
El otro día hablaba sobre la fuga de talentos y las posibles soluciones para evitar una nueva oleada de renuncias.
Seguí investigando y me recomendaron el libro de Andrés Oppenheimer, "Cómo salir del pozo".
En él, una entrevista llamó mi atención:
Un ejecutivo europeo mencionó que cuando inició la guerra entre Rusia y Ucrania, fueron los empleados quienes obligaron a la empresa a cerrar sus operaciones en el país.
"Hoy en día le tenemos más miedo a nuestros empleados que a nuestros gobiernos".
Qué significa esto para las empresas?
En un mundo donde los empleados tienen cada vez más poder de influencia, se tienen que revisar algunas cuestiones:
La clave no es controlar, sino conectar.
✔️ Escuchar genuinamente a nuestros equipos.
✔️ Adaptarnos a sus valores y prioridades.
✔️ Crear un propósito compartido que inspire tanto dentro como fuera de la organización.
Porque cuando los empleados sienten que forman parte de algo más grande, el compromiso no se exige... se construye.
Están las empresas preparadas para este cambio de paradigma?
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