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Opinión VOCES

Ucrania se prepara para una guerra larga

Ucrania necesita una base industrial para poder alimentar esta guerra con recursos. Pero los rusos iniciaron una campaña aérea estratégica que intenta afectar la infraestructura crítica, el suministro de energía.

 Gabriel Camilli

Por Gabriel Camilli

Coincidimos con muchos analistas acerca de que la guerra irrestricta europea será larga. Entre otros, el analista R. Fraga resume los siguientes datos: “El presidente Vladimir Putin, hablando en el Foro de Vladivostok, sostuvo que está por delante una guerra extensa y que continuará mientras Ucrania tenga hombres para pelear y armas para usar. El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que la guerra de Ucrania será larga y que tiene un final incierto, exhortando a los países de la OTAN a incrementar su gasto en defensa. El Jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Mark Milley, también hizo afirmaciones respecto a que la guerra se prolongará. La iniciativa diplomática del Vaticano para crear condiciones para la paz en Ucrania, realizada desde junio en forma paralela a la contraofensiva, no arrojó resultados concretos”.

Como vemos, desde diferentes y variadas perspectivas hay un lugar común: una guerra larga.

Ucrania debe prepararse para una guerra larga. ¿Qué significa eso? Por ejemplo (Un tópico entre otros tantos) que Ucrania necesita una base industrial que funcione para poder alimentar esta guerra con recursos. Pero el dilema es que los rusos iniciaron una campaña aérea estratégica el 10 de octubre del año pasado.

Esto intenta afectar la infraestructura crítica y, en el siglo XXI, eso es principalmente el suministro de energía.

Y ello provocó que entre el 50 y el 60 por ciento del suministro eléctrico quedara destruido o gravemente dañado.

Ucrania necesita ahora un interior seguro, protegido de tal manera que pueda volver a desarrollar su capacidad industrial, si quiere evitar estar siempre en una dependencia absoluta de Europa y los Estados Unidos.

Ese es el caso en este momento. Se pueden producir pequeños drones a gran escala, pero ahora la capacidad realmente industrial para operar una fábrica de tanques, de municiones o material más sofisticado es un desafío.

En concreto, esto significa que Ucrania necesita sobre todo defensa aérea para poder proteger su territorio, que es enorme. Con los sistemas ya entregados desde Occidente, existe el dilema de que estos sistemas no son suficientes para cumplir dos tareas principales al mismo tiempo, a saber, proteger a las fuerzas en el frente de amenazas como los drones Lancet y proteger la profundidad del país y las ciudades, pero también instalaciones importantes como aeropuertos de amenazas de orden estratégico como los misiles Kalibr o los drones Shahed.

Y lo que se ha logrado hasta ahora en materia de defensa aérea es demasiado poco si se tiene en cuenta que el nivel de producción rusa de misiles de crucero no sólo ha alcanzado el nivel de antes de la guerra, sino que incluso ya lo supera.

Además, vemos que los rusos quieren poner en funcionamiento una fábrica de drones que podría producir seis mil drones de origen iraní lo que, por supuesto, significa que todos estos drones tienen que ser derribados primero, porque si impactaran producirían un daño importante. Es importante destacar la gran cantidad de sistemas de defensa aérea que se necesitan para “cubrir” objetivos críticos de alto valor estratégico. Por supuesto, eso es difícil porque habría que crear una lista de prioridades. Para ello se deben responder preguntas tales como: ¿Qué se quiere proteger? ¿Por ejemplo las ciudades, la población, la industria? Esto determina las cantidades y de allí se establecen las prioridades. El hecho es que lo que hay ahora todavía no es suficiente para ofrecer esta protección a largo plazo. Estamos ante “una manta corta”.

Es cierto que el sistema de defensa antiaérea de Ucrania tiene una tasa de efectividad muy alta, o sea alta eficacia, pero es suficiente si uno de cada 10 drones impacta, por ejemplo, si un dron golpea un transformador de 750 kVA, lo destruye y es de difícil reposición. No se consigue en cualquier ferretería, esto tiene que producirse y solo se puede entregar en un par de años su reemplazo, en las circunstancias actuales.

Hay suficientes casos documentados en los que se puede ver que los rusos, esencialmente, dieron en el blanco. La situación estratégica.

En este marco de situación, el presidente Zelensky está urgido a conseguir dinero del sector privado estadounidense, pero se expone a un posible rechazo del Congreso. Hay síntomas de que se está rompiendo el dique del apoyo occidental unificado a Ucrania, y el momento no podría ser peor para Zelensky.

