseño de estos instrumentos de guerra.­

En el conflicto en curso, sabemos con certeza que el ejército ruso está utilizando drones kamikaze de fabricación iraní: se trata del Shahed-136, o Geran-2 en el nombre ruso. Los datos técnicos disponibles públicamente para este UAV son fragmentarios y muy probablemente exagerados, en términos de alcance. El Shahed-136 tiene una longitud de 3,5 metros, un peso de 200 kilogramos incluida la ojiva explosiva y según informan los fabricantes vuela una distancia máxima de 2500 kilómetros alcanzando una velocidad de 185 km/h. Se lanza desde un bastidor que lleva cinco de ellos, en un ligero ángulo con respecto al horizonte. En la fase inicial del vuelo es acelerado por un cohete (booster) que se deja caer casi inmediatamente después del lanzamiento, luego se enciende un motor convencional con una hélice de empuje.­

Según nos relata The Economist: “Las explosiones del 18 de octubre sacaron de la red a la planta de Dnipro, aunque la mayor parte de la energía se restableció en cuestión de horas. El mismo día, drones de fabricación iraní atacaron la ciudad de Kryvyi Rih, a unos 150 km al oeste, donde unos días antes un dron había golpeado una subestación eléctrica, amenazando con dejar sin luz un hospital. Hubo más ataques con drones y misiles en todo el país. En Kyiv cortaron el suministro eléctrico en una parte oriental de la ciudad. Los ataques de Rusia a las ciudades de Ucrania, más de 400 desde el 10 de octubre, marcan un nuevo giro en la guerra, con la intención de paralizar la infraestructura del país y desmoralizar a la población a medida que se acerca el invierno. El presidente Volodymyr Zelensky dice que Ucrania ha perdido el 30% de sus centrales eléctricas y ha instado a la gente a ahorrar electricidad”. (https://www.economist.com/europe/2022/10/11/how-the-west-is-helping-ukraine-beat-russias-missiles).­

Todo esto forma parte de las llamadas operaciones profundas (que hemos explicado en nuestro artículo de La Prensa (16.10.2022) y son respuestas a los ataques y sabotajes que Ucrania ha realizado por ejemplo en el puente de Kerch.­

¿Cómo puede un ejército proteger a su propio pueblo de misiles o drones kamikaze?­

No es posible proteger la propia población e infraestructura en todo el territorio de un estado. Esto requeriría un escudo protector en todo el país.­

Sin embargo, sería concebible proteger ciertos lugares y objetivos contra esta forma de amenaza, por ejemplo, infraestructura crítica como una refinería, o una central nuclear. Sin embargo, debemos considerar que una protección del 100% eficaz, tampoco es posible.­

Para tener en consideración. Primero se necesita saber cuál es exactamente la amenaza: ¿son misiles balísticos, misiles de crucero o drones? Esto es una tarea de inteligencia.­

Por ello en el campo del reconocimiento, se intenta detectar la amenaza a tiempo utilizando sensores en una amplia gama de distancias y altitudes. Esto se hace mediante sensores de radar, sensores ópticos, radiogoniometría, sensores acústicos y otros sistemas.­

Luego se debe tomar una decisión para saber qué sistema de armas se utilizará para protegerse de la amenaza. Dependiendo de la amenaza, se suelen utilizar ondas electromagnéticas, cañones o misiles. En un futuro próximo, también es concebible el uso de láseres contra amenazas desde el aire. Capacidad y técnica en desarrollo en varios países.­

Esta interacción se asegura en el marco de un “Sistema Integrado de Defensa Aérea”. Este es un sistema muy complejo en el que todos los componentes deben trabajar juntos. En Israel, el sistema “Cúpula de Hierro” se utiliza para defenderse de estas amenazas hasta una distancia de 70 kilómetros y el sistema “Honda de David” para defenderse de ellas a distancias de 70 a 300 kilómetros. La defensa contra misiles balísticos es posible, por ejemplo, con el sistema estadounidense “Patriot” o el sistema israelí “Arrow 3”.­

En estos tiempos, el canciller alemán Olaf Scholz pidió un sistema de defensa aérea europeo en el que los países vecinos puedan participar y así hacer una contribución.­

Vigencia del sistema de armas combinadas­

En la actualidad está claramente en desarrollo el “sistema de armas combinadas”, los soldados de todas las ramas de las fuerzas armadas trabajan juntos con todas sus habilidades, en todas las áreas de la guerra: en tierra, en el aire, en el agua, en el espacio, pero también en el área digital, en Internet y en el entorno de la información.­

Esta interacción comienza con las tropas terrestres, quienes se apoyan mutuamente durante las operaciones, por ejemplo, cuando formaciones mecanizadas en tierra reciben apoyo de aviones, drones o helicópteros. Esto continúa al más alto nivel, por ejemplo, en el reconocimiento por satélite, las comunicaciones digitales o el uso de bombarderos estratégicos y misiles balísticos intercontinentales.­

El autor es Cnl My (R) - Director de Elevan.­

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