Para completar el cuadro, el miércoles pasado por la noche llegaron noticias desde Polonia que podrían cambiar todo el curso de la guerra. “Polonia ya no armará a Ucrania para centrarse en su propia defensa”, anunció el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, pocas horas después de que Varsovia convocara al embajador de Ucrania en relación con una nueva guerra por el grano bloqueado, según la AFP. Varsovia fue (hasta ahora) el partidario más leal de Kiev en la guerra entre Ucrania y Rusia durante más de un año y medio.

Algunas observaciones

Pese a la ayuda occidental, la disparidad económica, militar y demográfica en favor de Rusia sigue siendo abrumadora. La economía rusa se encuentra mayormente intacta, a pesar de la gran cantidad de sanciones que los poderes occidentales y sus aliados le han impuesto.

Desde el punto de vista de los Recursos Humanos disponibles, Rusia posee un mayor potencial de movilización. Las contraofensivas exitosas de Ucrania en los meses pasados (en el Donbas y en Kherson en 2022) se dieron en condiciones de coyuntura muy favorables, que difícilmente se puedan repetir en el futuro.

La capacidad de la industria militar occidental para abastecer a Ucrania de municiones y sistemas de armas críticos está siendo sobrepasada. “La economía basada en servicios no es lo más adecuado para enfrentar una guerra entre Estados, y Ucrania, antes de esta guerra, transformó su economía de industrial a exportadora de bienes primarios y servicios. Hoy depende del abastecimiento y del mantenimiento de la OTAN”, según relata el Cnel J. Duran. Los tanques y aviones prometidos, son insuficientes, en cantidad, como para hacer una diferencia crucial y tardarán meses en ser entregados.

Inquietantes declaraciones

La última edición de The Economist describe cómo será la próxima fase de la guerra de Ucrania. El periódico comienza reconociendo finalmente que la contraofensiva –que ha estado promocionando durante meses– ha sido un fracaso catastrófico: “Ucrania ha liberado menos del 0,25% del territorio que Rusia ocupaba en junio. La línea del frente de 1.000 kilómetros apenas se ha movido”.

Por esto murieron 40.000 ucranianos (estimación oficial, por lo que probablemente sean más). Y lo que es peor, esto era totalmente predecible... y de hecho había sido predicho. Sin embargo, The Economist continúa diciendo inmediatamente que: “Pedir un alto el fuego o conversaciones de paz no tiene sentido. Vladimir Putin no muestra signos de querer negociar e, incluso si lo hiciera, no se puede confiar en que cumplirá el acuerdo. Cualquier alto el fuego sería simplemente una pausa para rearmarse y prepararse para atacar nuevamente. Si los ucranianos dejan de luchar, podrían perder su país”. Esto es interesante porque es Rusia la que, en los meses y semanas previos a la invasión, buscó repetidamente una solución diplomática para evitar la guerra, sólo para ser rechazada sistemáticamente por Occidente. “El compromiso continuo de Putin con una resolución pacífica de la crisis ucraniana era... evidente”, escribe el historiador Geoffrey Roberts en un estudio para el Journal of Military and Strategic Studies: https://jmss.org/article/view/76584/56335. Y es Rusia la que, en las semanas posteriores a la invasión, participó en varias iniciativas diplomáticas que fueron sistemáticamente saboteadas por Occidente. En cuanto a utilizar el alto el fuego como estrategia para rearmarse, bueno, eso es exactamente para lo que Ucrania y Occidente han admitido haber utilizado los acuerdos de Minsk (https://unherd.com/thepost/were-the-minsk-agreements- diseñado para fallar/), por lo que, en el mejor de los casos, esto parece un caso clásico de proyección. Dicho esto, es cierto que llegar a un acuerdo ahora es más difícil porque el descarrilamiento de las conversaciones de paz por parte de Washington al comienzo de la guerra ha permitido a Rusia obtener una ventaja táctica que ahora hace que un acuerdo negociado sea mucho más difícil de lograr.

Luego de 19 meses

Se observa claramente un efecto de desgaste sostenido, la caída de los suministros de armas y municiones o la ausencia de un éxito rotundo y decisivo para las fuerzas armadas ucranianas con apoyo de la OTAN podría significar que Ucrania se vea obligada a entrar en un alto el fuego a finales de año, de manera análoga a la guerra de movimiento inicial y la posterior la guerra de trincheras que culminó en el acuerdo de armisticio resultante en Corea en julio de 1953. Ucrania y los aliados occidentales están tratando de evitar este desenlace a toda costa.

GUERRA DE UCRANIA

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